Con “Encanto”, Walt Disney se ha desmadrado. Y es que Disney se encuentra en crisis y no lo sabe. Se ha ofrecido al mejor postor y ahora busca el mercado hispanoamericano para empatar con él, para venderle sus productos.
Disney ya no es el ideal de aquel dibujante que quería convertir sus sueños en realidad. Ahora solo convierte pesadillas.
Los economistas y especialistas en mercadotecnia, más que los verdaderos creadores, han tomado la empresa. Eso les lleva a crear engendros como “Encanto”, la cual paso a analizar.
“ENCANTO”, UNA CONFUSIÓN DE IMÁGENES.
Lo primero que resalta en “Encanto” es que predomina una confusión de imágenes rápidas que impiden seguir el argumento. Es habitual, y cada vez más en los dibujos animados, que los saltos, brincos y demás habilidades imposibles de las marionetas colapsen al receptor y le impidan ver la narrativa. Además, todo va a muchísima velocidad.
Eso por no hablar de los perritos, monitos, extraterrestres y demás engendros que suelen acompañar al protagonista. Dos de los defectos de Disney, que plaga sus películas de ambos recursos, de tal modo que parecen todas iguales
LA NARRATIVA EN “ENCANTO”.
Pero hablando de “Encanto” y haciendo un esfuerzo por encontrar un argumento, nos hallamos con la ausencia de un eje principal. Porque las narraciones, ya sean películas, cuentos o novelas, – las buenas narraciones quiero decir -, constan de un solo tema, como argumento principal, y luego unas subtramas que pueden acompañarlas, modificarlas o complementarlas. Las buenas historias son simples.
En “Encanto”, el eje principal se difumina. No se encuentra, entre tanta gimnasia y molinete, fondos que cambian y acrobacias.
Pero haciendo un esfuerzo, ya digo, encontramos uno. Un tema. Una casa encantada que se viene abajo, que pierde su magia y que alguien tiene que recomponer. Con un mensaje de fondo, la familia y el valor interior.
Vale, que sí, que hay un tema central, pero que no se centra.
LA FAMILIA Y EL VALOR DE CADA MIEMBRO COMO MENSAJE.
He discutido mucho con los amigos acerca de cuál es el tema de “Encanto”, porque no lo encontrábamos. La casa pierde su magia y debe recuperarla, sí, si eso es evidente, pero, ¿qué tema?
Parece el tema es la familia, por supuesto. Pero dentro del tema familiar, tan recurrente, se habla los valores de cada uno de sus miembros, por pequeños que sean. La familia debe valorar a cada miembro por lo que es. Incluso aquellos que alcanzan dones menos espectaculares, o que carecen de ellos, deben ser valorados.
Ese es el tema y ese parece ser el mensaje.
En “Encanto” cada quien cuenta con unos dones. Bruno y la protagonista, Mirabel, parece ser los poseedores de esos “no dones” y, por tanto, son las víctimas, y a la vez héroes, del filme.
LAS VÍCTIMAS DE “ENCANTO”.
Ya hemos dicho, Bruno y Mirabel , víctimas en busca de su resarcimiento. Pero también hemos dicho que, entre tantos cabriolas y volatines, no encontramos opción para meternos a disfrutar de historia. La historia se nos pierde entre tanta imagen.
LA PRESENTACIÓN DE LOS PERSONAJES.
El objetivo de la película aparece muy tarde. Durante la primera mitad de la cinta, simplemente se nos expone las virtudes mágicas de cada uno. Demasiados personajes y demasiadas explicaciones.
Y es que las presentaciones de los personajes son excesivamente largas.
LA MÚSICA ESTORBA.
Mirabel, aunque trata de contarnos con canciones su circunstancia, no nos enteramos. Por qué no se entiende la letra. Entre tanta música, tan visceral, tan moderna, tan rítmica, tan guay, con tanto instrumento como se usa, tan rápida, tan alta, tan “etcétera”, no se entiende.
DEMASIADOS PERSONAJES.
Además, demasiados personajes. Y con escasa función.
La forzuda solo sirve para perder su don y su fuerza y demostrar así que la casa se viene abajo.
Lo mismo ocurre con otros miembros de la familia Madrigal. Unos y otros demuestran habilidades absurdas que, simplemente, van perdiendo, sin más.
Una especie de Bisbal que cambia su aspecto, una chica que lanza flores, un niño que habla con los animales… todos ellos, aparte de perder sus habilidades, solo sirven para parar la narración, si es que alguna vez hubo alguna. Paralizan la narración y se dedican, durante un largo periodo, -dos o tres minutos, que en cine es mucho-, a explicar sus cualidades. Y más aerobic, más corvetas, con continuos cambios de escenario, correteando por el lugar como si fuesen drogodependientes sin morfina.
¿QUIÉN ES MALO, QUIÉN ES BUENO?
Así llega el segundo tercio de la película sin un villano, sin un culpable de que la casa se hunda, sin saber qué hay que hacer, sin saber a quién hay que combatir… Con un argumento flojo.
Porque todos parecen buenos. La abuela parece ser buena. La hermana de las flores parece ser buena. Bruno parece ser el único malvado, pero no aparece…
¡Mirabel está perdida! ¡No sabe cuál es su don qué pinta en la película para salvar la casa! ¿Qué tiene que hacer? Nosotros tampoco lo sabemos, aburridos como estamos.
Llegados a la mitad, no sabemos nada. No hay un mapa que el espectador pueda seguir. Y es que, en narrativa, un mapa es imprescindible. Y más en una peli de dibujos.
EL MAPA EN “ENCANTO”.
El mapa debería consistir en darle al espectador una serie de héroes y villanos, ayudantes y oponentes, para que pueda seguir con comodidad una narración. ¡Un problema que solucionar!, ¡algo!
Además, se le tiene que dar un objetivo, una acción a realizar concreta, que sepamos cuál es, para resolverla. Una coherencia en la trama, para que la podamos seguir. Acciones concretas.
El objetivo existe, salvar la casa, pero NO acciones concretas que se deban hacer.
PREGUNTAS, PREGUNTAS.
¿Por qué la casa está condenada? ¿Quién ha hecho «qué», para que tal desgracia suceda? ¿Qué tiene que hacer Mirabel? ¿Quién es el culpable de que la casa esté condenada? ¿Cuál es objetivo del malvado, si es que hay malvado, que quiere arruinar la casa? ¿Quién es el malvado? Pero, sobre todo, repito, ¿contra qué hay que luchar? ¿Es un objetivo de un malvado – que ignoramos – lo que ha causado el desastre, o es producto de un error de ese malvado que la casa se arruine?
¡¡Pero qué malvado!! (estamos en una peli de dibujos, señores: mal a quien derrotar y acción que realizar)
¿Y de qué modo afecta el error del malvado, o su objetivo, a la destrucción de la casa? ¿Cuál es el papel de Bruno?
¡Me angustio, me angustio!
Todo esto, perdido entre la parafernalia de chacharacas, canciones aburridas, intentos de epatar al espectador suramericano y estrapalucios.
DISNEY PERDIDO.
Porque Disney se ha perdido y no sabe cómo hacer para que una película tenga éxito. El director ejecutivo no tiene ni idea de hacer guiones, ¡pero opina!. Maneja demasiado dinero, y quiere ganar demasiado dinero y solo ve dinero, y ese es el problema. Mucho dinero significa venderse mucho. Venderse mucho significa sacrificar la creatividad y ponerla al servicio de los resultados. Venderse al mejor postor.
Por tanto, chiribitas al canto. Es lo que se les ocurre a los que no se los ocurre nada, a los que no son creadores. Llenar la pantalla de piruetas, de gambetas, cambios de imagen, cambios de luces, cambios de colores, reventando la mente de quien lo ve, para causar el efecto whow. Pero no hay ningún otro efecto. No un efecto narrativo, desde luego.
LA ABUELA ES LA MALA.
Y vamos con los fallos de argumento. Si es que hay argumento.
Escondido entre tanto rataplán y zipizape, descubrimos que la abuela es la mala, por error. Es una villana por error, no por objetivo. Ha causado el mal de la casa, no porque tenga unos propósitos egoístas, sino porque tiene una visión equivocada. (Esto ya se da al final, cuando estamos cansados) Y seguimos sin saber cuál es la lógica del mal causado y cuál es ese mal. “Perder los dones, acabar con la magia de la casa”, pero… ¿qué ha hecho? ¿Despreciar a Mirabel? ¿Por eso se ha arruinado la casa? Parece un mal de corto alcance, raro, extravagante, traído por los pelos, para derribar la casa. No encontramos la causa-efecto.
Es algo discutible que sea así. Yo no estoy demasiado de acuerdo, pero mi interlocutor parece ser que ha encontrado ese mensaje en la película. Claro que las consecuencias no tienen sentido.
Y sí es verdad que al principio se dijo que Mirabel no tenía dones y Bruno era malo, pero Bruno no aportaba, la familia Madrigal se puso a hacer piruetas y claro…
LA ABUELA ES BUENA
Pero resulta que la abuela no es una villana. Mirabel reconoce que es la más preocupa por la familia, la que más ha sufrido. Así que es la buena. Es la mala, pero es la buena. Ha cometido un error. Y al darse cuenta del error, rectifica.
Un niño con alto coeficiente mental puede entenderlo, pero la mayoría de los chavales a estas alturas ya no saben a qué atenerse.
LA HERMANA ES LA MALA. LA HERMANA ES BUENA.
Isabela, la hermana de Mirabel, es la mala. Es superficial, ridícula, ñoña, Mirabel la tiene manía… la mala. Si se dan un abrazo, la casa se salvará. Emoticono de sorpresa.
Las hermanas discuten, y a lo largo de una canción descubre que en el fondo… es buena. Ha cambiado en una sola canción y tiene otros objetivos, menos superficiales, menos ridículos. Así que, Isabela ha cambiado de mala a buena. Todo ello, con el fin de hacerle un lío al pobre muchacho que está hiperestimulado con tanto alboroto y tanta familia, más que nada.
BRUNO ES EL MALO.
Bruno es el malo. Ahora sí, vamos a ver como Bruno es el malo. Aparece con una capucha similar a la de Anonymous. Se esconde en una cueva entre ratas. La forzuda, el transformer, la madre que cura con comida, el padre al que le pican las abejas, la niña con la nube encima y Mariano, el galán ridículo, que no sabemos que pinta allí, pendiente de una boda que no tiene ni pies ni cabeza, nos desorientan. Llenan la pantalla, siguen sin dejarnos atender a la historia, pero sospechamos que Bruno es el malo…
BRUNO ES BUENO.
Aquí hay que hacer una salvedad, porque gracias a una escena en la que Mirabel y Bruno hablan a solas, sin que le moleste tanta familia, donde la tensión y el estruendo se reposa, sabemos que Bruno… es bueno. De malo, a bueno. Es uno de esos escasos momentos en que la película se para y da tiempo a saber qué cuenta. Podemos enterarnos de que Bruno no es malo. O sea, que seguimos en las mismas. Que era malo, pero no es malo.
Es solamente un personaje con un don, el don de presagiar el futuro, y que es apartado de la familia porque trae malos augurios. Será reivindicado cuando se comprenda que su familia solo se ha fijado en lo malo que pronostica, y no lo bueno.
Es quizás el personaje más simpático y el que da un poco de coherencia a la historia. Pero se lo impide el eje principal narrativo en el que está inmerso. Seguimos sin entender nada.
EJES NARRATIVOS SUELTOS EN “ENCANTO”.
Y es que “Encanto” contiene una serie de líneas narrativas sueltas y con un mal empaste entre ellas.
Para empezar, seguimos sin saber que ha de hacer Mirabel para salvar a la casa. Hay unos cristales que al juntarlos muestran su imagen, pero ni Mirabel ni el espectador saben que hacer con ellos. Hay una mariposa, que aparece por ahí, hay una vela que se apaga… pero ninguna coherencia, ninguna función, ningún efecto causa… todo muy poético, se supone, pero sin ninguna lógica. Las historias no se terminan.
LÍNEAS NARRATIVAS SUELTAS EN ENCANTO.
Por otro lado, tenemos a Isabela que ha cambiado, no sabemos hacia dónde. ¿Por qué era mala la pija? ¿Por ser pija? ¿Qué le hace ser buena?
Tenemos a la abuela, que al principio parecía neutra, ni villana ni heroína, porque no se sabía de qué iba la película, y que hacia la mitad de la cinta desprecia los dones que no tiene Mirabel y empieza a ser mala. Un lío.
A todo esto, tenemos a un niño que habla con los animales. Es una línea narrativa que se pierde y que solo tiene la función de explicar en qué consiste en la casa y los dones, como pequeña subtrama. Al igual que la forzuda, el transformer… en fin.
A todo esto, el patriarca de la familia, el abuelo, fue asesinado por unos malvados. Es una sugerencia de dictadura militar. Una línea narrativa interesante. Nuevamente se pierde, se abandona.
¿Copia de Spielberg?
Tenemos que hablar del caso de «Familia Nuclear», una película de Steven Spielberg, que no sé si se llegó a rodar. Les sonará. Trata de un de una familia que va de acampada y pasa la noche al lado de un vertedero nuclear. Se despierte al día siguiente con superpoderes. El padre, puede leer la mente, la madre adquiere el poder de la telequinesia, el hijo adolescente adquiere supervelocidad y la hija que suspendía adquiere súper inteligencia. Al final, todos ellos tienen que renunciar a sus poderes y descubren que la familia es lo más importante. No es que «Encanto» tenga que copiar esta película, necesariamente, pero ahí queda la coincidencia y la reseña de Blake Synder su libro en ¡Salva el gato!, que me recordó mucho al argumento de «Encanto».
CONCLUSIÓN.
En definitiva, muchos hilos narrativos, ninguna coherencia. Una música estridente, aquelarre de familia, trama principal sin resolver y un mensaje final sacado de la manga, por sorpresa, donde se apela a la colaboración de los vecinos para reformar la casa y punto final.
Disney debería permitir que entrasen los narradores y a la gente creativa en su imperio, si quiere volver a ser Disney. Pero se ha convertido en una industria con mucho marketing que perdió hace tiempo el ingenio y la capacidad de emocionar. Lo que fue su seña de identidad al principio de los tiempos.
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