Tom Sawyer es un clásico de la literatura universal que imagino habrá sido objeto y víctima también de miles de análisis literarios. He aquí uno más, el mío personal.
UNA NOVELA, CUYO MÉRITO ES LA DIVERSIDAD
Recuerdo lejanamente haber visto películas, pero nunca llegue a leerme la novela. Es ahora, de adulto, que la he leído por primera vez y aprecio ciertas cuestiones que quiero compartir con ustedes.
EL GÉNERO
Lo primero destacar el género. Tom Sawyer se encuadra en la literatura juvenil de picaresca. Desde el Lazarillo, pasando por «Mi planta de naranja lima», Guzmán de Alfarache o Estebanillo González, son muchas las novelas sobre niños pícaros. Pertenece a todos las épocas. Entretiene al que lo escribe y permite al escritor desarrollar ideas ingeniosas sobre trastadas y solazarse en ellas. Su calidad suele depender del ingenio del autor en construir tramas, pero no siempre.
PSICOLOGÍA DE PERSONAJE (TOM)
Tom es el asidero principal. Hay narraciones que se basan su fuerza en la aventura, en la relación de personajes, en el problema moral, existencial, vital o el conflicto interno… La picaresca basa su mejor valor en el personaje.
TOM EN LA SOCIEDAD
Tom es un niño al que vemos en proceso de aprendizaje hacia la edad adulta. Todas sus correrías son producto de un juego, de tantear la realidad que tiene alrededor. Al contrario que otros chavales traviesos, víctimas de una situación de pobreza o marginación, como Oliver Twist o Lazarillo, la personalidad de Tom es propia de un cachorro de clase media, -teniendo en cuenta cómo era la clase «media» americana a fines del XIX (1876)-, rural, empobrecida pero unida en la pobreza, sin grandes diferencias sociales o con las diferencias asumidas en un poder adquisitivo elemental, sin contrastes, al menos en las pequeñas ciudades.
Al rico del pueblo se le aceptaba como algo natural e inevitable, incluso se le tenía respeto (el juez Thatcher) y así es como debemos entender la psicología de Tom, partiendo de cuestiones sociales previas que no hay que desatender y que hay que ponderar en su exacta circunstancia, no otra.
TOM DE ADULTO, LA CLAVE PARA ENTENDERLE
Respecto al tipo de pícaro que nos dibuja Twain, cuando lean Tom Sawyer -o si lo han leído ya- piensen en una cosa: ¿cómo le podemos imaginar de adulto?
Probablemente abandonando trastadas y juegos y convirtiéndose en un hombre de provecho, burgués y normal, inmerso en esa moral religiosa de aquel tiempo, todo lo contrario a como nos podríamos imaginar a Lázaro de Tormes, con prostitutas, víctima del mal ambiente dónde se desarrollo su infancia, tal como nos cuenta el propio autor, o Guzmán de Alfarache o incluso Huckleberry Finn, de clase más baja y del que hablaremos en su día.
Tom es un travieso bien intencionado, más que un pícaro. Nos da la sensación de que se nos está contando las divertidas trastadas de un burgués en su infancia, antes que un ladrón sin escrúpulos. De hecho, es el único de los tres fugados que sufre cuando sospecha que su tía Polly y el pueblo entero pueden estar preocupados por su fuga.
LA DIVERSIDAD Y LA INOCENCIA
Pero, aparte de esto, que revela su personalidad, sus aventuras no son traumáticas, están contadas desde la diversión y el entretenimiento.
En esas aventuras reconocemos momentos rutinarios de cualquier vida humana, como son los primeros escarceos amorosos con Becky Thatcher, practicando un juego simbólico más que amoroso, sin sentir amor ni sexo ni tener conocimiento alguno real de dichos instintos e inclinaciones. No nos podemos imaginar al Lazarillo en estos tratos de tono inocente y asexuado. El acierto de Mark Twain es mostrar a la par que travesuras, la inocencia que conecta con el lector burgués, que ve reflejada su propia infancia, lejos del modelo barribajero, delicuencial y de lumpen.
ESTRUCTURA
Vemos, principalmente, dos partes. La primera, es la suma de una serie de trastadas. La segunda, un hilo conductor con el crimen de Joe, el Indio y sus consecuencias. Empecemos por la primera.
PRIMERA PARTE, SUMA DE TRASTADAS
En esta primera parte obtenemos la presentación de la psicología del muchacho. Ya aquí aparecerán otros secundarios que contrastan con él. Tom se halla en el medio moderado del arquetipo del pícaro barriobajero.
SID, el hermano de Tom, es el niño aburguesado, que no hace trastadas, el educado, refugiado bajo las faldas de tia Polly, incapaz de hacer una jugarreta, ajeno a toda travesura. Su relación con Tom es la de dos hermanos que se pelean. Comparado con Sid, Tom es el travieso mientras que con comparado con Huckleberry es menos pícaro.
HUCKLEBERRY es el pícaro sin contraste social, vive en el lumpen y mueve a Tom a la trastada.
TOM es un pícaro burgués. Ejerce la picaresca pero su punto de referencia es una sociedad aburguesada, rural y pobre pero moralmente burguesa, como dijimos. Le vemos en una sucesión de aventuras, con la cucaracha, en misa, con el perro en la iglesia, pintando la valla, con las preguntas del sacerdote sobre versículos de la Biblia, etcétera, mostrándolos en acciones y pensamientos, sin describirlos, con todas sus características y aristas.
SEGUNDA PARTE
EL ENIGMA de cómo lo resolverán.
La segunda parte lo constituye el crimen en el cementerio y la falsa acusación al borracho. Todos conocemos esta historia y el modo en que Huckleberry y Tom son testigos de una verdad que solo ellos pueden desvelar. Esta situación es la que atrae al lector creando
MOSTRAR, NO DECIR. EL CONFLICTO INTERIOR DE TOM, EVOLUCIÓN DE PERSONAJES.
Mark Twain deja en manos de ambos muchachos la decisión, como si él no interviniera. Para ello, hábilmente, el autor se aleja de la acción y deja que se desarrolle sola. Ya nos ha dado previamente claves de la personalidad de ambos. Ahora deja que surja sola nuestra curiosidad por saber de qué modo los fundamentos éticos previos de uno u otro condicionarán sus acciones.
Es esto lo que verdaderamente nos interesa, donde reside el valor de la trama, saber si un muchacho mostrará rasgos de adulto a través de esta experiencia y evolucionará como personaje, y si cuenta con los resortes espirituales necesarios para dar el paso. ¿Delatarán al indio? ¿Dejarán que condenen a un inocente? También, nos interesa saber si Huckleberry se mostrará como un pícaro egoísta que no quiere líos o si acaso tiene buen corazón y sentir a compasión del borracho inocente, es decir, si también evolucionará.
Aunque el asunto del crimen ha aparecido ya muy avanzada la novela, ha contado con aventuras previas, necesarias para comprender lo que va a suceder luego, conocer la personalidad de los niños, preguntarnos cómo reaccionarán con estos nuevos acontecimientos, con lo que esas pequeñas subtramas quedan imbricadas en el eje.
TÉCNICA DE TRAMAS ALTERNADAS, LA INCONSCIENCIA DE TOM
Y ahora viene la parte más interesante.
Mark Twain, tal vez entendiendo que la historia de El Indio y el crimen no da para más y que no debe desvelar el final tan pronto, interrumpe la historia y regresa al sistema de pequeños anécdotas, tretas y gamberradas.
Retoma la historia de Becky, la cual a su vez vuelve a dejar interrumpida. Esta técnica de tramas interrumpidas provoca el interés del lector, al modo de la alternancia de historias que se usa en los seriales de televisión. Incluye una pequeña anécdota con una medicina y un gato y acto seguido nos cuenta una historia más larga, la fuga a la isla y el regreso en secreto de Tom al pueblo, el llanto de padres y tutores por la pérdida de los chavales y de nuevo las aventuras en la isla, como aprenden a fumar y a ser adultos.
Todo ello revela una gran inteligencia del autor, puesto que, interrumpiendo de este modo, nos ofrece un mosaico pintoresco que rompe la linealidad constructiva.
eje central, (el crimen y la búsqueda del tesoro) en una única historia, en una columna vertebral y vemos como las tramas de la primera parte sirvieron de presentación. Vemos que ese eje central, se complementa con otros ejes centrales igualmente desarrollados (la fuga a la isla), subtramas grandes o ejes centrales añadidos.
Por tanto, una segunda parte que ya no supone una acumulación de aventuras sin relación entre sí, sino que entramos de lleno en una trama, en un
EL PUNTO DE VISTA DE NIÑOS INCONSCIENTES EN TOM SAWYER
describe a los personajes, en otras aventuras, informándonos de que sólo son niños inconscientes que dan la misma importancia al crimen que a otras tretas, sin saber distinguir unas de otras. Fumar o fugarse tiene la misma relevancia para ellos que un crimen o un tesoro oculto. Además, son inconscientes al dolor que provocan en sus familiares y en el pueblo. Son valientes para entrar en un cueva pero también vemos que ese valor nace no de una madurez, sino al contrario, de una inconsciencia de niños que no ven el peligro.. Es de este modo que el autor, sin decirlo, nos enseña el carácter irresponsable y cruel de sus actos, donde se centra el punto principal del mensaje. Entendemos acaso que Tom es más inconsciente y Huckleberry desprecia más los sentimientos. Es la diferencia entre uno y otro. Aun así, en ambos casos, la visión infantil minimiza el sufrimiento.
Es importante cómo Twain enfoca el problema, destacando la inocencia de los niños. Cómo
CONCLUSIÓN
Tom Sawyer es una novela con aristas y juegos narrativos muy bien llevados. Deja un regusto hermoso en el recuerdo. Tal vez sea una de esas obras que leída en la infancia, se paladea con los años, te apetece releer, nos traslada nuestra niñez, nos devuelve aquellos años en los que no había problemas, en los que existía el paraíso terrenal. Así es como Mark Twain escribió la obra, con un espíritu que fluye por encima de la narrativa, que destila emoción de escritor. Mark Twain escribe desde la necesidad y el gusto de escribir. Debajo de su sencillez fluye una pulsión y una gran técnica. Y, como los buenos guisos, se paladea después de leída. Una novela para revisitar de cuando en cuando. Queda en puertas leerme las aventuras de Huckleberry Finn, continuación de Tom Sawyer, y emplazarles para un nuevo post, a no tardar mucho.
Valoración: un nueve.
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