Hay dos cosas que podemos hacer este año, por probar, a ver qué pasa. Lo primero pensar de otro modo. Si usted es pesimista, procure ver la vida de otro color. Si es tan optimista que roza lo superficial, procure ser más realista para que no le pille el toro de la verdad. Si lo miran, ambas posturas son un autoengaño. Igual se autoengaña un pesimista que un optimista, cambiando su visión.
Lo segundo que podemos hacer
es querernos un poco más. Piense que el amor propio se basa en pequeños triunfos. Si pretendemos metas altas, nos pegaremos el castañazo y nos frustraremos. Si pensamos que nos hemos conformado con metas pequeñas, también nos frustraremos así que no eche su cuarto a espadas en el triunfo.
Porque lograr o no lograr es cuestión de acierto, no sólo el resultado del esfuerzo. Mejor centrarse en el proceso que en el resultado. Si en conciencia usted ha hecho lo que debía y el triunfo no llega, cuestión de suerte, debe dar por válido y positivo el resultado. Piense que por cada persona de éxito hay miles que se quedaron atrás.
El esfuerzo con su colofón de resultado es cosa del capitalismo que quiere esclavizarle. Con el esfuerzo y su responsabilidad ante sí mismo, basta, siempre que se sienta satisfecho con el trabajo realizado y sea sincero con ese esfuerzo, no se engañe. Si esos objetivos son demasiado pequeños o grandes para que su orgullo se sienta satisfecho… no es el baremo a aplicar, sino el esfuerzo realizado, sin logros. Mire a las estrellas y piense que con un poco de azúcar para endulzar la vida, basta. Procure que sólo usted sea a quien deba rendir cuentas. Lo demás, que sea disfrutar.
Feliz año.
También publicado en Prensa Papel La Voz del Tajo de Talavera de la Reina el 30 de diciembre de 2016)
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