Hay verdades que duelen, como por ejemplo que la competitividad en el teatro siempre ha sido brutal. Pero hoy es más exigente si cabe. Son miles los actores que pretenden vivir de la máscara. Por eso, hacer teatro de aficionados hoy pierde su sentido lúdico y surge la esquizofrenia: se combate desde los textos al capitalismo, pero incluso los aficionados nos sometemos a dicho sistema de competitividad sin cuartel para representar en pueblos perdidos por dos duros de cachet: Cien obras se presentan, cinco o seis se seleccionan, y no siempre bajo criterios de calidad, sino de oportunismo, como ocurre en los sistemas más “liberales”. Mercado, oferta, demanda y lucha contra el sistema. Curiosa contradicción. Y con criterios discutibles, que dicen mucho de la incapacidad cultural del jurado en esos pueblos.
Y el actor aficionado se deja ya no la piel, sino la vida
Sí, son verdades que duelen. Duele decir que el actor se deja la vida misma para amortizar su trabajo con suficientes representaciones que compensen esfuerzo e inversión.
Por otro lado, el artista debe doblar la cerviz no sólo ante el gusto de un público cada vez más descerebrado, caprichoso y televisivo, sino ante la política obligada por el poder fáctico de quienes contratan.
Porque cultura es hoy sólo política. Ya se represente “Viriato”, “las Troyanas”, “Ben Hur” o “Jane Eyre”, es obligado hablar de refugiados sirios, feminismo o similares temas de batalla electoral, sin que venga a cuento, cogiendo por los pelos la historia.
Muchos directores lo harán por convicción, pero ¡cuántos más hay que versionan para poder comer!
Se argumenta que son adaptaciones actualizadas a problemas de hoy, pero tiene un tufo a bajada de pantalones para logar la subvención, la contrata o acaso tan solo la sonrisa beneplácita de quien manda. Es servidumbre, enmascarada de falsa denuncia.
Además, el creador hoy debe achantarse ante los nuevos inquisidores que ha puesto líneas rojas a algo tan libre como el humor. Y el escritor se la tiene que coger con papel de fumar, gracias a la nueva censura.
(También publicado en prensa papel La Voz del Tajo 29 de marzo de 2019)
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