Las cenas navideñas parecen más un concurso de Masterchef que un momento para disfrutar. Las abuelas y el cuñado se disputan el premio. En vez de tirar de lo que saben, experimentan. Y la cagan. Porque ninguno ha hecho nunca un solomillo de corzo con chutney de membrillo pero todo sea por ganar. Así que la carne se les quema y la vichissoise de coliflor y gambas se les espesa. Pero no hay remedio. Es un concurso obligado.
No tienen ni idea de cómo se preparan esos canelones con romesco y salsa de pato del “Semana” o de “Pronto”, pero lo hacen. Hay quien se lo ha bajado de internet, y pone a ello, porque temen al jurado.
Piensan que la familia habrá de exigirles algo rico y original que para eso es navidad y “no vas a hacer lo de siempre”.
Y uno se ve en la angustia.
Y surge el drama. Tía Juliana se pone contenta porque al cuñado le ha salido cruda la codorniz con polenta. Y se relame pensando que en Nochevieja le toca la revancha.
El primo Antonio también espera su turno. Para lucirse en reyes con un “arlequín de pera con frutos rojos y yogurt”.
Es en las cenas navideñas cuando más echamos de menos la tortilla de patatas y un puré de calabacín mondo y lirondo.
Al final, tras la guerra, todos los “Arguiñanos” acaban con la cabeza como un bombo. Se han peleado a su pesar, desean secretamente no tener que pavonearse el año que viene, pero si hay que ir, se irá.
Eso sí, los tres ya habían previsto langostinos cocidos con salsa rosa de bote por si les fallaba la vichissoise.
Pero para cuando llega el plato estrella, nos hemos hinchado a salsa rosa y canapés raros incomibles. Los comensales siempre tenemos esa salida cuando vemos nadar una cosa rara en la vajilla vieja, esa que lleva siglos en el armario.
(También publicado en prensa papel La Voz del Tajo Talavera de la Reina el 21 de diciembre de 2018)
Mi canal de youtube con audiolibros gratis:
IR A MI CANAL DE AUDIOLIBROS gratuitos
Aquí para comprar mi libro de cuentos en amazon (a 0,99)
0 comentarios