Últimos días en Berlín novela romántica.
Últimos días en Berlín. UNA NOVELA ROMÁNTICA BIEN INTEGRADA EN LA NOVELA HISTÓRICA.
Abordamos ahora la tercera parte y última de Últimos días en Berlín, en su aspecto de novela romántica. Bajo este ambiente, bajo este diseño, bajo esta estructura de novela histórica se encierra una novela romántica. “Últimos días en Berlín” engarza muy bien ambos aspectos, sin que uno predomine sobre el otro. En todo caso, da la sensación que siempre lo histórico predomina sobre lo romántico.
En medio de la vorágine de acontecimientos que se suceden y multiplican, zarandeando a los personajes, Paloma establece unas difíciles relaciones amorosas, interrumpidas constantemente por nazis o comunistas. Esto ocurre tanto en su intento de reconciliación de los protagonistas amantes como cuando impide el reencuentro o la consumación de su amor, ya sea amor fraternal, de madres e hijos, o de pareja.
EL TRIÁNGULO AMOROSO EN ÚLTIMOS DÍAS EN BERLÍN NOVELA ROMÁNTICA.
Sobreviene un triángulo amoroso de lo más rutinario, propio del subgénero. Una femme fatale, un hombre muy masculino y guapo, perfecto en todo y empático y una chica inocente también enamorada del joven. Tres arquetipos clásicos que se disputan las atenciones del macho. Últimos días en Berlín novela romántica.
MÁS INGREDIENTES DE LA NOVELA ROMÁNTICA.
El ir y venir de Yuri entre estos dos amores, el amor conflictivo con Claudia y la entrega de Krista y, de por medio, otra historia de amor familiar hacia la madre que quedó en Rusia, configuran todo un cuadro de personajes empáticos, que se influyen unos a otros, que se entregan, que no miran por sí mismos, en contraste con personajes malvados sin un ápice de humanidad, egoístas y crueles.
El bien y el mal, el jin y el jan bien definidos, para que el lector no se pierda durante la lectura. Para que prefiera a unos y abomine de otros. Últimos días en Berlín novela romántica.
YURI, UN PERSONAJE SIN TACHA.
Yuri está a punto de convertirse en un personaje “blanco”. Cuando se presenta la ocasión de dejarse llevar por la cobardía o por los dilemas morales, Patricia Sánchez-Garnica siempre le plantea una situación extrema que le hace difícil optar. En su magnanimidad, Yuri se resiste hasta el último momento a caer en el lado oscuro, y cuando peca, lo hace porque no tiene más remedio. Noticia que le llega al lector, como parte del drama. Así se ve cuando ayuda los judíos a escapar de Alemania y sabes que se está enriqueciendo a su costa, por ejemplo. De todos modos, dentro de que tiende a la bondad, también sufre y le cuesta decidirse por el lado luminoso, lo que le hace un personaje con sombras que supera constantemente. Luces y sombras en un personaje bien perfilado. Últimos días en Berlín novela romántica.
OTRO PERSONAJE “BLANCO”, KRISTA, EN ÚLTIMOS DÍAS EN BERLÍN NOVELA ROMÁNTICA.
Krista, en su inocencia, que más que inocencia podríamos decir “inconsciencia”, es otro personaje de “Últimos días en Berlín”, que tiende a ser “blanco”. Al igual que Yuri, los momentos en que guarda silencio cuando debería hablar, o que se abstiene de defender a quien debería defender, que son los menos, quedan justificados por la situación extrema que vive. Se juega la vida si lo hace. Últimos días en Berlín novela romántica.
PERO NO SON PERSONAJES “MARY SUE” PORQUE…
Krista y Yuri parten de una situación que, aunque cada vez es peor, ignoran en que va a deparar. El empeño que Yuri en visitar la Unión Soviética le hará evolucionar, si no en su moral, si respecto a lo que va descubriendo, causándole cada vez mayor dolor. También en la subtrama romántica respecto a Claudia y Krista. La duda constante de Yuri por si está haciendo bien, por alejarse de Claudia pero sufriendo porque no puede, porque la ama, junto con la desazón por estar traicionando a Krista.
Y lo mismo reza para Krista.
Son personajes “blancos” en su perfil, moralmente intachables pero que sufren y son débiles, y se hallan siempre al borde de caer en el lado oscuro. Esto da interés a la novela como historia romántica. Evolucionan debido a la situación. Últimos días en Berlín novela romántica.
LOS MALVADOS.
Y si esto puede decirse de los personajes heroicos, ¿qué decir de los antihéroes? Burócratas del Partido Comunista o nazis, perversos y malvados hasta la saciedad, sin un ápice de bondad. Son, igualmente, personajes “negros”, sin un atisbo que grises.
Su desarrollo empieza y termina de la misma forma. No aprenden nada se manifiestan con la misma crueldad al principio y al final.
A excepción que el hermano ruso de Yuri, que sufre y se ve obligado a ocultar su identidad para salvarse. Últimos días en Berlín novela romántica.
PROPIOS DE UNA NOVELA ROMÁNTICA.
Estos personajes buenos, “blancos”, moralmente intachables, pero que sufren, son clásicos en la novela romántica. Esto gusta a la masa por su simplicidad. Nos engancha desde el principio ver a personajes como Yuri o Krista, tan buenos, tan guapos, tan altos, tan rubios, tan “poco nazis”. Nos estremecen las situaciones históricas, pero también los personajes como Ulrich von Schönberg, el esposo nazi de Claudia. Últimos días en Berlín novela romántica.
PERSONAJES QUE EVOLUCIONAN EN SU ARCO.
El personaje que más evoluciona en su arco desde el inicio de “Últimos días en Berlín” hasta el final es Claudia. De una nazi convencida que, sin embargo, duda del nazismo creando un conflicto interior, va evolucionando, según va complicándose la cosa, con la guerra. Los desprecios y las agresiones físicas de su marido, la crueldad de su hermano Frank pero a la vez el odio que profesa a Krista por robarle a Yuri… todo ello zarandea al personaje como tal, y los acontecimientos posteriores, poco a poco, van determinando la evolución de Claudia desde la maldad hacia la bondad, en un tiovivo lleno de altibajos. Gracias a Claudia y al ingenio de las situaciones que se plantean, con los puntos de giro que la guerra provoca, se disfruta “Últimos días en Berlín”. Tal vez sean sus dos bazas más poderosas. Últimos días en Berlín novela romántica.
NIÑOS, MADRES, ABUELAS Y DEMÁS FAMILIA.
La novela está llena de trucos que nos agarran por las vísceras de una manera fácil y efectiva. “Últimos días en Berlín” se plaga de madres moribundas que se visitan en Rusia, hijos ilegítimos que no son de Ulrich, dueñas de la pensión encantadoras, conflictos de Yuri con el padre… toda una parafernalia de interrelaciones típicas de la novela romántica, que suele complicarse a medida que se suman personajes, y que suele hacer las delicias de las lectoras.
Consciente Planeta de que hay más lectoras que lectores, tiran de este recurso y encubren la novela romántica con el disfraz de novela histórica, que también es sustanciosa.
Patricia Sánchez-Garnica es consciente de ello y elabora una novela para ganar el Planeta.
DE PEQUEÑO A LO GRANDE.
La historia se desarrolla en una corrala de vecinos, donde se hallan todos los arquetipos de que Patricia Sánchez-Garnica se vale. Es un pequeño mundo que le sirve de ejemplo para mostrar un mundo mucho mayor y poder dominarlo, al concentrarlo en un portal, al modo de Historias de una escalera, de Buero Vallejo.
Es un truco muy hábil del que tenemos que aprender. Si queremos contar una gran historia, es preferible reducirla a un pequeño escenario, limitado, que sirva de analogía del gran mundo al que nos queremos referir.
¡QUÉ CASUALIDADES MÁS CASUALES!
2Sí. “Últimos días en Berlín” se plaga casualidades de lo más casuales.
Cuando Yuri está a punto de morir, se salva siempre por los pelos. ¡Qué casualidad que le saque de Siberia Axel, el comunista al que ayudó escondiéndole en su buhardilla cuando lo perseguían los nazis! ¡Qué casualidad que se libre de ser ejecutado porque cae en manos de un ruso hastiado de tantos crímenes y que graciosamente le facilita un salvoconducto!
LOS BUENOS NO MATAN.
Y para posibilitar que Yuri no tenga que matar, ni siquiera guiado por una venganza justa, toda una serie de casualidades se acumulan haciendo intervenir a personajes inesperados en el momento más oportuno. Y si mata (al médico que causó la desgracia de su madre) lo hace por un motivo bien justificado y planteando las correspondientes dudas existenciales. Ello afecta a Yuri, a Krista y a los demás. Cuando la novela iba a concluir, porque una amenaza se cernía sobre alguno de los protagonistas, dicho protagonista se salva por los pelos y la historia continua.
Pero también ocurre al revés, que la desgracias suceden inesperadamente a los personajes más inesperados, en un festín de sorpresas continuas. Últimos días en Berlín novela romántica.
UNA NOVELA BIEN ENGARZADA
Al final, “Últimos días en Berlín” da la sensación de ser una novela bien engarzada. Los acontecimientos extremos que viven los personajes son los causantes de tanta casualidad, y no da la sensación de que esté premeditado por la propia autora, con intenciones dramáticas.
Aún así, los acontecimientos más dramáticos que nos temíamos que sucedieran, siempre, en último extremo, no suceden, provocando una tensión continua y dando lugar a ganchos narrativos sencillos, orgánicos y efectivos.
Aunque alguno tenga que morir, inevitablemente, en último extremo los personajes principales se salvan. No sería ético ni satisfaría al lector que se condenasen y muriesen los buenos. Todos los buenos se salvan y todos los malos perecen. Salvo algún que otro secundario sacrificable.
Pero de vez en cuando muere un personaje principal bueno y esto hace llorar a la lectura. Y muere en un momento clave de la estructura, que es «donde» deben morir los personajes importantes, dando un punto de giro a la historia. Últimos días en Berlín novela romántica.
¿QUÉ QUIERO DECIR? EL EJEMPLO MÁS CANTOSO. CON SPOILER GORDO.
Debe solucionar el triángulo amoroso. Sacrifica a Krista, haciendo que muera a manos de un delincuente que le roba el reloj de Hitler. Aparte de aprovechar esta escena para contar el caso real de la delincuencia surgida a raíz del final de la guerra, la autora se vale de esta anécdota que se inventa para quitarse de en medio a Krista. No hubiera resultado sostenible, desde el punto de vista de la novela romántica, que Krista hubiera renunciado a Yuri y siguiera viviendo. Su abnegación, malherida como estaba, cediendo su lugar a Claudia y retirándose del triángulo amoroso por defunción, nos enternece. Es el culmen de su bondad y “Últimos días en Berlín” cae aquí en su más alto grado de sensiblería. Porque en el fondo, “Últimos días en Berlín”, es una novela sensiblera que desarrolla todos estos recursos para conmovernos, como finalidad última. Y que un personaje con quien hemos empatizado muera dramáticamente es un recurso clásico de la novela del XIX, efecto que siempre da grandes resultados y que se disfruta enormemente.
Aparte de valerse de este recurso tradicional de la muerte del personaje bueno que expresa su generosidad extrema al final de la obra, en un gesto extremo magnánimo, Patricia Sánchez-Garnica se ve libre, desde el punto de vista argumental, para que Claudia y Yuri tengan una vida juntos sin el impedimento de una tercera en discordia. Últimos días en Berlín novela romántica.
¿POR QUÉ SE DECIDE POR ESTA SOLUCIÓN LA AUTORA DE ÚLTIMOS DÍAS EN BERLÍN NOVELA ROMÁNTICA?
Plantear a Krista como madrastra, en caso de que hubiera muerto Claudia. Además, se culmina el arco de Claudia con una evolución drástica mucho más interesante que si se hubiera salvado Krista y hubiera muerto Claudia. La solución es de lo más tradicional, pero también la más novelesca. Y está hábilmente encubierta por toda la parafernalia que sucesos “casuales”.
Por otro lado, Claudia es el personaje que cambia a lo largo de la historia, que ha aprendido y sería injusto que no recibiera la compensación de triunfar, gracias a su evolución ética. Aunque también sea injusto para Krista, ver a la Femme Fatale convertirse en una esposa tradicional eso gusta mucho. Supone darle su triunfo, su premio por su arrepentimiento, por su aprendizaje desde el mal hacia el bien. Últimos días en Berlín novela romántica.
ESCENAS REPETIDAS EN ÚLTIMOS DÍAS EN BERLÍN NOVELA ROMÁNTICA.
Hay paralelismos en últimos días en Berlín. Axel Laufer, el comunista perseguido en Alemania oculta a Yuri en Siberia, dándose la vuelta a la tortilla. La madre de Yuri es detenida por los nazis cuando sale a la calle al igual que Krista encuentra la muerte cuando sale a vender el reloj de Hitler. En ambos casos, hay miedo en los familiares que esperan su regreso.
Pero hay otro paralelismo más.
Asiste a los últimos días de Verónika, su madre, postrada en la cama es idéntico al momento en que Yuri llega de nuevo a casa y asiste a los últimos instantes de la vida de Krista. Es la misma escena, simétrica: primero con su madre, después con Krista.
Patricia Sánchez Garnica nos ofrece este cuadro tan típico de la novela decimonónica, con el hijo o amante asistiendo al pie del lecho mortuorio a los últimos instantes de la vida de su madre o esposa. Y no tiene ningún pudor en repetirlo otra vez, porque le ha molado como le ha quedado, es resultón y es guay repetirlo. Últimos días en Berlín novela romántica.
CONCLUSIÓN.
Y con esto hemos completado en tres fases el análisis de esta estupenda novela, “Últimos días en Berlín”. En conclusión, “Últimos días en Berlín” es una gran novela, pese a lo dicho. Si te dejas llevar por ella, la disfrutas un montón, aunque siempre viene bien ser consciente de los trucos que han empleados para engatusarnos.
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