APUNTES SOBRE LA NOVELA POLICIACA.

En este apartado pretendo analizar la novela policiaca y ofrecer algunos apuntes (no todos) que distinguen una novela policiaca entretenida de otra aburrida. Sin ánimo de ser exhaustivo y tan prolífico como lo sería un estudio más en profundidad del género, pretendo reflexionar sobre cuestiones sobre las que me he fijado como lector.

Os recuerdo que en este apartado todas las observaciones las hago desde mi conocimiento autodidacta. He leído sobre técnicas narrativas y las he experimentado en sus producciones.

No soy especialista. Vosotros juzgaréis lo que os aporto. Eso sí, con una ventaja. El especialista ha de reducir sus observaciones a lo que está «legalmente» admitido. Mis reflexiones son más libres, no les debo a nadie nada, ni estoy obligado a reducir mi pensamiento a lo que obliga ninguna norma, ni siquiera literaria.

Sólo así se puede crecer en el conocimiento humano. Pensemos que todas las «leyes y dogmas» que hoy son universalmente aceptados, provienen de reflexiones libres producto de la práctica, de la experiencia, o de argumentaciones bien trabadas e ideas felices de quienes las pensaron. De observaciones que en algún momento no fueron ley oficial.

EL HANDICAP DE LAS NOVELAS POLICIACAS

El handicap o desventaja de la novelas policíaca, y que sin embargo constituye su atractivo, es que parte de la aparición de un cadáver, un hombre, mujer, niño, perro o lo que sea y su investigación posterior. Y últimamente aparecen del modo más extravagante e impensable.
El policía también suele ser peculiar y pintoresco.
Esta estructura produce el efecto de tener al lector, durante gran parte de la novela, en el vacío. A la par que el policía, el lector desconoce los entresijos de la aventura durante gran parte de la novela.

¿UN GÉNERO SÓLO PARA AFICIONADOS?

Y es que se necesita ser un gran aficionado la novela policíaca para aguantar ese tirón de datos que se desconocen, ese vacío de información donde el policía va hurgando para averiguar quién es el asesino.

EL CONTEXTO EN LAS NOVELAS POLICIACAS

El contexto en la novela policiaca se percibe como anodino durante gran parte de la trama. Será curioso, pero es insustancial para la resolución del caso. Muchos datos sueltos que pueden tener o no relación con el crimen.
El contexto ofrece al policía datos e información variada, confusa, insuficiente como para ir encontrando puntas de hilo de las que las que tirar.

En una novela policíaca convencional, esos hilos, esas pistas muchas veces, como en un laberinto, conducen a callejones sin salida. Ello provoca la frustración del detective pero también la frustración lector que, por magia de la lectura, también se ha convertido en detective a su vez.

EL TIEMPO DEL ENIGMA EN LAS NOVELAS POLICIACAS

Durante gran parte de la novela, el lector carece de referentes y tampoco obtiene resultados en la investigación. Quién lo mató y el por qué se convierte en un enigma que dura demasiado. O bien el enigma se prolonga demasiado o bien ofrece callejones sin salida que se suman unos a otros, siendo los causantes dela insatisfacción.

TRAMA SUPERFICIAL SIN TRAMAS EMOCIONALES EN LAS NOVELAS POLICIACAS.

La novela policiaca convencional contiene una serie de problemas que el lector debe resolver. Pero el lector sólo disfruta con la trama superficial, con la historia que se ve, cuando lo importante de todas las novelas son las emociones y la relación que tienen esas emociones con la historia que se cuenta.

¿QUÉ ES UNA BUENA TRAMA CONVENCIONAL NO POLICIACA?

Es el personaje, sus traumas, la estructura profunda que fluye en toda historia lo que interesa a cualquier lector de cualquier género de novela. Esto es lo que debe cuidar el escritor. Y en el género policiaco hay una especial dificultad porque el enigma de un crimen que sólo se resuelve al final impide que detective o personajes aledaños a la víctima planteen cuestiones emocionales identificables por el lector.

El hecho de que se de prioridad a la trama superficial de averiguar quién es el asesino impide desarrollar estas emociones.

¿CÓMO AÑADIR EMOCIÓN EN UNA NOVELA POLICIACA?

Para añadir emoción en una novela policiaca, el lector necesita un referente que anime su lectura.

Y para ello no basta un cadáver y averiguar quién es el asesino. Por curiosa que sea la postura en que ha aparecido ese cadáver y pintoresca la familia del muerto, si no hay una NECESIDAD por parte de algún personaje activo en la trama, la intriga no se produce. No se alimenta el interés del lector, más allá de averiguar quién es el criminal.

DOS ELEMENTOS PRINCIPALES PARA UN TEXTO POLICIACO.

“Uno de las mejores maneras de crear intriga es dejar claro todo lo que los personajes se arriesgan a perder. Cuantas más cosas tengan en juego los personajes, más intrigarás a tus lectores” (Joanne Harris.)
“Los mejores personajes son aquellos que actúan contra sus propios intereses (Paul Schrader)

LA NECESIDAD DE SUFRIR

“Putea al personaje”

Que el personaje tenga mucho que perder. Que sufra, que sienta, que padezca, que necesite. Es fundamental que el personaje — principal a ser posible —, el héroe, el detective, uno de los villanos, tenga mucho que perder.

Que haya una implicación personal de los personajes en la trama o en la subtrama.
Y, por supuesto, que ese problema personal evolucione, se desarrolle, cambie, plantea cosas a lo largo del texto. Lo que se llama, el arco del personaje.

NECESIDAD Y TRAMA PRINCIPAL

Si además logramos unir la NECESIDAD de ese personaje y su SUFRIMIENTO con la trama principal que nos hemos inventados, mejor que mejor. Que se derive de ella. Que la trama principal «influya», «tenga que ver», resuelva o impida la trama profunda del personaje. Los mimbres de la novela estarán bien atados.
Porque lo que interesa de “Arma letal”, —la primera—, no es la intriga policíaca de la que ya no nos acordamos. ¿Alguien se acuerda de quiénes eran los malos y contra quien luchaban los Mel Gibson y Danny Glover?
Lo que realmente nos interesó de aquella peli es que Mel Gibson se quería suicidar y cómo “le ayudaba” Danny Glover. Y los pasos que va dando el héroe hacia su autodestrucción y finalmente su salvación, en un proceso de caída y redención, dio vida a la trama policiaca.
En definitiva, que alguien busque, necesite, sienta, padezca implica darle al lector un referente claro que puede seguir.

EL AHORA Y EL MAÑANA EN LAS HISTORIAS, POLICIACAS O NO.

Importa lo que sucede ahora, no lo que está por suceder.
Otro elemento importante.
Porque al lector hay que darle algo ahora, no mañana. Algo que pueda tocar, palpar, una emoción en la página uno, no en la 165.
El descubrimiento del asesino, de sus motivos, no llegará hasta entonces. Hasta entonces, hasta el final, el lector necesita un juguete con el que entretenerse además del enigma de del EJE CENTRAL.

Sentir cosas que le suceden al personaje en el presente en que está viviendo, en que están ocurriendo, en el hoy narrativo mientras el lector lee. Durante la página 2, la 5, la 10, la 20 le tiene que ocurrir algo al detective, a la víctima principal, en la trama, en la subtrama, donde sea. Tiene que sufrir en este momento presente, mientras investiga. Sin esperar a que llegue la resolución del caso.

Ese es el punto de apoyo, el más importante en una narración, cualquiera que sea el género que usemos. Ese clavo al que agarrarse, donde la novela se sostenga. Que se sufra en este momento, aquí y ahora.
Lo que necesita el lector, lo que le animará a seguir leyendo es eso, no si el cadáver ha aparecido vestido de lagarterana o con unas castañuelas en el culo, como suele ser común hoy día. Ni si lo ha matado un ingeniero agrónomo o el presidente de un club de baloncesto. Interesara el problema personal del detective si lo tiene. El de la víctima. Algo que le haga sufrir.

SUFRIMIENTOS.

Podemos inventarnos sufrimientos. Dijimos de Arma Letal. Pero el clásico detective que quiere salir del alcoholismo, el divorciado que quiere recuperar a su mujer, son sufrimientos que pueden darse en la página 5, en la 10, en la 20, mientras resuelve el caso.

Que sufra el detective. Que lo haga una víctima. O bien, que sufra un sospechoso, da igual. Que sufra alguien.

Y PARA SUFRIR LO MEJOR ES… (ARCO DEL PERSONAJE)

Que haya un mundo anterior perdido (eran felices en el matrimonio pero se divorciaron e intenta recuperar a su mujer) Es decir, MUNDO ORDINARIO — feliz— (eran felices), MUNDO EXTRAORDINARIO — algo estropea el mundo ordinario — (se divorciaron) LLAMADA A LA AVENTURA — desarrollo, evolución, arco del personaje — (intenta recuperarla)

Trazar una evolución del personaje en busca de solucionar el problema. Que el personaje quiera algo, busque algo, intente salir de una situación o recuperar un paraíso perdido. Que todo eso implique una evolución de sentimientos, un arco sentimental donde veamos cómo el personaje entra o sale del sufrimiento. Sufre unas veces más, otras menos. Eso dará vidilla a la historia.

Averiguar quién es el asesino o el muerto no será interesante si no hay una relación sentimental, personal, de odio, de amor o de lo que sea.
Desde la página 1, el lector debe presentir que se le va a dar eso. Por la forma de hablar el héroe, si es en primera persona. Por las premisas previas que va conociendo el lector.

EVOLUCIÓN DEL PERSONAJE Y PERSONALIDAD CONFLICTIVA EN LA NOVELA POLICIACA

Si el lector intuye que no se va a dar PERSONALIDAD CONFLICTIVA a los personajes, si sólo se le va a dar la trama superficial de quién es el asesino, el lector presiente que sólo va a recibir “la investigación y la resolución del caso”, con personajes de cartón piedra que no le van a interesar. El autor reducirá su ámbito lector al aficionado al género, exclusivamente.

Si además el sufrimiento del detective (víctima, sospechoso, quien sea) tiene relación con la trama principal, con el enigma policiaco que se ha de resolver, cuanto más relación tenga esta resolución principal con la resolución del problema del personaje que sufre, mayor CONSISTENCIA tendrá la novela.

PERSONALIZAR LA HISTORIA. EMOCIONES CONTRA EXTRAVAGANCIA EN LA NOVELA POLICIACA

Que el lector reciba desde la página 1 emociones también supone que se personalice en los personajes dicha historia. Saber quién mata y quién muere, porque me se mata o porque se muere, no va a interesar tanto. Porque no se va a averiguar quién es en realidad hasta el final de la novela.
No podemos mantener interesado al lector durante doscientas y pico páginas, si no trescientas sin emociones.

Si los personajes no tienen nada que perder durante la investigación, si no hay tensiones personales, sin subtramas donde se muestren sentimientos, la trama queda vacía.
Podemos cambiar todo eso por extravagancia, como dijimos. Que el cadáver aparezca vestido de lagarterana con unas castañuelas en el culo, pero por mucho humor o rarezas que le metamos la historia no mejorará. No tanto como si el personaje sufre con SENTIMIENTOS UNIVERSALES.

SENTIMIENTOS UNIVERSALES.

Amor, odio, muerte. Que un personaje amado corra peligro de muerte, Que sufra por una pérdida amorosa, que se quiera vengar. Todo eso son sentimientos que identificamos. Sentimientos que conocemos porque, o bien los hemos sentido o bien nos han resultado cercanos. Esos son los sentimientos universales. Otros sentimientos también son válidos (amor por la historia medieval de Castro Urdiales) pero el lector no los identificará como propios (salvo que el autor sepa desplazar el sentimiento localista concreto por Castro Urdiales al sentimiento UNIVERSAL por el amor de patria chica por nuestro pueblo que todos – o casi todos – sentimos).

EVOLUCIÓN DEL SUFRIMIENTO EN LA NOVELA POLICIACA.

En el apartado que dediquemos al sufrimiento del personaje, intentaremos a través del SENTIMIENTO UNIVERSAL elegido que el lector se identifique con aquello que el personaje tiene que perder.
Si se la juega, si se ve obligado a tomar decisiones que le pueden conducir a la catástrofe, económica, perdida de un gran amor, incluso la posibilidad de ser condenado o ser asesinado, el lector podrá entretenerse durante toda la novela, en cualquiera de sus páginas, con la evolución de este conflicto.

TRAMAS PARALELAS O INTEGRADAS

A la par que intenta averiguar quién es el asesino, disfrutará con la ACCIÓN DIRECTA Y EN PRESENTE DE LECTURA.
Dicha trama de sufrimiento con el que disfruta del AQUÍ Y AHORA LECTOR, puede estar integrada o no en la trama principal de investigación del crimen. Cuanto más integrada esté, mejor el resultado.
Aun así, mientras se resuelve el caso, el lector tendrá “con qué entretenerse”.

El lector de una novela policiaca ya no se encontrará “en ayunas” ante un enigma sin pistas en la página uno, con pistas falsas en la página treinta, información insuficiente, contexto anodino y unos testigos datos que pueden o no conducir a la resolución del caso.
El lector, como el detective, desconoce todo acerca del muerto, de la familia, sus socios, de sus amigos, de todo aquello hubiera sido causa o hubiera jugado algún papel en el crimen que ha sufrido.
Pero el lector ha encontrado un sufrimiento, un objetivo en algún personaje que le anima a leer.
Si el objetivo y el sufrimiento está dentro de la trama principal de la investigación del crimen y no en una subtrama externa, será el ideal de una buena novela policiaca.

EL PROBLEMA DE LAS PRIMERAS PÁGINAS DE LA NOVELA POLICIACA.

Y tenemos además el problema de la verosimilitud.
Recuerdo haber visto capítulos del CSI de la primera temporada. Crímenes normales desarrollados de una manera verosímil y realista dónde la personalidad de un detective, que no es en absoluto extravagante ni rara, y su relación con otros actores resulta más interesante que el caso que resuelven.

Recuerdo haber visto a continuación y casi transición, en una de esas noches tontas de verano, otro capítulo de la temporada sexta o más adelante.

LA VEROSIMILITUD

Los crímenes son cada vez más rocambolescos. Pensando que eso es lo que busca el espectador, se nos ofrecían, cinco o seis años, después crímenes pies ni cabeza, ridículos modos de asesinar que a nadie en su sano juicio se le ocurriría.
Eso restaba verosimilitud, no sólo a la trama principal, sino a los sentimientos emocionales que intentaban introducir en la historia.

LA DIFICULTAD DE LAS EMOCIONES EN LA NOVELA POLICIACA, CON PERSONAJES EXTRAORDINARIOS.

Nadie puede poner emoción, intriga y dolor de barriga ni sentimiento alguno a personajes que ya de por sí se nos muestran intragable. Claro, cuanto más raro es el personaje, más ajeno es al espectador normal. Puede despertarnos curiosidad, pero al no sentirnos relacionados con él más allá de un personaje cómico, es más difícil — aunque no imposible — que nos identifiquemos con su emoción.

CONCLUSIÓN

Es decir, el secreto de una novela policiaca, tal como se piensa hoy día, no reside la extravagancia del caso, del planteamiento, ni en la rareza de los tipos que allí aparecen. Reside en las emociones. En lo que se juega el héroe, en lo que quiere conseguir y no consigue el personaje; en su angustia, en sus problemas mentales y “los universales”.
La muerte, el amor, el dolor por la pérdida de un ser querido, todo aquello hemos vivido alguna vez o que nos asustan, o que tenemos tememos.
No hay que esperar a que se resuelva el crimen para que todos esos sentimientos aparezcan. Debe ser un desarrollo intenso, desde el principio y después progresivo. No vale atender primero a lo policiaco. Debe darse todo a la vez, debe empastarse ambas cuestiones de una manera firme y consistente, deben evolucionar estos sentimientos y estas resoluciones policíacas que se hallan en la trama superficial.