Manuel hizo rosquillas. Pues vaya, con las manazas que tiene. Al final, resultaron extraordinarias y doña Pura: «no confiaba yo, pero mira». Luego, la emprendió con un bizcocho y lo mismo. Una limonada, y talmente. La cosa era no confiar, aunque saliera bien. Y es que Manuel tiene cara de tonto, como aquel concursante del programa cultural de tv que se llevó el premio gordo. Manuel ha ganado concursos de redacción, incluso a nivel nacional, pero doña Pura, antes que decirle, calla. Tiene premios de pintura, pero cuando saca los pinceles, se escandaliza.
No es que no sepas, (que no sabes) pero busca un profesional, hijo. Representó una obrita en su colegio y ganó, y doña Pura: pero, ¿qué sabes de teatro? Luego doña Pura reconoce que estuvo bien, pero vamos, no es pa tanto, porque ¿cómo va a saber? ¡Si le he criado de chico! A sus otros hijos les anima pero ¿a éste? pobrecito, ¿y si hace daño? Ay, Manolitoooo, Manolitoooo, se ríen sus hermanos, poniendo vocecita cómo si fuera gilipollas.
Manolito nunca será Manuel, con Manolitoooo va que chuta.
Se dice de Manuel que no admite una crítica, pero él distingue muy bien entre una sana opinión y el «no tienes ni puta idea» que subyace en esas… «críticas».
Un día, Manolo encontró a una sola persona que confió en él y no le torturaba con peguitas, y soñó que harían cosas juntos, pero no pudo ser y como ya no quedaba nadie, ahora hará monólogos. ¡¡Santo Dios!! ¡¡Se estrella fijo!! Pero cuanto más le dicen no, más se empeña.
Los monólogos salen bien y en su casa callan, y siguen negándole la confianza en la próxima de Manolito. Doña Pura vuelta a decir que «no creía, pero vaya». Pues esa es la cosa, Pura, que «no creías». ¡¡Y que se haga daño, coño, que siempre será menos dolor que tu falta de fe!!
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 8 de abril de 2014)
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