RECETA.
INGREDIENTES.
Cójase un joven no muy maduro y píquelo muy grueso sobre la tabla de la ideología. Debe ser muy grueso para que se vean bien los mendrugos, porque la cosa es de mendrugos y de ideas gruesas.
Deje marinar en un preparado que contendrá: un cuarto de novedad, tres cuartos de represión, otro cuarto de gobierno infame y una pizca de ideología independentista.
Sí, no se sorprenda, aunque vamos a guisar una Independencia, la independencia solo es un toque final, un sabor.
Veamos cada ingrediente
1 REPRESIÓN.
Es un ingrediente fundamental, no puede faltar. Hay que convencer al joven de que el Estado reprime. Será fácil, porque el encebollado de la juventud casa muy bien con creerse reprimida, enseguida pochan sin dificultad.
2.- GOBIERNO INFAME.
Si existe represión, es porque hay un gobierno infame que somete y humilla. El joven aliña bien con esto. Debe tener alguien contra quien tirar piedras: un presidente, un partido, un gobierno, un rey. Si además es culpable, mejor. Un partido corrupto, por ejemplo.
3.- NOVEDAD.
Necesaria. Si le dices a un joven que las cosas están mal y gracias a su rebeldía vendrán cosas nuevas que lo mejorarán todo, se apunta. Se sentirá identificado. No olvidemos que al joven le gusta lo nuevo. Lo viejo siempre es peor. Lo nuevo siempre mejor. Un joven necesita novedades, cambiarlo todo.
4.- INDEPENDENCIA.
Para aromatizar.
Como ven, el plato fácil de preparar. En realidad, estamos usando la misma receta que para el guiso de “revolución”, “derrocamiento de monarquías” y similares. También hay una versión para “golpes de Estado fascistas, nazis, estalinistas”….
Además de jóvenes, podemos utilizar otros productos del mercado como fanáticos convencidos de tal o cual ideología, pero el joven suele ser importante, le da fuerza al emplatado final. Los chefs especializados en soflamas y conspiraciones de alta cocina lo usan.
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