«Dar lo que sobra no es compartir, sino dar limosna». Eso dice Alejandro Sanz en una vieja canción. Sigo preguntándome que son en realidad los amigos. Dicen que hay pocos. En el refrán de la semana anterior, «amigos que no dan y cuchillos que no cortan, si se pierden no importan», hablábamos de los amigos que no dan, pero ¿que es dar como amigo?
Porque hay muchas formas de dar:
Se puede «dar» a una ONG, y saco como contrapartida la satisfacción moral de cumplir con un deber, me veo a mí mismo como persona comprometida. Ese «dar» significa vocación, afición, algo que te gusta hacer. En realidad, damos pero ¿damos o sólo nos sentimos atraídos por las actividades de un grupo, una idea moral del mundo, el ejercicio de una actividad atractiva, como quien se aficiona al fútbol, al ajedrez, a la literatura? Podemos sublimar, como sublibamos el arte, nuestra participación en una ONG pero igual que podemos preguntar a un artista que cantidad hay de vanidad en su afición podemos preguntarle a un militante ecologista o de UNICEF si su dar es ajeno a la afición a participar en estos eventos. Conste que solo es una pregunta. Puede que sea puro amor, no lo pongo en duda, pero ¿no piensan que no está de más preguntarse si realmente se siente un «dar puro»? ¿Quiénes dan aquí, «darían» igual sin religión, sin moral ecologista o sin convicciones sociales? Pregunto, sólo pregunto.
Otra forma de «dar» es como acto social. La sociedad te obliga a un continuo trueque y nuestras obligaciones con los demás implican interactuar adecuadamente con el medio para ser aceptado.
Si doy a un conocido, saco como contrapartida algo parecido al dar social, no sentirme aislado en el mundo, cumplo con un hábito.
Si «doy» en un negocio, en realidad «pago el precio, aporto». Para obtener algo en cualquier negocio debo «sacrificar», en espera de una recompensa. Colaboro, contribuyo en realidad, no «doy».
¿Entonces qué es «dar como amigo»? Sería un «dar» distinto. Supondría dar lo que te duele perder, pero sin sentir dolor, porque lo disfrutará la persona querida. Esa es la sutil diferencia. Si sabes que te importa perderlo pero «das» y no te duele, entonces sí puedes afirmar que das como amigo.
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 27 de septiembre de 2016)
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