¿Racionalizamos o mentimos?

En política hay una obsesión contra la mentira. De todos los pecados, maldades y defectos, mentir es lo peor, lo más indeseable. El ataque más brutal es contra el mentiroso. Hay una guerra a muerte por demostrar que el otro miente, y si se demuestra, se confía en que el partido mentiroso perderá las elecciones. Pero la mentira, como la verdad, tiene mucho que ver con el modo de vernos a nosotros mismos y percibir al otro.

Si el otro miente es malvado, pero si lo hacemos nosotros, no mentimos, tan sólo vemos la realidad de otro modo

y es ahí donde el votante, aunque reconozca la mentira, ve capcioso el asunto. Pero no hablemos sólo de política. Todos racionalizamos nuestra realidad para hacerla existir. Nuestros pecados, los argumentamos y explicamos, pero para los ajenos no hay razones. Para los ajenos, la verdad es la que es y el otro estafa y miente mientras que yo decoro mi yo, mi mentira, la explico, la comprendo, la veo inevitable, incluso la veo como una verdad. Sin embargo, el otro sólo miente y lo hace con mala idea.

Es un planteamiento parcial. Si mi enemigo político cobra un huevo, es un ricachón corrupto. Si yo cobro un huevo, recibo un salario que compensa mi sacrificada y gigantesca tarea por el pueblo. Eso cobrando los dos lo mismo.

Si mi enemigo se pelea por los escaños, tan solo mira por su culo y su sillón.

Si yo me peleo por los escaños, lucho para que mis representados tengan voz. Si mi enemigo sube impuestos, aprieta las clavijas al pobre. Si yo los subo, no tengo más remedio tal como está el panorama y además recaudo, lleno las arcas por el bien del pueblo, para crear servicios sociales. Si mi enemigo crea trabajo precario, es un inútil gestionando.

Si yo creo trabajo precario, no hay más remedio, porque fijo no hay y al menos así no hay paro y me apunto el tanto del empleo. Y, en nuestra vida personal, si mi primo me visita, qué simpático y si tu primo nos visita, menudo pelma. Porque mi realidad está justificada y para ella valen palabras. Para la tuya no hay excusas.

Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 9 de febrero de 2016)

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