PROYECTO DE BEST SELLER
Se dice, se comenta, se especula… que Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, autores de la Bestia, se reunieron un día y se propusieron escribir una novela que contuviera todos los ingredientes “best seller”. Para hacerse con un premio importante, acaso el Planeta, claro.
Ya habían colaborado antes en la trilogía “La novia gitana”, con el personaje de la inspectora Elena Blanco, bajo el seudónimo de Carmen Mola. Ahora se trataba de dar un paso más. Eso se comenta.
Se trataba de redactar una novela con todos los ingredientes de gran venta. Una historia “best seller”.
No sé si es cierto. El caso es que La Bestia, de Mola, contiene muchos de esos “ingredientes”. Ingredientes que suelen ser habituales en este “género” y que nos interesa conocer como escritores, bien sea para aplicarlos nosotros en alguno de nuestros escritos, o bien para abominar de ellos. En todo caso, la información es pertinente y no está demás.
UN POST CON SPOILER
No hace falta avisar, pero por si acaso lo aviso. Este post, como en realidad todos los de esta web, contiene spoiler necesarios sin los cuales sería imposible analizar las técnicas narrativas que usa. Así que advertidos quedáis. Revelo partes del argumento, incluso el final por motivos justificados. Este post (y toda esta web) está destinado a aquellos que ya se hayan leído la novela. O a quienes no les importe que se lo desvele porque prefieren conocer los recursos literarios empledos en cada libro o película que comento. Así que vamos con el análisis.
PRIMER INGREDIENTE. LA BESTIA, UNA NOVELA DE PORTERA.
Con independencia de que La Bestia sea una buena o mala, cosa que decidiremos al final, lo cierto es que se trata de una novela de portera. Con ello me refiero a un tipo de novelas de un lector medio, que le gusta encontrarse siempre los mismos personajes, en situaciones similares, y los mismos trucos narrativos. La Bestia los contiene. Veamos cuales son.
LA NIÑA.
Una niña. Los niños dan mucho juego en el best seller. Una niña de 14 años, y por si esto fuera poco, una hermana de 12. Dos niñas. Dos por el precio de una.
La portera suele enternecerse ante este tipo de personajes. Se angustia si a los niños les pasa algo. No le gusta que corran peligro, pero no se puede sustraer a conocer la historia. Le atrae. La rechaza, pero le atrae. La intriga. La pone en tensión.
Con el personaje de la niña en peligro, el novelista, -los novelistas-, tienen el interés asegurado. Como Juan Gómez Jurado en “el Paciente”.
Es el recurso más intenso que pueden utilizar unos autores mercenarios que pretenden coger al lector por los ovarios, sin que pueda soltarse.
LA NIÑA EN PELIGRO.
Además, la niña está en peligro -como en “El Paciente”-. Puede ser asesinada de una manera cruel, salvaje, por un adulto degenerado.
Usted coloca a una niña inocente junto a un adulto degenerado, y cuanto más degenerado y despreciable sea el hombre, (preferiblemente hombre, mejor), mayor será el enganche. Una regla elemental es que “cuanto más malo sea el malo, más heroica resulta la historia” (literal de Blake Snyder)
El contraste aumenta el interés, la intriga, el desprecio, la emoción, la angustia… Adulto malo-niña inocente. Polos opuestos, ahí está el contraste.
UNAS NIÑAS POBRES.
Claro. Evidente. Los héroes, los buenos, las víctimas son pobres, humildes, sencillos y los verdugos, los villanos ricos, degenerados y moralmente aborrecibles. En este caso, se da.
UNOS DEGENERADOS RICOS, MORALMENTE ABORRECIBLES EN LA BESTIA. (comienza el spoiler)
Porque los villanos, -La Bestia, el villano, los villanos-, son miembros de una secta, los carbonarios, con unas creencias equivocadas. Fanáticos, capaz de matar sin escrúpulos, cegados por tales creencias.
En la mente de la portera, todos esos fanáticos religiosos que creen en cosas absurdas – no católicas, por supuesto, porque lo católico no es absurdo- suelen ser unos villanos que, como tales, son apetecibles para encontrarlos en el relato. Apetecibles para despreciarlos, para cebarse con ellos desde su cómoda butaca, con el libro abierto. Pura apelación al “contrareformismo” de la portera. Para sentir ese maniqueísmo tan confortable que ofrece todo “best seller”.
En contraste, las niñas son un encanto, no pertenecen a ningún tipo de religión ni de secta, son víctimas de ella. Son muchachas normales que se cruzan en su camino con estos indeseables.
La portera se acomoda en la butaca y continúa leyendo.
LA HEROÍNA POLICÍA. EL DETECTIVE AFICIONADO.
Tenemos a Clara, la de 11 o 12 años, en la función de víctima. También tenemos a la pelirroja de 14 años, Lucía, que quiere librar a su hermana del peligro que corre. Función de víctima, objetivo de héroe, y heroína, todo ello sacado de los recursos narrativos habituales de los talleres.
Lucía se convierte en detective y heroína imprevista.
El detective imprevisto, aficionado, o bien obligado a realizar unas pesquisas y resolverlas, suele ser un recurso habitual. Ahí tenemos al profesor de instituto de la serie Rapa, interpretado por Javier Cámara, y a tantos otros.
Su falta de profesionalidad como policía enriquece la historia.
Las dudas, el sufrimiento que implica no tener conocimientos policiales, ni vocación de ello, incrementa el interés del lector al enfrentarse con una psicología dicotómica.
LA HEROÍNA POLICÍA, UNA MENOR.
Por otro lado, es una menor. Más indefensa todavía. Tiene carencias por la edad, además de las propias de un policía aficionado. Ello provoca sufrimientos y tensiones que hacen las delicias de la portera, que vuelve la página y continúa la lectura.
LA HEROÍNA POLICÍA. AMENAZADA.
Y está amenazada. Al menos durante un tramo de la novela, la portera así lo cree. Hay escenas donde la ataca La Bestia, está a punto de morir. La portera sigue leyendo.
LA HEROÍNA POLICÍA. AMOR DE HERMANA.
Tiene que resolver el enigma, es necesario que lo resuelva. A ello le motiva el hecho de que sea su hermana. Su amor fraternal hace que adquiera una fuerza que, de otro modo, no tendría. Y es que el amor de una niña por su hermana menor, de qué manera la protege, incluso físicamente, de qué manera la acaricia, son imágenes que se quedan en la retina de la portera, la cual… ¡continúa la lectura!
LA HEROÍNA POLICÍA. UN ESPÍRITU FUERTE.
A la portera también le emociona ese espíritu fuerte de Lucía. Los autores han pensado muy bien su perfil. Aparte de las dudas y los dilemas psicológicos a que se enfrenta, por su edad, por ser un detective aficionado obligada a investigar, por la situación de angustia en la que se encuentra, es una persona valiente, que no tiene miedo a arriesgarse. Es personaje completo.
LA ENERGÍA DE LA PELIRROJA.
Hemos dicho que la niña pelirroja, heroína de la novela, resulta de gran atractivo a la portera. Menor, buena, indefensa, en apuros, una probable víctima de La Bestia… demuestra en varias ocasiones un gran amor por su hermana y le ponen pasión para encontrarla… es un personaje completo por lo variado, contrastado y contradictorio… Y además tiene una energía impropia de una niña de 14 años. Lo cual la hace única, especial, diferente, lejos de lo ordinario. A la portera le gusta que los personajes sean interesantes.
EL SACRIFICIO DEL HÉROE.
Los autores hacen que se sacrifique por su hermana, cuando ésta aún no ha sido secuestrada, acudiendo a un lupanar y perdiendo su virginidad, para conseguir dinero para ella. Más amor de Lucía por Clara. Sentimientos a borbotones sin vergüenza alguna, pornografía sentimental que hace que la portera se remueva en el sofá de emoción y de disgusto.
LA HEROÍNA DE LA BESTIA SE HACE AGRADABLE AL LECTOR
Lucía pierde la virginidad en aquel prostíbulo y eso descompone a la portera. Pero acto seguido, mata a La Bestia enfrentándose a ella con sus débiles fuerzas y eso la sitúa en una categoría superior. La pelirroja sube de nivel en la estimación de la portera que, ahora sí, queda enganchada definitivamente a la obra. Es capaz y es fuerte, ¡vamos a por ellos, Lucía!
La Bestia es una novela muy inteligente. El perfil de la heroína se muestra en sus acciones, así como el perfil del resto de los personajes.
LOS CUATRO AYUDANTES DE LA NIÑA DETECTIVE, EN LA BESTIA.
1.- DIEGO EL PERIODISTA
La niña detective, como tiene 14 años y está indefensa, de igual modo se busca unos ayudantes que sean del agrado de la portera. La portera, en su imaginario, contempla como ayudante ideal de una niña a un hombre de igual modo indefenso pero que, en igualdad de condiciones, va a arriesgarse por ella para solucionar los crímenes de La Bestia. Un adulto protector. Su perfil es débil, inseguro, para dar emoción a la novela. Pero es insobornable. No se le puede comprar.
Es Diego, un periodista ambicioso que pretende alcanzar la fama solucionando dichos crímenes. Recuerda a Larra. Los autores le ponen el sobrenombre de “El gato”… Y Larra era Fígaro. (Fiero era el gato de Pinocho. En fin).
Empatizará cada vez más con la niña y se convertirá en un ayudante de ella, enriqueciendo su labor periodística con su labor “paternal”.
Un padre protector es ideal para las expectativas de la portera. Protector de una infancia amenazada.
Un ayudante de la niña que tiene dos intereses contrapuestos, el personal como periodista y, más adelante, el paternal.
Las dicotomías, establecer varias motivaciones en los personajes son un buen recurso para trazar un buen perfil. La doble motivación enriquece en la historia.
2.- LA SEÑORA DE VILLAFRANCA, LA DAMA POSTULANTE.
El personaje de la señora de Villafranca, dama postulante que realiza actos de caridad en eventos sociales, es otro de los personajes que ayudan a la niña. Evita que la estafen cuando intenta vender el anillo… La niña no se halla sola y desamparada en su aventura. Este segundo ayudante se muestra como una segunda madre. Y si ya teníamos a Diego, el periodista, con su personalidad, ahora surge esta otra, la señora de Villafranca, desde su distinta posición, que también le ayudará. Padre y madre adoptivos de la huérfana.
(Una huerfanita, que manjar tan delicioso para la portera en una novela best seller como ésta) Seguimos.
3.- DONOSO, EL POLICÍA TUERTO.
Donoso, el policía, que para más señas es tuerto, es un hombre brutal que también servirá como tercer apoyo. La esconderá e investigará por ella. Tercer ayudante improvisado que protege y ayuda a la principal protagonista del conflicto, Lucía, la niña pelirroja.
Estos tres personajes ejercerán, cada uno desde su perfil bien diseñado, la labor de ayudante, a la vez que protector, de las heroínas.
- FRAY BRAULIO (TOMÁS AGUIRRE).
Aunque al principio se nos muestra como un fraile, de extraño carácter, puesto que es cruel, combativo y luchador, finalmente averiguamos que se trata de una identidad oculta de un soldado avezado en batallas. Un carlista, Tomás Aguirre, que retoma la investigación sobre La Bestia y los carbonarios.
En la novela, continuamente, nada es lo que parece.
LOS CUATRO DETECTIVES DE LA BESTIA
Ni Kojak, ni Colombo, ni McCloud, ni Banacek. En realidad, la trama que plantean los autores hace necesaria la conjunción de estos cuatro detectives improvisados para dar con La Bestia. Donoso, el policía tuerto, Diego el periodista, la señora de Villafranca y fray Braulio, (Tomás Aguirre), se alternan sucesivamente. Se pasan unos a otros el testigo de la investigación. Lo cual anima la trama y, aunque hay un personaje que no cambia, Lucía, el hecho de que haya más «policías» investigando enriquece la narración.
Más personajes, más variedad, métodos de investigación variados, psicología variada teniendo en cuenta las distintas personalidades cada uno, por parte de los que intervienen en la aventura.
De este modo, la trama, siendo la misma, cambia de perspectiva usando el método de pasarse unos a otros la pelota. Aportan al desarrollo una variedad incontestable.
Hay un eje principal que lo sostiene, y una variación en el método y la persona que retoma la investigación.
Estos cuatro personajes se conocen, con lo cual se atan bien los mimbres de la historia. El policía, Diego y el fraile se han conocido y han tomado contacto en alguna ocasión. La señora de Villafranca también. De hecho, Diego es amigo del policía tuerto y el fraile los conoció en una aventura de acción.
MOSTRAR, NO DECIR, EN LA BESTIA
En ningún momento los personajes se describen. Los personajes “muestran” lo que son en aventuras concretas que hablan de ellos, para bien o para mal. En esto también se revelan autores profesionales.
EL PRIMER PÁRRAFO DE LA BESTIA.
Pero volvamos al principio para entender cuál ha sido el proceso de la portera.
El primer párrafo de La Bestia plantea, desde un principio, parte de los recursos, los más habituales, de la narrativa de best seller.
Como aperitivo, una niña aparece muerta. El choque emocional que recibe la portera, es intenso. A las porteras les gustan las niñas, sobre todo si aparecen muertas y asesinadas. Suelen recibir muchas sensaciones con respecto a ellas. Despierta su espíritu maternal. Les anima a seguir leyendo.
DOS ESCENAS EXPUESTAS Y SURGE EL CONFLICTO.
A continuación, prosigue la novela con otra niña de 14 años. La portera, que acaba de abrir el libro por la primera página se dice, “esto va bien”, y se dispone a continuar. «Una niña aparece muerta, otra niña es la protagonista… ¡tate, la niña corre peligro!»
La simple exposición de dos acciones, una niña descuartizada y, acto seguido, la aparición como protagonista de una niña de 14 años, nos muestra, ya de por sí una trama, una historia, un conflicto, un peligro. Las víctimas tienen una característica coincidente con la protagonista pelirroja: son menores. Los autores no necesitan dar más explicaciones. Colocan el ácido, por un lado, y la base por el otro. La portera solamente tiene que esperar a que la novela estalle por algún lado con estos dos ingredientes. Dos ingredientes sencillos, que es como mejor funcionan las buenas historias.
VARIAS EXPLOSIONES.
O lo que es lo mismo, puntos de giro. La novela encierra continuas sorpresas. La Bestia y una niña pelirroja de 14 años. Esa será la víctima. Pero avanzamos en la novela y nos damos cuenta de que no, de que la víctima, pese a los peligros que corre la niña, no es ella. No es ella el objetivo. Es la hermana menor. Pero ¿por qué? Mientras no sepamos el porqué, no sabremos que la pelirroja no es el objetivo.
Un nuevo punto de giro nos dará a conocer que el objetivo de los criminales son las niñas que esperan su primera menstruación. Como la niña pelirroja ya ha menstruado, sabemos que no es el objetivo. Pero sabemos que Clara sí lo es.
Ese es entonces cuando dos personajes, que eran simples niñas, adquieren la función, una de víctima, la otra de policía.
La historia va cambiando a cada paso que se da, lo cual anima a la lectura.
La historia ofrece información poco a poco. Tal es el método de las novelas policiacas clásicas.
MÁS EXPLOSIONES.
Explosiones controladas por los autores. El primer detective, Diego, al que seguíamos la pista y del que nos habíamos “enamorado”, muere a manos de los asesinos. Otro punto de giro. La novela gira continuamente respecto a las expectativas que va causando en el lector. (Lucía es el objetivo de La Bestia, luego resulta que no… Diego es el “detective”, pero la novela se queda sin “detective” al morir Diego…)
PUNTOS DE GIRO EN LA BESTIA DE CARMEN MOLA.
Los enigmáticos asesinos aparecen por primera vez cuando precisamente matan a Diego. Es aquí donde la novela da uno de sus giros más sorprendentes. Creíamos de Diego iba a ser, hasta el final, el detective y que solamente al final averiguaríamos el misterio. Eso haría una novela convencional. Pero cuál es nuestra sorpresa cuando se necesita otro detective al morir Diego.
Y cuando sabemos quién es el asesino, la secta de los carbonarios, hacia la mitad de la novela, el policía tuerto y el obispo se alternarán en la investigación y esto provocará el cambio de sentido en la trayectoria de la narración.
Y luego resulta que el obispo no es obispo sino un soldado.
Giros continuos de la trama principal.
LAS SUBTRAMAS. LAS TRAMAS SECUNDARIAS.
A todo esto, existe una trama secundaria con el cólera como escenario. Un entorno de miseria y unos supuestos polvos arrojados por los niños en las fuentes que provocan el cólera. Es una historia que nos habla de la superstición, al igual que la trama principal trata sobre la superstición de beber la sangre de las menstruantes.
NO MÁS DE 10 PERSONAS REUNIDAS.
A todo esto, los autores juegan con la realidad. La pandemia de 2020 provocada por el coronavirus, que impedía la reunión de más de X personas, se reproduce aquí como guiño y alusión pensando que de este modo los lectores se sentirán identificados con la situación y entrarán más fácilmente en el juego novelesco.
EL OBJETO MÁGICO EN LA BESTIA.
Aparte del cambio de papel y de función continuo de los personajes en esta novela, otro de los recursos técnicos que los autores de La Bestia no se privan de utilizar es el objeto mágico. En este caso, dos mazas cruzadas, ya sea en forma de anillo que las niñas consiguen durante un robo al principio de la novela, o bien a través de una insignia que dejan clavada en el fondo de la garganta de las asesinadas. Será una clave para resolver el enigma.
OBJETO MÁGICO, BENEFICIOSO O MALIGNO
En los manuales de técnicas narrativas se describe el “objeto mágico” como un instrumento que bien puede servir para el bien, como un amuleto, o bien puede ser un objeto maligno. Es típico de las novelas góticas jugar con este tipo de instrumentos. En La Bestia, sin saber de qué se trata, la niña pelirroja se lo da a su hermana como amuleto benéfico, pero resulta ser maligno.
También las mazas halladas en la boca de las niñas muertas resultarán un enigma resolver y servirá para relacionar el anillo que tienen Lucía y Clara con los crímenes. Al ser el mismo grabado, se establece la relación.
Por cierto, Lucía muestra su valor al ser ella quien mete la mano en la boca del cadáver para demostrar su fuerza. Mostrar, no decir.
El objeto mágico relaciona. El objeto mágico sirve para averiguar por dónde va el hilo y finalmente hallar con los culpables.
UN FALLO EN EL OBJETO MÁGICO.
Pero ¿no creen que está muy traído por los pelos? Lo que se le escapa a Carmen Mola es que presenta las mazas clavadas al final de la garganta como “prueba” del crimen y sus autores. Cierto que los ritos suelen ser ilógicos y caprichosos, y en eso se basa Carmen Mola para inventarse lo de la insignia en la garganta. Pero se la ve el truco. Necesita una pista que dar a Lucía y se inventa lo de la insignia la garganta, ritual caprichoso e inmotivado.
Forzado, porque se nota que era para cuadrar la historia. Se nota que lo “necesita” para poner en manos de la heroína un objeto que relacione los crímenes y facilite el triunfo de los buenos. La idea no es inteligente.
LOS MASONES.
¿Alguien ha pensado, como yo, que la sociedad secreta que plantea Carmen Mola se parece mucho a los masones? Realizaban reuniones disfrazados con túnicas negras. Y no es que los autores de La Bestia estén queriendo decir nada. Muchas veces, las ocurrencias que uno tiene se parecen demasiado a algo que ya existe en la vida real. Son clichés que se intentan introducir en la novela “best seller” para que el lector se sienta cómodo identificándolos.
Estas ideas llegan a la mente de manera inconsciente y luego, al pensarlas, se revela que ya existían, pero no fuimos conscientes de ellas, produciéndose una comparación impropia, que no pretendíamos. Es una de las servidumbres de la creación y de las que somos tanto víctimas como culpables.
¡“YA LO SABÍA”! ¡Y “NO ME LO ESPERABA”!
Hay dos efectos que se pueden emplear en la elaboración de una trama. Y para ponerles un nombre chulo, hay autores que lo definen como el efecto “¡ya lo sabía!” y el efecto “¡no me lo esperaba!” Tal vez en otro artículo me decida a hablar sobre estos dos efectos en el apartado de técnicas narrativas, aunque no necesitan mucha explicación. “La Bestia” no se priva de utilizarlos. Pasemos a comentarlos.
EFECTO: “¡NO ME LO ESPERABA!”
El efecto “no me lo esperaba” se produce cuando, con mucha sutileza, se hace sospechar al lector de que nos hallamos ante un personaje bueno, sin hacer muchos aspavientos respecto a él, para que no sospeche. El personaje debe mantener un perfil bajo en su máscara de “bondadoso” si quiere sorprender al lector.
Es el caso de Ana Castelar, un personaje que queda muy en la sombra y poco definido con toda intención. Ofrece un perfil bajo para luego convertirse en la mala de la historia.
ANA CASTELAR, LA FIGURA CAMBIANTE DE LA BESTIA.
El efecto “no me lo esperaba” suele producirlo la figura cambiante. Me remito a mi post sobre este recurso narrativo, de los más importantes que pueden emplearse.
Como figura cambiante, Ana Castelar nos sorprende porque es un personaje al que atribuye amor. Se presenta como “buena”. Es la amante de Diego, de quien está enamorado el periodista. La habíamos señalado como personaje positivo. Incluso enseña a leer a Lucía. Los autores dejan que el amor de Diego, personaje indudablemente bueno, por ella impregne de la misma bondad a Ana Castelar. Si Diego Ruiz es bueno y mantiene un idilio con Ana Castelar, la Castelar será buena. Eso pensamos. Como no lo dan mucha importancia, nos olvidamos de este personaje y no lo incluimos en nuestra lista de sospechosos, que es de lo que se trata.
LA SOSPECHA “NO ES LO QUE PARECE” CAUSA INTRIGA.
Hasta que la descubrimos asistiendo a una reunión de la secta y llevando el anillo de las mazas. En principio, es solo una sospecha y esperamos que se desarrolle más adelante. Pero ya intuimos que es la mala.
Carmen Mola nos hace esperar para resolver este enigma que se ha instalado en el lector con esta imagen lejana que La Leona, la madame prostituta, ha percibido a lo lejos. Nos crea una intriga que contiene una gran dosis “no me lo esperaba” como efecto.
EFECTO: “¡YA LO SABÍA!”
El segundo efecto, “¡ya lo sabía!”, se produce en el mismo momento en que descubrimos a la Castelar como villana. Se produce con Jaime Gamoneda. También es miembro de la secta y porta el anillo de las mazas.
Cosa que sabemos, cuando se presenta ante la Leona y la descubre enferma. La monta en una berlina y la lleva a una casa misteriosa, que no es otra que el lugar donde reside la secta demoniaca y donde tienen ocultas y secuestradas a las niñas.
PERO YA LO SABÍAMOS.
Ya sabíamos todo esto. Porque en capítulos anteriores, se nos había dicho que “había un traidor” que señaló a Juana, la hija de Delfina, como una niña no menstruante que debería ser secuestrada en espera de su menstruación. En capítulos anteriores, nosotros, como lectores, buscamos a ese traidor entre los residentes del burdel. Lucía se lo había dicho a la Leona. De una forma burda, por allí apareció Jaime en ese instante y los autores nos lo pusieron a huevo.
ENGAÑANDO A LA PORTERA.
Para que la portera no pierde ripio, acto seguido de decir que hay un traidor, Jaime Gamoneda, se presenta en el prostíbulo como amante de la Leona.
Los autores sueltan una liebre que la portera no tarda en cazar. Pero es una liebre adiestrada. Se pone a tiro de la portera. Sin que ella se dé cuenta de la trampa, cree que ha pillado a los autores en un renuncio. Ha descubierto una figura cambiante, y siente que su proeza es de gran mérito. Pero no lo es. Son los autores quienes han engañado a la pobre portera. Le han puesto una pista fácil y la portera ha pensado que es más lista que la propia Carmen Mola.
Cuando, capítulos después, aparece Jaime, la portera grita, “¡ya lo sabía!”, y su vanidad crece. Los autores se la han ganado por la mano.
DEJÁNDOSE GANAR.
Pero es un espejismo. Los autores han tenido la habilidad de dejarse atrapar y de provocar el efecto “ya lo sabía” que le da la victoria al lector en el “tour de forcé”, para que continué con la lectura.
Al final, éste es el objetivo que se pretende. Y que le guste. Además de convertir a la novela en algo muy recomendable y que funcione el boca a boca.
Porque el efecto » ¡ya lo sabía! » es más eficaz cuando se despierta una sospecha en el lector que al final se cumple. Se juega con las expectativas del lector, se tarda en desvelar el enigma, y al cumplirse estas, se eleva el nivel de dopamina y de orgullo y satisfacción. Es un recurso de los “best Sellers”
LOS CLIFFHANGER
Los “cliffhanger” o ganchos narrativos se utilizan también en “La Bestia”. Son imprescindibles en la nueva narrativa actual.
Consiste en terminar cada capítulo con una frase o en una situación que deje al espectador con el deseo de saber qué pasará después. Es una información a medias, una resolución adoptar por parte de algún personaje, (también un momento culminante, una situación extrema) que supone un riesgo. Una nueva aventura se anuncia tras un “cliffhanger” que se resolverá en el siguiente episodio. El caso es dejar al espectador con la intriga y a la expectativa.
EL USO DEL CLIFFHANGER EN LA BESTIA.
El uso de este recurso se ve al final de cada episodio. Se hace de una manera medida, de tal modo que llame la atención, pero que no suponga un mecanismo demasiado fácil que haga saltar las alarmas de la portera, de tal modo que acabe pareciéndola inverosímil todo, algo forzado.
El secreto del usar bien el cliffhanger en novela es hacer creer al espectador que está ante una crónica orgánica de sucesos que han ocurrido. Por tanto, deben esconderse muy bien los resortes que hacen funcionar el mecanismo, para que no se vea que es un mecanismo.
Los tres autores miden muy bien la intensidad y la frecuencia de los cliffhanger.
EL ARCO DE LOS PERSONAJES DE LA BESTIA.
“La Bestia” ha trazado en su recorrido varias líneas, varias historias paralelas. Cada personaje ha sufrido un arco distinto en su evolución desarrollo.
EL ARCO DE LUCÍA.
Lucía se ha hecho cada vez más fuerte. De ser una niña inocente y tímida, ha descubierto su fuerza interior, se ha ido desengañando del mundo adulto, ha ido desconfiando de él y ha adquirido cada vez mayor valentía.
EL ARCO DE TOMÁS AGUIRRE
El arco del personaje de Tomás Aguirre también ha evolucionado. Cuando era fray Braulio, le vimos como un monje misterioso y brutal que, poco a poco, ha ido definiéndose como un carlista poco convencido y cada vez más generoso, cuando se empeña en descubrir a los miembros de la secta.
EL ARCO DE DONOSO
Donoso también tiene su arco de personaje, puesto que ha pasado de ser un policía orgulloso, algo soberbio, para descubrir el amor con Grisi y, finalmente, la ternura hacia las niñas.
OTROS ARCOS
Lo mismo puede decirse de los personajes menores, como Mauricio, el tullido dibujante que servía en el burdel de la Leona, o incluso Jaime Gamoneda. Todos desarrollan su arco de personaje que va desde una situación psicológica a otra diferente. Los autores cuidan esta evolución, que constituye uno de los secretos de una buena narración, sin la cual quedaría más plana.
En el caso del tullido dibujante, de ser malo, pasa a ayudar a Lucía a escapar de prisión. Figura cambiante por evolución.
En el caso de Jaime Gamoneda, de ser bueno, un ser admirado por la leona, se descubre que es un miembro de la secta. Figura cambiante por descubrimiento del lector. Vuelvo a recomendar el post. Lo tienen también al final del artículo.
EL ÚLTIMO TERCIO DE LA NOVELA.
Siendo esto así, el último tercio de la novela se centra más en la historia, puesto que los personajes ya han llegado al final de su arco. Bien porque han muerto, bien porque se disponen a mostrar este último tramo su evolución psicológica.
TIEMPO DE LOS JUEGOS, SEGÚN ¡SALVA EL GATO!
En una traca final donde los tres coinciden en el Palacio, donde tienen secuestradas a las niñas, los autores se dedican a jugar, según una de las fases de la creación del guion cinematográfico.
En el palacio se disponen a realizar el sacrificio de la víctima que protagoniza la historia, la hermana de Lucía que acaba de menstruar, Clara. Y se entra en una vorágine de acción y puro entretenimiento.
EL RELOJ EN LA BESTIA, TIC TAC, TIC TAC.
Un recurso conveniente en los textos de suspense consiste en que la portera tenga la sensación de que la trama no es eterna, de que el desastre que ha de sobrevenir tiene un plazo perentorio.
Una niña secuestrada, sí, pero su tiempo no es infinito, su secuestro no es eterno. Saldrá de su celda para ser asesinada cuando algo suceda y ese algo lo sabe el lector cuando a los autores ponen en marcha el reloj.
Aunque el reloj se puso en marcha para todas las niñas desde el primer momento, el sonido del reloj le llega al lector cuando sabe el motivo por el que han sido secuestradas. Son niñas no menstruantes que, cuando les llegue el momento de ser mujer, serán sometidas a un ritual donde acabarán sus días de una manera espantosa. Ese es el reloj.
HAZLO MÁS MALO.
Es uno de los consejos de ¡Salva el gato!, de Blake Snyder. Así se expone en este manual para guionistas. Snyder expone, que cuanto más malo sea el malo, más cruel, más heroico será el protagonista. En este caso, Lucía, la pelirroja. Y Tomás Aguirre, también.
A falta de una heroína, dos héroes, por si acaso… igual que figuras cambiantes… hay que llenar la novela de figuras cambiantes, de héroes, de malvados, para variedad al argumento y, de paso, colapsar al lector y ganar el premio Planeta.
La muerte tiene que ser terrible y espantosa, los asesinos crueles y despiadados, y el tiempo perentorio. Son tres ingredientes fundamentales del crimen en un thriller psicológico de Best seller para emocionar y tener a la portera en vilo. Técnicas de guion cinematográfico.
Como decimos, la portera se entera de que a la niña le queda poco tiempo y los héroes, que ignoran que el reloj se ha encendido, no avanzan en sus pesquisas. La portera se pone nerviosa. Y eso es lo que pretende el autor. Eso es lo que un autor debe conseguir, que la portera se ponga nerviosa.
FINAL LLENO DE TENSIÓN CON TÉCNICAS QUE PROVOCAN LA TENSIÓN.
En definitiva, el reloj. El reloj es importante. Porque el reloj, el villano cruel y despiadado, los héroes incapaces, inferiores en fuerzas, la falta de información que, sin embargo, el lector conoce y la precariedad con que se solventa el conflicto en el último minuto… son ingredientes fundamentales. Sin estos, el Best seller es menos Best seller y causa menos interés.
Es en estos puntos donde debe un narrador anclar su narración como absoluta prioridad.
FINAL IN EXTREMIS.
El final es previsible y los manuales de los best seller lo recomiendan. Hay que darle a la historia un final proporcionado a la aventura que se había prometido. La novela ha centrado su argumento en el secuestro de Clara y en el tiempo que le queda de vida. Igual que en el Paciente, de Juan Gómez Jurado, se usa el reloj, marcando el momento de máxima tensión. Al final, reloj llegará a término, saltará la alarma que indica que el tiempo se ha acabado. Y el tiempo se ha acabado porque la niña ha menstruado. Por lo tanto, los héroes deben apresurarse. Los asesinos no tardarán en llevar a cabo su ritual. Si ha menstruado hoy, morirá al día siguiente. El reloj se acelera y las dificultades se acumulan impidiendo que los héroes lleguen a tiempo y eviten el crimen. Tiempo de juego.
IMPEDIMENTOS, IMPEDIMENTOS, IMPEDIMENTOS EN LA BESTIA, DE CARMEN MOLA
Los “simones” se disponen a partir hacia el palacio de Mirabel. Lucía debe escaparse de su encierro cuando es trasladada al lazareto, tras su estrategia de falso cólera. Tomás Aguirre debe hacer lo propio en el coche que le traslada. Se arroja un río, unas lavanderas le ayudan a escapar, se refugia en casa de un amigo… van a llegar tarde con tanto impedimento. Es aquí donde las escenas de acción se suman, añadiendo interés y tensión. Se suman y se multiplican, porque los autores intentan alargar lo más posible en el final esperado. Tiempo de juego.
CONSEJO.
Es importante que el narrador de un thriller de misterio, suspense y acción no concluya su texto rápidamente. Hay que darle coba. Cuando está a punto de conseguir un triunfo, surge un impedimento. Tres o cuatro impedimentos que retrasen o desvíen al héroe de su misión, eso aumenta el interés, y la portera se emociona porque la novela no acaba nunca y esa sensación produce satisfacción. La narración se redondea, se enriquece, resulta más densa.
TODO ESTA PERDIDO… HAZLO DIFERENTE.
“Todo esta perdido” es una fase de Blake Snyder en ¡Salva el gato!, de técnica de guión. Hazlo diferente también.
Dicen que los autores de La Bestia tienen relación con el cine. O son guionistas, o algo por el estilo. Desde luego, bebe de las fuentes del cine y eso se nota. Porque usa muchos recursos de la “novela cinematográfica”. Y ello se nos da en diversos detalles a enumerar.
LOS VILLANOS PUEDEN GANAR
Los villanos deben tener en su mano cartas que les benefician y que pueden suponer que ganen la partida. Que lector se inquiete por el triunfo indeseado de los villanos, que tema por la vida de los héroes, que estos no logren el triunfo, es un efecto que se consigue con impedimentos continuos en el desarrollo de la trama. Cuando la trama llega a su fin, la cantidad y la intensidad de dichos impedimentos, bien medidos, sin abrumar, pero suficientes, ha provocado satisfacción absoluta. Es un recurso necesario para el autor del Best Seller.
COCINERO, COCINERO.
Como es de suponer, cuestión de medida, de que el cocinero compruebe los ingredientes y pruebe la salsa para ver cómo ha quedado. La fórmula es esa. Ahora bien, las medidas son diferentes. Cada novela tiene un argumento distinto, cuenta una historia distinta y eso implica ponerle más pimienta o menos sal según se requiera.
No es repostería, donde las medidas son exactas. En cada una, tiene que inventarse de nuevo el arte de la cocina.
LA COJERA Y EL PARCHE EN EL OJO.
En ¡Salva al gato!, de Blake Snyder, hay un capítulo final que se titula así, “la cojera y el parche en el ojo”. Nos cuenta la anécdota de Mike Cheda, maestro de guionistas, que le aconsejó que, para distinguir a los personajes, pusiera una tara en ellos. La idea se le ocurrió a Sheldon Bull, colaborador de Snyder.
Creo que, tomando literalmente el truco de Sheldon, Carmen Mola no se corta un pelo y fusila el manual. Coloca exactamente eso: un tuerto, el policía. Un cojo, el fraile Braulio caminando herido en la pierna por los tejados. Y un lisiado, Mauricio, el dibujante. Una pelirroja… personajes todos que llevan una característica especial con la finalidad de que la portera los identifique, tal como aconseja Blake Snyder.
GIRA, GIRA, Y GIRA.
Gira, gira, y gira. Otra de los consejos que aporta Blake Snyder es que la novela no debe tener un desarrollo lineal. No debe ir simplemente desde A a B sino que debe mostrar distintas caras en su trayectoria. Debe ofrecer curvas, ir desplazándose lateralmente e ir girando sobre sí misma hasta llegar al punto B, con un itinerario irregular. El personaje debe mostrar en su giro diversos aspectos de su personalidad.
Por ejemplo, un héroe plano iría de A a B en línea recta mostrando únicamente su agresividad. Un héroe más complejo, según nos aconseja Snyder, referirá dudas, miedos, agresividad junto con debilidades. Se encontrará con la intervención de otros personajes que interrumpirán su viaje a destino. Desviaciones en el camino, sendas diversas. No le sería tan fácil llegar y, en el viaje, se irá definiendo por sus acciones. Esto lo sigue a pies juntillas Carmen Mola.
DE CÓMO GIRA FRAY BRAULIO.
Si tomamos por ejemplo a fray Braulio, tiene dudas acerca de su ideología carlista. Sufre una herida en el pie que le condiciona cuando huye por los tejados, que le impide ser el héroe que se espera de él, que le vuelve indefenso cuando era el más fuerte. Sufre un disparo saltar al río desde el carromato donde le llevan detenido. Cojo y herido, se tiene que sobreponer a esas dificultades para encontrar el palacio de Mirabel. Lucha contra los enemigos cuando se halla dentro, pero, aunque triunfa, muere en el intento. No es, desde luego, un personaje Mary Sue.
Todo ello son giros que da el personaje enseñándonos varias caras del prisma.
EL CINE CLÁSICO, ESCENAS ROBADAS EN LA BESTIA, DE CARMEN MOLA.
ESCENAS ROBADAS A ORSON WELLES
Les comento diversas escenas, a ver si les suena. Sobre todo, a aquellos aficionados al cine y en concreto al cine clásico. Les puedo remitir, por ejemplo, a un tiroteo en una escena final del cine de gánster, dentro de un laberinto de espejos, en una feria. Un cristal se rompe. El enemigo aparece detrás, pero es otro espejo al que el gánster dispara, de nuevo infructuosamente. La imagen de la víctima se rompe el mil pedazos. Ha disparado a una imagen y la víctima queda ilesa. Los personajes son un hombre y una mujer. La película se llama la dama de Shanghai, de Orson Welles. ¿le suena en La Bestia, en la persecución de Tomás Aguirre a Ana Castelar?
MÁS TÓPICOS DEL CINE
También les puedo remitir a otras escenas que les sonarán. Alguien huye mientras los enemigos disparan. ¿El tercer hombre, también de Orson Welles? Alguien escapa in extremis de un secuestro y se arroja por un puente.
Son escenas de películas (y de cuentos).
Un personaje bucea y esquiva las balas que penetran en el agua a ciegas. Una acierta y le hiere. ¿El incidente del puente del Buho, de Ambrose Bierce, pongamos por caso? Quién no recuerda una escena así en una película…
Un personaje está hablando con otro y cuando se da la vuelta, el primero no está, ha huido de la casa y ya está lejos, cuando el segundo se asoma a la ventana. ¿Bilbo Bolson y Gandaf? Se marcha cojeando.
HAY MUCHOS MÁS TÓPICOS DEL CINE EN LA BESTIA.
En alguna ocasión hemos visto esas escenas, repetidas en más de una ocasión. En películas, siempre en películas. Éstas, y alguna otra, aparecen en “La Bestia”.
Porque los autores son guionistas y amantes del cine y no pueden evitarlo. Alguna de ellas, producto de su inconsciente (como llamar “colibrí” a un ser querido femenino -como Nicolas Cage en Con Air-). Otras, probablemente las hayan fusilado.
Por ejemplo, de “Lo que el viento se llevó”.
¿A quién no le apetece esa escena donde unos cortinajes salen ardiendo, en una sala rica y majestuosa? ¿Quién se priva de poner en su novela a un personaje apareciendo heroicamente entre el humo, difuminado entre el desastre, portando a la víctima entre sus brazos, al fin rescatada? Puro cine clásico.
UN FINAL VARIADO EN LA BESTIA, DE CARMEN MOLA.
Otros de los secretos de un buen guion, es darle un final variado. No todo tienen que ser éxitos. No todo tienen que ser fracasos. Tiene que haber un poco de todo. Se han abierto muchos frentes y se van cerrando de forma diversa. La trama principal acaba bien, claro. Las secundarias no. Las niñas secuestradas. Es decir, el final no es satisfactorio del todo.
Y también hay finales insospechados. El arco del policía cobarde se cierra con un nuevo puesto que consigue Donoso, abriendo el camino a lo que más adelante será el CNI, y comparándolo con otros Centros de Inteligencia que se abren en la época, como es Scotland Yard.
Las dos hermanas acaban acogidas por la dama de la alta sociedad, la señora de Villafranca, y Lucía se anima a intentar a estudiar para conseguir ser periodista, algo que tiene que ver con su instinto investigador, según ha demostrado en la novela.
Como vemos, aspectos diversos del mismo personaje o situación, en un diamante que gira constantemente, mostrando diversas caras y ofreciendo aspectos diferentes en un caleidoscopio rico.
Diversas conclusiones de los hilos narrativos que se han ido ofreciendo, enriqueciendo la novela y aportando una gran satisfacción a la portera.
EL EFECTO “RITORNELLO”
La Bestia también se nutre del efecto “Ritornello”. Consiste en establecer puntos de enganche a lo largo de la novela que la unifiquen. La aparición de la señora de Villafranca, que se ofrece a Lucía para cuidarla al principio de la novela y que al final se convierte en su bondadosa tutora, abre y cierra la trama constituyéndose en un personaje secundario que supone ese punto de anclaje y que da continuidad a la obra. Causa en el lector la sensación de que los mimbres están bien tejidos, con este sencillo truco. Se apela a la memoria del espectador que, al ver surgir de nuevo al mismo personaje en otro tramo del argumento, interviniendo de modo episódico y secundario, cose bien la obra con lo anterior.
Esto ocurre, no solo con la señora de Villafranca, sino con algún que otro personaje, como es Mauricio, el cojo dibujante del prostíbulo de la Leona. Con Jaime Gamoneda y con Eloy. Todos ellos, en algún momento de La Bestia, vuelven a aparecer más adelante convirtiéndose en puntos de sutura, gracias a que el lector los reconoce y pueden unir la novela en un todo.
FRASES DE RECUERDO.
En La Bestia, como en otras tantas novelas, los autores intentan que el lector recuerde lo que se ha contado páginas atrás. Se inspira este recurso, de igual modo, en la técnica cinematográfica. En televisión, en las series suele usarse. Bajo el epígrafe de «en capítulos anteriores… «, cada nuevo episodio se inicia recordando lo que ocurrió en el anterior. Los narradores cinematográficos son conscientes de que vivimos tiempos en que la vorágine de actividades nos abruma y de que las series sólo sirven de entretenimiento. No las damos mayor importancia y por eso se curan en salud recordando lo ya contado, para que retomemos el hilo con lo que vendrá a continuación en la nueva entrega, por si se nos ha olvidado.
Esto se hace también en el cine, no solo en las series. Datos importantes se nos repiten una y otra vez, a veces abusivamente, en ocasiones de forma moderada, para que retengamos en la cabeza todas las particularidades y detalles del guion. Igual que usamos al cojo y al tuerto, según se ha dicho, para que no se nos despisten los personajes y hacerlos más curiosos, plásticos y visibles.
LA CONTINUIDAD EN LA BESTIA, DE CARMEN MOLA
Estos “recordatorios” también se usan en novela. El asesino es un vicioso de las corbatas. La referencia a las corbatas aparecerá en el capítulo uno, capítulo 20, y capítulo 37. Me lo invento, pero es un ejemplo que puede suceder.
Recordar el nombre de un personaje secundario, recordar la escena en que sucedió tal cosa, cómo sucedieron los hechos en el primer capítulo, de quien es hijo de personaje cual... Cosas que ya se nos han contado, mostrándolas, pero que se vuelven a contar, diciéndolas en una pequeña frase o párrafo o mostrándolas de nuevo brevemente. Se nos recuerdan cosas que ya han ocurrido en el libro una y otra vez. El autor considera necesario volver a refrescar nuestra memoria.
La protagonista tuvo un affaire con un diputado. En aquel affaire, le regaló un anillo. De vez en cuando se nos recuerda el anillo y al diputado
Esto se hace por tres motivos:
- Puede hacerse para hacer más plástico a un determinado personaje, regalándole un anillo.
- También puede hacerse porque es importante para la trama y la resolución de algún enigma.
- Y en tercer lugar, simplemente puede hacerse para dar unidad a la novela. Para que la novela pueda ser recordada a un solo golpe de memoria. Tener todos los hechos frescos.
En la bestia también vuelve a salir una y otra vez el anillo.
MÁS SOBRE LA CONTINUIDAD
La novela moderna es consciente de la inconstancia del lector y procura adelantarse a su pereza, al escaso tiempo de lectura que dedica, a los largos periodos sin retomar el libro. Características que suele ser habituales en estos tiempos. Igual que en las series se recuerdan lo que ocurrió en capítulos anteriores. Porque, en la vida ordinaria de la portera, puede que haya abandonado el serial. Tiene la portera, como la mayoría de la gente, demasiadas cosas en la cabeza.
Sea como sea, es un recurso habitual, procedente del cine.
Casos paradigmáticos, si la han leído, es “El silencio de la ciudad blanca”, de Eva García de Urturi. Mucho más elocuente “Ante todo mucho karma”, segundo libro de Laura Norton, con referencias continuas a lo que ocurrió en la primera entrega, “No culpes al karma por lo que te pasa por gilipollas”. Libros que encontrarán, ahora o en un futuro cercano, en esta web ampliamente analizados.
(Para más información sobre este recurso que permite dar continuidad a un texto narrativo utilizando la redundancia, me remito a el libro “La práctica del relato” de Ángel Zapata, capítulo que dedica a la continuidad, páginas 131 – 149)
ELOY Y EL COLIBRÍ.
Eloy llama a colibrí a Lucía (como Nicolas Cage, dijimos) debido a su pelo rojo. Esta anécdota, en apariencia insignificante, sirve para establecer más puntos de anclaje en la novela. Lucía es el colibrí. El carácter dinámico, libre, salvaje de Lucía queda representado en esta alegoría. Cuando aparece el colibrí en escena, lo hace como símbolo de Lucía. Pero también aparece Lucía con la metonimia de su pelo rojo. Y al nombrarse a Eloy, el pícaro que le adjudicó el apelativo, sin que se insista otra vez, nos acordamos del colibrí y del pelo rojo de la muchacha. El colibrí aparece como símbolo del alma del niño Muerto.
De esta forma, Lucía se hace omnipresente bajo la forma de colibrí, con la referencia a su pelo rojo, como ella misma y de diversos modos, pero sin abrumar. Tres vocablos, colibrí, pelo rojo, Lucía, que ayudan a la unidad de la obra. Quedaría más pobre si solo se la nombrará en distintos momentos de La Bestia con un solo apelativo.
CONCLUSIÓN
Hay que decir que Carmen Mola mide con gran precisión en La Bestia la información que va soltando a lo largo de la obra. Es todo un arte.
Cada información nueva nos hace avanzar sobre la trama. Es contundente y sustanciosa. Eso se debe a que la trama tiene muchos giros y mucha sustancia que ofrecer, llena de detalles curiosos y significativos.
Elaborar una buena trama con elementos que importen al lector en la trayectoria y que estos detalles se distribuyan como miguitas de pan, no todas juntas, sino de una en una hasta el final, dando
importancia a cada capítulo, es uno de los secretos de un best seller.
Lo que hace que el Best seller funcione es que todas las poleas y los circuitos están bien engrasados, marchen todos a la vez y las ruedas dentadas se sigan unas a otras en una acción perfecta. Hay que lograr que la máquina se mueva con precisión y juegue sus tiempos uno a uno, sin apelotonarse. Esto es fundamental.
Solo cabe añadir que, aunque los best seller tienen mala fama, en esta ocasión (y en otras muchas), son eficaces, produce un rendimiento en los resultados.
EL ENTRETENIMIENTO Y LA CALIDAD.
Entretenimiento, en una novela compleja y diversa. Un producto al que no hay que poner pegas por el hecho de que guste y se venda bien.
La Bestia, de Carmen Mola, tiene todos los ingredientes para triunfar, para gustar y para resultar interesante como novela. Si es de calidad… pues verán. Si llamamos calidad al principal objetivo de una narración, que es entretener, La Bestia cuenta con una calidad más que merecida. Una gran novela, que duda cabe.
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Los tres escritores unificados bajo el seudónimo de Carmen Mola han dado cima con «La Bestia» a una novela histórica altamente interesante. La obra principia con ritmo trepidante y, tras algún altibajo inevitable en una extensa narración de 541 páginas y 85 capítulos, nos trasmite conocimientos y disfrute durante las cuatro partes que la constituyen. La trama se contextúa en el trágico Madrid de 1834, con el trasfondo de la primera guerra carlista y de la epidemia del cólera. Si a ello le añadimos un asesino serial psicópata y despiadado (pues desde el temprano capítulo 13 se nos revelará que La Bestia en realidad es un hombre) están dados los ingredientes para capturar al lector. El ambiente opresivo que permea la ficción se inicia mediante una descripción tremenda. Estamos en el Cerrillo del Rastro «no lejos del matadero de Madrid». En ese barrio pobre, y bajo una lluvia pertinaz, los vecinos descubren el cadáver despedazado de una niña. Un perro escuálido y hambriento muerde con desesperada avidez su cabeza cercenada, y los niños del vecindario lo ahuyentan arrojándole piedras. Según se pretende, el culpable de ese asesinato y de otros similares es «La Bestia», un animal sanguinario y semi demoníaco, o al menos eso es lo que creen los habitantes. El hilo narrativo lo conduce un relator omnisciente, pero el peso argumental gravita sobre la adolescente Lucía, que debe cargar con Clara, su hermana menor y con Cándida, su moribunda madre enferma de cólera. El otro personaje clave es el joven periodista Diego Ruiz que trabaja para «El Eco del Comercio». Este último es un individuo que nos genera empatía. Es un idealista que no duda en fingir ser médico para ingresar en el lazareto donde se apiña a los pacientes terminales azotados por la peste. Allí visitará al desfalleciente padre de la niña desmembrada, en busca de información con la cual redactar una nota impactante para prevenir al público sobre la existencia del abominable homicida. Los capítulos que componen la primera parte se alternan, con cadencia perfecta, entre las tribulaciones de Lucía en el sórdido mundo en que sobrevive, y las andanzas del reportero Diego. Conforme advertí, el entramado, aunque es cautivante y escrito con calidad, tiene sus claroscuros. Ocurre que la crónica se desvía en varios de sus cauces, menoscabando su fuerza y su fluidez. Por ejemplo, cuando se nos obliga a seguir a Diego en su relación amorosa y adúltera con la aristocrática esposa de un ministro de la reina regente. Varias escenas de ese jaez, que no aportan al nudo argumental, lastran la acción y merman la tensión extraordinaria que los capítulos iniciales nos han producido. No obstante, la historia es notable. Los autores supieron documentarse a conciencia en el plano histórico, y poseen talento.
En una novela larga suele suceder, (y además es bueno que suceda) que otras tramas menores o subtramas se desvíen del argumento principal o eje narrativo. Si esas subtramas además enriquecen y son coherentes con el eje principal, mejor. En el casi del amor de Diego y su amante incluso es necesario recrearse en la relación de ambos dado que sirve para presentar a Ana Castelar, y que esta, de algun modo, aparezca como un personaje positivo porque después sabremos que era la mala. Esta justificado por esos dos motivos: tener una excusa para presentarla al lector sin que sospeche de ella y que finalmente, al resultar que es la villana, no parezca un personaje nuevo sacado de la manga como ocurre en otras novelas.
Gracias por la aclaración Sr Moisés Las Heras. No había reparado en las razones que usted señala y que justifican la introducción de esas escenas que describen el amorío entre el periodista Ruiz y Ana Castelar. Por defecto como lector y como escritor aficionado detesto ese tipo de escenas y suelen parecerme un innecesario relleno, pero en esta obra sí se justifican. Aprovecho para felicitarlo por esta excelente reseña y por su blog literario que vengo leyendo con provecho.
Gracias a ti por tu aportación, Gabriel. En una narración la trama principal en una novela ha de dilatarse y para eso están las subtramas, para complementar el eje más importante, para trazar otras historias diferentes que enriquezcan y den otra perspectiva de las personajes y la historia. Suelen ser mas ricas las novelas narradas con todas estas aristas y focalizaciones diversas. Sirvan para mostrar un panorama mas completo de la historia. Un saludo. (Y acuérdate de suscribirte al blog, je, je)