Representación de Cucko, cuando lo efímero se detiene, en Mérida, Sala Trajano, 7 de junio 2019.
Hay personas que aman al teatro y hay personas que, amando el teatro, quieren vivir de él y tienen miedo a fracasar como empresa. Esa es la diferencia entre el teatro popular popular y el teatro popular no popular. Me explicaré.
EL TEATRO POPULAR-POPULAR. EL TEATRO EMPRESA.
Pese a estar interpretado e ideado por personas que aman al teatro, sin embargo, este tipo de teatro empresa tienen esa otra parte de negocio y de miedo. El teatro popular como negocio imagina a un espectador no aficionado y de risa fácil. Elimina, por tanto, riesgos teatrales en sus creaciones. Quiere ser “popular mayoritario” y se equivoca. Y al final sucede que el producto es insuficiente y tiende a chabacano. El recurso fácil de estos productores es la comedia de enredo, matrimonial, el mensaje sin aristas, lineal, bien pensante.
EL TEATRO POPULAR NO POPULAR.
Sin embargo, si eres un actor sin miedo a perder dinero, que ama el teatro y suma a su amor por las tablas el amor por el riesgo teatral, por la aventura de la producción, probablemente te conviertas en un gran artista. Estos actores y productores no se dirigen a un espectador vulgar y poco inteligente. No consideran al público como unos ignorantes teatrales sin capacidad para entender los retos y las complicaciones. Ejercitan, eso sí, un teatro igualmente popular, pero dirigido a un público inteligente, amante del riesgo, ávido de novedades y capaz de apreciarlas, capaz de comprender dónde está la calidad y por qué. Con ese objetivo, la producción cambia y la calidad es mayor. Y Cucko, la producción de Francis J. Quirós, pertenece a este segundo ejemplo de actores de calidad, hombres de teatro arriesgados y a la vez populares. Vayamos con su producción.
CUCKO, CUANDO LO EFÍMERO SE DETIENE
Cucko, cuando lo efímero se detiene, es un trabajo clásico de la pantomima de clown. No suelo tener ocasión de ver muchos trabajos de este tipo, muy diferentes a teatro convencional. Todo un género. Por eso no puedo comparar ni decir si es mejor o peor este clown. Quirós me ha gustado. Principalmente por cinco o seis resortes que aquí destacó, como los mejores de la propuesta.
PRIMER RESORTE, DE MENOS A MÁS.
Hay scketches, para mi sorpresa, que siguen haciendo gracia por muy conocidos que sean. La caja pesada que lleva dentro una cosita pequeña es un chiste de payaso visto mil veces y sigue teniendo gracias. Uno duda de la inteligencia del espectador que se ríe todavía por ello. pero bueno, el teatro popular es así. Siempre hay alguien que no se espera un chiste contado millones de veces. Es el gran enigma del teatro.
Pero vamos con los resortes. Decíamos que el primero es este, la evolución de la idea teatral de menos a más. Y sí, ocurre eso. Al principio los chistes son conocidos, los gestos y las pantomimas las has visto más de una vez y se suceden. Se ven con agrado, pero temes que acabe aburriendo si solamente siguen sumando.
Por suerte no es así. El payaso quiere tocar la guitarra. Arma la de Dios con los preparativos y la acumulación de ellos, por la simple suma de posibilidades, va llamando nuestra atención, incrementando la calidad del desarrollo. Porque a través de esta suma de momentos vemos la gran calidad del artista que es Francis J. Quirós.
El número de la guitarra acaba y continúan otros como son el viaje en el coche, la llamada de teléfono, la visita al edificio, etcétera. Se suman los números y también la inteligencia teatral. La distribución de dichos efectos es cada vez más sorprendente y la obra «sube». Un error hubiera sido dar mucho al principio he ir luego desinflarse. La inteligencia de Quirós lo evita al colocarlo en orden correcto increscendo en interés.
SEGUNDO RESORTE, EL ANTAGONISTA.
Aunque al principio aparece como simple ayudante de la tramoya, el personaje de la chica con careta interpretando a un hombre soso, funcionarial, desagradable, pastoso, cómico precisamente por su falta de gracia y su carácter lento y ordinario se contrapone al personaje vivaz y simpático del protagonista. Es otro de los grandes aciertos de la obra, convertir el monólogo gestual en un diálogo de silencios y sucesos que los enfrentan.
TERCER RESORTE INTELIGENCIA TEATRAL.
Aunque la técnica del bufón es la que es y sus recursos son los que son, a veces demasiado conocidos para que nos sorprendan, J Quirós lo maneja con soltura. La construcción de una silla de oficina con ruedas a modo de coche con un volante, la idea de simular el motor con una turuta, el diálogo telefónico, el uso de los dedos y de las marionetas como sustituto de sí mismo son recursos conocidos pero bien alternados y conjugados.
Porque aparte de la buena factura, la profesionalidad de J Quirós y todos los que le acompañan, el principal motivo de del buen resultado final es la correcta y el bien medida composición argumental de las historias.
CUARTO RESORTE. CALIDAD DE ACTOR.
Dentro de esa profesionalidad está esa capacidad para componer con limpieza y vistosidad su personaje. Un vestuario de vagabundo con mitones, trajes muy estéticos y esa barba y pelo largo que le da un aspecto muy particular.
Un trabajo de clown bien medido y limpio, gestos de la cara bien definidos en cada tramo y unos ojos vivaces y tiernos, con una mirada inteligente que se dirige a uno y otro lado indicando con esta posición y expresión sentimientos e intenciones. Con un simple cambio de movimiento de ojos, mirando hacia arriba con desesperación, hacia un lado y otro con duda o abriendo mucho los ojos en muestra de asombro, y sin ensuciar, Francis encandila y nos subyugan con su interpretación.
QUINTO RESORTE. CAPACIDAD DE IMPROVISACIÓN.
En todo creador, escritor, pintor, poeta, actor, lo que sea, el espectador suele disfrutar cuándo detecta detrás a una persona inteligente. Francis J Quirós es inteligente, muy inteligente. Y eso se nota aún más en las improvisaciones.
Usando el conocido recurso de sacar a gente al escenario e interactuar, el payaso Cucko sacó a dos o tres. Supo sacar el jugo a los errores y la falta de entendimiento entre actor y pobre señor que subía. Quizá uno de los números más descacharrantes, por natural, por improvisado, por inesperado y por qué irrepetible fue alguno de esos momentos. Ahí fue donde confirme lo que sospechaba. Estábamos viendo a un gran artista.
ALGO QUE MEJORAR.
No todos son parabienes. De todas formas. Aunque, en efecto, como he dicho, los recursos se van sumando con inteligencia y aunque los sketches son cada vez más interesantes, sí cabría pensar el argumento un poco más. Los recursos de clown tapan la historia, pero si analizamos el fondo de todas pienso que se les podría haber sacado más jugo al desarrollo.
ESTÁ CONVENCIDO Y DISFRUTA.
Pero el resorte más eficaz es su fe en el producto que ofrece, y vuelvo al inicio. Y no quiero recordar artículos anteriores que he subido en este blog sobre teatro (artículos bien recientes). Pero sucede que hay producciones del teatro popular-popular a los que se le ve el miedo al fracaso y la falta de convicción de quién produce, de quién pone en escena y quién teme el fracaso económico.
Por el contrario, Francisco Quirós no tiene miedo. Disfruta con el teatro que está haciendo y no se le ve reprimido. Eso se transmite al espectador. Se le nota feliz haciendo y jugando al teatro. Por eso percibimos, pese a que la obra ya ha acabado, que Francis quieres seguir ahí arriba, tocando la trompeta, saltando, brincando y finalmente haciendo un homenaje a Tricicle y su número de soy un truhán, soy un señor, esta vez con la canción de Jeanette, “porque te vas”.
CONCLUSIÓN
Un actor muy recomendable, una producción, Cucko, cuando lo efímero se detiene, muy interesante que no deben perderse. Se puede pasar una buena tarde de teatro con Cucko.
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