LA FIGURA CAMBIENTE Y LOS PERSONAJES CON FUNCIÓN FIJA. ARQUETIPOS.
En toda novela, cada personaje representa una función. Una función fija durante toda la obra.
Son estas funciones:
Héroe.
Ayudante del héroe.
Villano.
Ayudante del villano.
Lugarteniente del villano o segundo villano.
Bufón.
Mentor…
De estas cuestiones trataremos en otros post.
Solo diré, como anticipo que, cuando la historia se desarrolla, todas estas figuras sirven para…
– entorpecer al héroe y causar el problema (villano).
– solucionar el problema, (héroe).
– O bien ayudan al héroe a cumplir con el objetivo y hallar la solución del problema, (ayudante).
– O enseñan al héroe sus habilidades para cumplir su función (mentor).
– También pueden oxigenar y complementar la trama (bufón)
Las funciones son sencillas. Hablaremos de ellas, ya digo, en otro momento. Ahora quiero referirme a una figura más: la figura cambiante.
PERSONAJES SIN FUNCIÓN FIJA. LA FIGURA CAMBIANTE.
Existe una función que se llama así, la figura cambiante.
La figura cambiante es aquel personaje que cambia de función en un momento determinado. Todas las figuras que hemos citado son susceptibles de cambiar.
Tenía la función de mentor, ahora es un traidor.
Con función de ayudante, pero se convierte en un mentor.
Tenía la función de héroe, se convierte en villano.
etc
En definitiva, el personaje cambia.
Cualquier personaje, con su función, puede cambiar en cualquier dirección:
De héroe pasa a ser ayudante.
De secundario pasa a héroe.
El mentor pasa a villano.
El villano pasa a ser ayudante del héroe…
La figura cambiante nos da todo un juego de posibilidades en la narración.
DESARROLLO DE LA FIGURA CAMBIANTE.
Ahora bien, hay muchas maneras de desarrollar esa figura cambiante. Veamos las distintas maneras.
LO MÁS HABITUAL: DE AYUDANTE DEL HEROE A TRAIDOR: SE APUNTA AL EQUIPO DEL VILLANO.
Lo más habitual, lo que encontrarás en muchas películas y narraciones, es el personaje de traidor.
– Empezó siendo ayudante del héroe, amigo suyo, pero le traiciona y se pasa al lado oscuro.
– O bien empezó siendo mentor del héroe, le traiciona y se pasa al lado oscuro. (Liam Neeson en Batman begins)
El que antes suponíamos que iba ayudar al héroe y era su amigo, (o su maestro) sale por peteneras.
Cuando parecía que iba a solucionar el problema, ahora llega su amigo y le traiciona. ¿Qué ha ocurrido? Simplemente, un personaje ha cambiado de función.
Vamos a ver los distintos modos que tiene ese ayudante del héroe de cambiar de función.
1.- POR VOLUNTAD PROPIA
Imaginemos que el amigo del héroe se lo piensa mejor y considera que el lado oscuro es más guay. Ahí tenemos un ejemplo de personaje que cambia de función. De ayudante del héroe a villano. (Tiffany en Tadeo Jones 2: El secreto del rey Midas)
2.- BAJO AMENAZA
Pero también puede ocurrir que actúe bajo amenaza. Pensemos en aquella película en que el villano amenaza a un amigo del héroe, o bien le extorsiona, para que actúe en su contra, a su pesar.
3.- TENTADO POR EL VILLANO.
Otro modo es que el ayudante sea tentado por el villano con un premio, con dinero, con una mejor posición en su futuro imperio. Así, el amigo del héroe se convierte en un infiltrado en el bando de los buenos y está dispuesto a traicionarle. Le engatusa prometiéndole riquezas… Lo hemos visto muchas veces. El héroe tiene un amigo y cree que ese amigo está a su lado. A mitad de película, el villano le convence de que se pase al lado oscuro y se convierte en malvado.
POR VOLUNTAD, BAJO AMENAZA O TENTADO, LA FIGURA CAMBIANTE SE DA DE DOS MANERAS
1.- RIVALIDAD CON EL VILLANO.
Puede que el ayudante del héroe decida convertirse en un villano paralelo. O en el único villano de la trama, anulando al villano principal. Resultado de haber cambiado de bando, generalmente por propia voluntad, aunque no siempre. El villano se convierte también en objetivo del traidor.
2.- SERVIL AL VILLANO.
Le obedece y le sigue. Hace todo lo que le manda engatusado con las promesas que le hace.
RESPECTO AL ESPECTADOR ,LA FIGURA CAMBIANTE PUEDE DARSE DE DOS MODOS.
Ya sea una traición bajo amenaza, por propia voluntad o convencido por el villano, el papel de la figura cambiante puede aparecer en la novela de diversos modos.
1.- CONOCEMOS LA TRAICIÓN.
Nosotros, como espectadores o lectores, conocemos la traición que va a cometer. Hemos asistido al momento en que dudaba y se pasaba al otro lado. O bien, al momento en que el villano contacta con el amigo/ayudante del héroe, en secreto, y le convence para que le traicione. Sea como fuere, nosotros somos testigos. Durante el desarrollo de la historia vamos viendo la transformación. Asistimos a ella.
ARCO DEL PERSONAJE PREVISTO. CUANDO EL ESPECTADOR CONOCE LA TRAICIÓN.
En este caso, el ayudante entra en un proceso de reflexión cuando cambia de postura, de bueno a malo. Los espectadores lo conocen y asisten al proceso, a la evolución, que se desarrolla poco a poco, entre muchas dudas.
2.- EL ESPECTADOR IGNORA LA TRAICIÓN.
O puede que no.
Puede que se nos oculte el momento en que cambia de opción y se pasa al lado oscuro. Es cuando la novela pega un giro y aparece lo que no esperábamos, la traición.
El héroe sabrá de la traición de su amigo a la vez que nosotros. Será un giro de tuerca de la trama. Se nos revelará por sorpresa. La evolución del personaje del traidor no habrá sido paulatino. Se da de repente, causando en nosotros un trauma similar al que recibe el héroe con la mala noticia.
ARCO DEL PERSONAJE POSTERIOR. CUANDO EL ESPECTADOR IGNORA LA TRAICIÓN.
Cuando noticia de la traición la recibimos por sorpresa, parece que la evolución del personaje se hubiera producido de la noche a la mañana. Suele ser habitual entonces que se den las explicaciones argumentales a posteriori, suficientes, a través de un diálogo o unos hechos que lo ratifiquen.
En este caso, el arco del personaje del traidor debe ofrecerse después, tal vez sintetizado, pero con la suficiente solidez para que nos convenza de que tiene lógica. Es necesario “decir”, en vez de “mostrar”, pero siempre que sea posible, es preferible que sea vea a través de “hechos”; que lo “vea” el espectador, que se desarrolle ante sus ojos, antes que contarlo.
CASOS MENOS HABITUALES DE LA FIGURA CAMBIANTE.
Este es el caso más habitual de figura cambiante. Pero hay más casos.
EL MALO PARECÍA MALO, PERO ES BUENO.
Una cosa es que el personaje cambie durante la trama, con lo cual sería culpable del delito de traición, y otra cosa es que aparente ser un malvado, pero no lo sea. Suele usarse menos este efecto, pero ofrece muchas satisfacciones narrativas.
Dibujar un personaje de mal carácter, serio, adusto, incluso que juegue claramente en el bando enemigo del malvado pero que, desde el primer momento, desde que empieza la película, o la narración, sin que nosotros lo sepamos, sea un infiltrado entre los villanos. Pensemos en Snape de Harry Potter o en el personaje de Mayor Hasab, en el Maestro del agua.
NUEVAMENTE PUEDEN DARSE DOS CASOS.
EL ESPECTADOR NO LO SABE.
El espectador no sabe que ese personaje malvado en realidad no lo es. Es bueno. Es un ayudante del héroe en la sombra, infiltrado entre los enemigos.
Suele ser común el policía infiltrado en una banda de ladrones. Durante gran parte de la película, hemos pensado que era un villano más del equipo de villanos, y en un momento determinado se nos revela como un agente del FBI. En realidad, no pertenecía ni perteneció nunca al bando de los villanos. No hay cambio en la figura. Ocurre que el espectador no lo sabía, produciéndose el efecto de sorpresa correspondiente. Es el caso de «Estados Unidos contra Billie Holiday».
EL ESPECTADOR LO SABÍA.
Asistimos al proceso en que el héroe, o bien el ayudante del héroe, se infiltra en la banda enemiga. Ya no se jugará con la sorpresa, sino que será aprovechada esta circunstancia por el guionista o autor para elaborar una trama donde dicho infiltrado viva la angustia de ser descubierto. Si nos fijamos, no es en realidad una figura cambiante, pero si se le añaden dudas acerca de su opción, si lo es.
CAMBIO EXTERNO.
Tanto en el caso de que el espectador conozca todo el proceso, como en el caso de que no lo conozca, estamos ante un personaje que no cambia. No ha tenido nunca dos funciones ni ha ejercido una de esas funciones para pasarse a otra.
No es el personaje el que cambia.
Es nuestra información sobre el personaje la que ha cambiado. Nuestra perspectiva. Lo creíamos malo, pero era bueno. Pero no se ha convertido en bueno. Recibimos una información añadida que nos pone al corriente. O bien asistimos a un proceso de duda sobre si pasarse al lado malo o permanecer en el bueno, aunque nunca tomó la opción negativa, nunca cambió.
CAMBIO INTERNO
Distinto es el caso del personaje que, de bueno, pasa malo. O el menos frecuente, de personaje malvado pasa a héroe: el que se arrepiente de ser malo, traiciona a los malos, y se pasa al bando de los buenos, solucionando generalmente la historia y provocando un final feliz de la trama.
Nuevamente, este cambio interno durante el desarrollo de la película o la historia, pone en bandeja al autor la oportunidad de expresar las dudas del personaje y enriquecer la narración.
Recordar que los personajes malvados no han de ser unos malvados absolutos. Deben tener razones para hacer lo que hacen y conseguir que el lector o el espectador dude de si su actitud es completamente censurable. Todo personaje malvado debe tener algo bueno.
También lo hemos visto en alguna película y nos plantea una situación mucho más interesante desde el punto de vista de la trama. Un malo que pasa a ser bueno durante el desarrollo de la película da mucho más juego: juego de arrepentimiento, juego de traición a sus amigos villanos, juego de venganza de sus amigos villanos contra él cuando se descubre su cambio de función…
En resumen, o la figura cambia, o somos nosotros como espectadores quienes creíamos que la figura cambiaba, pero no ha cambiado nunca.
COMPLICANDO LA HISTORIA. COMBINANDO EL CAMBIO EXTERNO Y EL CAMBIO INTERNO.
Tendremos que ser muy sutiles, pero en la historia puede aparecer un personaje que cambie de función dos veces (o que descubramos que ejercía una función contraria a la que pensábamos). Por ejemplo, un agente del FBI que se descubra, en un momento de la película, que no era malo, sino bueno. Pero que más adelante se pase al lado de los malos. En este caso tenemos un cambio de función por falta de información del espectador, (cambio externo: no era malo, era agente del FBI), mezclado con un cambio interno del personaje, (se arrepiente de su trabajo en el FBI y se pasa al lado de los villanos). Es el caso de la película los EEUU contra Billy Holiday.
MÁS DE UNA FIGURA CAMBIANTE.
Por último, podemos colocar en una trama más de una figura cambiante.
Se puede mostrar a un infiltrado del FBI en una banda de ladrones y a la vez a una “femme fatale” traidora. Podemos hacer que la “femme fatale” sea la mujer del policía del FBI, cuando no está de servicio. Que esté compinchada con los malos. En este caso tendríamos a dos personajes como figuras cambiantes.
1.- El agente del FBI infiltrado
1.a (de malo a bueno por falta de información del espectador)
2.- La novia buena, dulce, amable, inocente, indefensa, mosquita muerta del agente que se revela en un momento determinado como una harpía, una “femme fatale”. En este caso podemos elegir:
2.- (de buena a mala, por falta de información del espectador)
2.a (de buena a mala por cambio interno de personaje… Caso, por ejemplo, de que encuentre otro amor en el bando enemigo o que sea tentada por el lado oscuro por dinero o cualquier otro motivo)
Así obtendremos una trama más rica gracias a que hemos mezclado figuras cambiantes que nos ayudan a estructurarla y darle unos giros originales. Pero eso sí, hay que ser muy inteligente.
Incluso tres personajes podríamos meter que fueran figuras cambiantes, pero no voy a complicarles más. El caso es que, jugando con este rico recurso, podemos dar salida a muchos argumentos que están encasquillados.
CONCLUSIÓN.
La figura cambiante en una narración es fundamental y permite al autor una gran variedad de juegos y un modo muy sencillo de
1.- establecer puntos de giro en la trama.
2.- Permite perfilar personajes mucho más ricos, llenos de dudas, que deciden una cosa y luego otra, lo cual le da un plus de psicología y de humanidad a la historia.
La historia quedará siempre más plana con arquetipos que no cambian de función, a la vez que se enriquecen con arquetipos que cambian de función: las figuras cambiantes.
3.- De igual modo, nos ayudan, no solo a enriquecer la trama, sino que aportan una carga de profundidad de la misma. Si la trama es una metáfora de algo más, la figura cambiante aportará muchos matices sobre ese “algo más” que queremos transmitir. Humaniza a la historia.
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Otro artículo interesante y provechoso. Nos hace reparar en aspectos que habitualmente se nos escapan al leer una novela. El personaje cambiante aparece más a menudo de lo que percibimos y, por cierto que, como bien señala el autor, enriquece y dinamiza a la historia donde se lo introduce.