El secreto de la novela policiaca 1
Dos son las claves de la novela policiaca.
La novela policiaca basa a su eficacia en la emoción y la resolución “técnica” del crimen.
PRIMER SECRETO: LA EMOCIÓN
La emoción se centra en el horror que podemos sentir ante la crueldad del antagonista y también en la compasión y el afecto que profesamos hacia la víctima. Ambos aflicciones están relacionadas.
La relación emocional que nos suscita algún personaje es imprescindible para que la novela triunfe. Y si ese personaje es la víctima nos conmoveremos con dolor y rabia ante el daño recibido porque, del mismo modo, la novela policiaca gustará si es capaz de despertar aversión hacia el criminal. Pero, ¿cómo conseguir que el lector se conmueva?
CÓMO CONSEGUIR EMOCIÓN EN LA NOVELA POLICIACA.
EMOCIÓN, EMPATÍA Y COMPASIÓN HACIA LA VÍCTIMA.
VÍCTIMAS QUE NO CONMUEVEN. El secreto de la novela policiaca 1
Aparece una mujer muerta a la que han extirpado los párpados en la primera escena. Como mucho, podemos experimentar rechazo hacia la violencia física de esa escena, pero no podemos experimentar compasión ni emoción por la víctima, puesto que no la conocemos. La primera y única información que tenemos sobre ella es su aparición como “cuerpo muerto” en un descampado y sin párpados. Nos horroriza pero no sentimos nada hacia ella.
VÍCTIMAS QUE CONMUEVEN.
Para conseguir una verdadera empatía hacia la víctima, debemos conocerla en unas determinadas escenas previas. Nos caerá bien si nos es mostrada. Por ejemplo, si la vemos antes de morir como una muchacha agradable, intelectual, profesora universitaria. Empatizaremos con ella porque se ha esforzado en la vida y ha logrado éxitos profesionales. Todo ello nos habla de una persona que está a nuestro nivel.
La entendemos como “de nuestro mundo”. Un mundo sobrio, racional, razonable, educado, y la admiraremos por haber alcanzado esa posición. Si además se nos muestra como una mujer discreta, cercana, muy recomendable para novia y si finalmente es asesinada, nos dará rabia que muera. “Sentiremos”, muy al contrario que con la primera víctima.
(Aclarar que extraigo los ejemplos de “Memento Mori”, la novela policiaca de César Pérez Gellida.)
Pero hay casos igualmente definitorios y conocidos, tanto de ficción como en el “True crimen” que paso a comentar. El secreto de la novela policiaca 1
EL CRAK, DE GARCI. CON SPOILER. El secreto de la novela policiaca 1
En el Crack, de Garci, Alfredo Landa se relaciona con María Casanova y tienen un proyecto en común. Lo vemos. Lo conocemos. Se nos muestra.
Al avanzar la película, el asesinato de María Casanova nos sorprende y nos indigna, porque supone una interrupción definitiva, una ruptura de los proyectos vitales del detective y de su novia. Además, se produce el efecto definido por Blake Snyder en “Salva el gato” llamado “ahora es personal”.
El caso es que hemos tenido margen suficiente para conocer a la víctima y nos duele su muerte.
SEVEN. CON SPOILER
Lo mismo podemos notar en Seven, donde Brad Pitt tiene una relación similar con Gwyneth Paltrow. Nos cae bien, empatizamos con ella porque se nos permite visualizar escenas donde aparece como una chica normal y corriente antes de que la maten. La sentimos cercana a nosotros.
En la escena final, donde el antagonista, Kevin Spacey, aparece con una caja donde guarda la cabeza de Gwyneth Paltrow asesinada, sentimos indignación y dolor. El mismo dolor que siente Brad Pitt al acercarse a esa caja. Esa caja, por cierto, que se convierte en el gato de Schrödinger, que mientras no se abre no sabemos si estará allí la cabeza o no estará, con lo cual la Paltrow estará muerta y no muerta a la vez.
Al abrirla y ver cómo Brad Pitt se horroriza, sentimos dolor, indignación y odio contra Kevin Spacey. También aquí se produce el efecto de “ahora es personal”, porque el antagonista “agrede” personalmente al detective, como en el caso de Landa. El secreto de la novela policiaca 1
LOS PADRES DE LAS VICTIMAS. LAS NIÑAS DE ALCÀSSER
Pero esto también sucede con los crímenes reales. Las niñas de Alcàsser nos conmovieron cuando la prensa se hizo eco de su desaparición. No las conocíamos, pero si conocíamos a Fernando García y a los otros padres en numerosas entrevistas, donde aparecían con el gesto desencajado y mostrando un dolor insoportable. Eso nos hizo empatizar, no con las víctimas, de las que no sabíamos nada, repito, sino con lo visible de esas víctimas. Las “otras víctimas” que eran sus padres y hermanos. Una empatía vicaria.
Al aparecer los cuerpos, sentimos dolor porque ya habíamos empatizado indirectamente con ellas. Mientras estaban desaparecidas nos narraron su juventud, su inocencia, sus historias.
Por tanto, si nos preguntamos cuándo hemos sentido dolor por las víctimas en una narración, llegaremos a la conclusión de que, en todos los casos, tanto reales como ficticios, nos conmueve conocer a la víctima y no nos conmueve no conocerla. Nos conmueve presenciar el dolor de su familia y la historia que nos cuentan sobre ellas, visualizando una historia detrás que las da volumen y las “humaniza”.
ODIO AL VILLANO POR CONTRASTE.
Y al conocer a la víctima y dolernos con ella o por ella, indirectamente odiamos a quien comete el crimen, a quien trunca su futuro. El detective que ha interrumpido su proyecto de vida, los padres doloridos… Conocerlos nos hace, por contraste, odiar al agresor. El secreto de la novela policiaca 1
LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA ES IMPRESCINDIBLE. LA VIOLENCIA FÍSICA NO.
Aquí debemos señalar un matiz. Porque el estremecimiento y el horror es debido a las circunstancias psicológicas que rodean el crimen y no a la violencia física del acto. Podemos ser muy crueles contando como se produce el homicidio. Podemos incluso acudir a otro género como el “gore” y que el lector pueda contemplar, a través de nuestro relato, como se ensaña el malhechor con su presa. Esto puede horrorizar de una manera superficial, en efecto. Pero la verdadera inquina, el verdadero odio, el que da profundidad a la novela y lo aleja del folletín de kiosko, lo experimentaremos si hemos empatizado con ella, si la hemos conocido antes de que muera y si la crueldad ejercida por el villano es injusta desde un punto de vista moral. Crueldad injusta antes que crueldad física. Incluso podríamos prescindir de “gore” y de la descripción del crimen. No por ello dejará de tener un efecto muy intenso nuestro dolor y nuestra indignación. Serán unos sentimientos “de más calidad” que “sentiremos” como lectores, puesto que se ha establecido una relación con los personajes, que es mucho más importante que el relato meramente “visual”.
En el siguiente artículo analizaré las resoluciones técnicas del crimen.
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