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Sé que vienes de una universidad de izquierdas y te has creído que todo el país es Somosaguas, radicales mayoritarios y minoría facha, pero no. Por más que grites, hay un voto oculto de gente pacífica, ahora acojonada contigo. Porque sí, la gente comulga con eso que dices contra la casta y la corruptela, pero te tiene miedo. Dices que es la casta la que crea el miedo hacia ti pero ¿no será tu radicalismo? No te sorprendas cuando saques menos votos de los que esperas, la gente no quiere follones y tú eres como ese amante priápico que somete a la moza a unos magreos desorbitados pero ¿por cuanto tiempo?

Tu amante, (España, con perdón) está confusa y excitada. Los primeros meses serán pasionales, pero el sexo duro político no resulta.

chalet pablo Iglesias Cuando pase la novedad, te pedirá un amor sosegado y se preguntará qué tenemos que ver con Venezuela. ¿Contigo en el poder podrá uno (por ejemplo) ser de derechas sin que le pase nada? ¿Podrá criticarte con dureza «el Jueves», si llegas a presidente, sin que les encarceles? Deberías aclararlo, porque con Maduro no pueden. Y, a ser posible, sin tragarnos tus discursos, porque muchos no tienen tiempo de ver tele, pero ven en el zapping tu exceso de vinagre.

Esa espuma de lujuria (tictac, tictac) es el «Sálvame» electoral e irá desinflándose el suflé. Has pillado a la titi por sorpresa y quieres boda de urna antes de que se dé cuenta pero, ¡joder, que existe el divorcio! y, aunque nos casemos contigo, un día descubriremos que tampoco eres tan musculoso. Te estás convirtiendo en un dios y a los españoles nos encanta cagarnos en nuestros dioses. ¿No sería mejor un amor rutinario, dándole tiempo al tiempo? No, tú: tic-tac. Pues eso, que un día España se preguntará si fuiste el portavoz autorizado del 15-M o un aprovechado. ¿Te apoya el 15-M? ¿Y qué tiene que ver el 15-M con Venezuela?

Dentro de unos años serás como el padre Apeles, que al principio molaba pero luego repetía, como el ajo. Y desaparecerás en cuantito la tele cambie de monigote.