Elektra de Atalaya

Moises de las Heras

11/08/2024

Elektra de Atalaya.

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No seré yo quien se atreva a poner un pero ante la avalancha de premios, —entre ellos 10 nominaciones a los Max—, que ha recibido Elektra de Atalaya. No seré yo, un humilde indocumentado sin estudios quien se atreva. Pero, como parte de la sabiduría es el atrevimiento y quien no se atreve no gana, me atreveré, sin embargo, a realizar algunas observaciones al respecto.
¿Conocen el dicho de que a un restaurante japonés hay que ir cenao? Se dice porque lo que sirven no es de gran sustancia y te quedas con hambre. Mal empezamos si comienzo este artículo comparando Elektra con una comida de poca enjundia. No, no es que quiera decir que Elektra de Atalaya me haya dejado insatisfecho, que no me haya resultado saciante. Antes bien, al contrario. Me refería al texto.

EL TEXTO

Porque es compleja la relación de padres, hijos, “cuñaos”, sobrinos, nietos, abuelos, venganzas y tiras y aflojas que se traen unos y otros en ese culebrón venezolano de hace 2000 años. Culebrones que hoy elevamos a la categoría de alta cultura. Como si dentro de 2000 años visionáramos el “Sálvame de lux” y nos pareciera un programa respetable. Perdóneme la chunga; hoy estoy tremendo, estoy que no me aguanto.

TEATRO DANZA, ELEKTRA DE ATALAYA.

El caso es que Elektra de Atalaya es una mezcla de teatro y danza que, como espectáculo, revienta los sentidos desde el primer instante. Y yo, que venía sin los deberes hechos, sin cenar antes de atacar el sushi, (es decir, sin leerme el programa de mano o tan siquiera mirar en Wikipedia antes para saber quién narices era Elektra y cuantos parientes tenía que le hicieran la puñeta) tarde unos quince movimientos de bañera y más de media hora de espectáculo en saber lo que se contaba. Veía moverse mucho a los artistas y el mobiliario del aseo, pero la sustancia la perdía.

UN ESPECTÁCULO ESPECTACULAR

Porque tanta es la espectacularidad de esta puesta en escena con bañeras yendo y viniendo de acá para allá y coreutas y danzarines moviéndose y recitando y cantando y todo a la vez que la historia, difícil ya de por sí, se enturbiaba. No porque no se oyera, ni hubiera mal sonido, ni se dejara de entender lo que decían, que se entendía. Pero no me enteraba bien de que le pasaba a la pirada de Elektra y a quien quería matar. Si quería matar a Orestes o Agamenón, y quién era Clitemnestra, y quien Egisto, y quien Ifigenia y toda la pandilla. Si hubiera cenado antes de entrar hubiera podido disfrutar del espectáculo otorgándole ese sentido que no encontraba.

IR CENADO O DISFRUTAR DE LA ES—CENA.

O más bien podría haberme encontrado con que Elektra de Atalaya me ofrecía un mensaje claro, sin mucho “ringurango”, que yo pudiera comprender a la par que disfrutaba del espectáculo. Fallo mío, vuelvo a decir. O no tan fallo mío, porque el espectáculo debería haberme ofrecido tal oportunidad. También pudiera ocurrir que yo estuviera despistado y no estuviera para arroces, que todo puede ser.

Elektra de AtalayaLA LABOR DEL CRÍTICO

Tengan en cuenta que cuando se juzga una representación no solo se juzga el espectáculo, sino también se juzga quien lo ve, su cultura, su punto de vista, su perspectiva y sus gustos. Todo ello es una amalgama que relativiza al crítico y a la obra en misma. Pero sigamos, por si acaso ustedes están de acuerdo en algo. Abandonaré la chunga por un momento y procuraré ser más objetivo.

UN ESPECTÁCULO MÁS ALLÁ DE LO TEATRAL, ELEKTRA DE ATALAYA.

Elektra, de Atalaya, es un espectáculo que va más allá de lo teatral. Es danza por encima del teatro o teatro por encima de la danza, o todo ello por encima de Eurípides. Los tres aspectos, el textual, el dancístico y el teatral se unen en un todo.

LA PRIMERA SENSACIÓN.

La primera sensación que tuve, antes de centrar la pelota, fue una serie de impactos visuales y sonoros muy enérgicos que llegaban hasta el espectador y lo abrumaban. Lo abrumaban, lo enganchaban por los cataplines y no lo soltaban. Cosa que es mérito de Atalaya. Y también demérito, porque esa puesta en escena tan agresiva seduce y atrofia, según a quién, partes iguales. Como las patatas chips con sabor jamón, con demasiada sal, o como los pimientos del Padrón, que a unos gusta y a otros non. O como los Takis extreme flamin hot.

UN ESPECTADOR IGNORANTE.

Me proclamo un espectador ignorante, porque no entendí muy bien que es lo que recibía. Pronto me recuperé y comencé a entender.

LA PUESTA EN ESCENA.

Elektra de AtalayaEntendí que la puesta en escena era una sucesión de planteamientos visuales y sonoros muy distintos que se daban en sucesión implacable. El juego con las bañeras, como elemento principal, destacaba sobre cualquier otro recurso. La pretensión de Atalaya era impactar, empatar, impactar, empatar, y así sucesivamente, un cuadro tras otro, con canciones, movimiento de bañeras, coreúticas, música, de tal modo que dicha puesta en escena constituía el principal ingrediente del menú, relegando el texto y la historia. Un ingrediente sabroso, pero excesivo. Sin duda bello, pero de tal modo bello y extraordinario que la sensibilidad de un espectador corriente imploraba una mayor moderación de efectos. Uno, otro, otro, y gustar a todo el mundo. Se necesita echar mucho humo de sabor jamón y sal a las patatas para gustar a todos. Es la única forma de conseguir hacer popular una propuesta.

LA OBRA ESTUVO BIEN.

No me entiendan mal, estoy siendo sarcástico por puro estilo de articulista y parezco injusto. Da la impresión de que la obra no me gustó. Me gustó y mucho. ¿A quién no le gusta tanto exceso en un mundo donde es norma y ley “colapsar a toda costa”? En tiempos de reels, shorts, twits a 140 y Tik Toks hay que colapsar, porque si no no se te ve. Explotaron las bañeras hasta decir basta. Las usaron como tumbas, tambores, como barrigas de embarazadas, como barcos. Las usaron para pegar sustos de “bu” con la aparición de actores desde dentro. Tal vez, el mejor uso que tuvieron las dichosas bañeras fue la de hornacinas griegas con los actores dentro imitando ser bajorrelieves que hablaban.Elektra de Atalaya

TRICICLE

El uso de un elemento de distintos modos es un ejercicio de imaginación que se lleva a cabo entre los alumnos en las Escuelas de Arte Dramático. Me recordó al famoso gag de Tricicle llevando a cabo el dicho ajetreo con tapas de retrete, haciéndolas pasar por fauces de cocodrilo, orejas de elefante, discos labiales africanos, volantes de autos de choque, etc. Cuando has visto esa parodia del uso de un elemento de diversos modos ya no te puedes tomar en serio el recurso. Pero, en fin, es una cosa personal mía.

LA CORÉUTICA.

TricicleLa coréutica es llamativa. Desde que lo inventó Pina Bausch, retorcerse en escena está a la orden del día. Lo siento, no me puedo quitar de encima el tonillo, tengo el día tonto, pero les juro por los patitos de agua con los que jugaba de pequeño en la bañera que no me estoy burlando. Aunque lo parezca. Qué le vamos hacer, lamento que no suene todo lo serio que merece un trabajo tan brillante como el de Atalaya teatro.

EL RECITADO.

Hay que agradecer a los intérpretes de hoy que sean tan versátiles y apliquen conocimientos de canto, danza e interpretación a un tiempo. En el caso de Elektra de Atalaya el recitado se engalana con el movimiento estético y expresionista del cuerpo, brazos y piernas a la par, acompañando la interpretación. El texto mismo es como una canción que se canta a sí mismo el actor o actriz y que hace llegar al patio de butacas como un objeto diferente del recitado tradicional, maximizando la forma que te deslumbra, reduciendo el fondo del que no te enteras, deslumbrado como estas de gestos. Éste es uno de los motivos por lo que el texto debería haberse simplificado para que llegara al espectador, distraído como estaba con tanta parafernalia.

ME FUI METIENDO POCO A POCO.

El caso es que me fui metiendo poco a poco en lo que ofrecía el espectáculo y, al reiterar el texto los datos principales, me fui enterando poco a poco de quién era Orestes, quien Agamenón, quien Clitemnestra, Egisto, Casandra y de la venganza por el adulterio de hijos que conspiran contra su madre, la muerte de su padre y de una Egisto dictador, como Maduro en Venezuela. Me fui enterando, porque empezaron a caer cabezas y ya supe por fin quién era el malo, quién era el bueno y quién el mediopensionista en todo este melodrama. La gente hoy día necesita buenos y malos, que le vamos a hacer. Si me hubiera leído antes el programa o “la wiki” juro que no me hubiera pasado. Pido disculpas.

LA OBRA MEJORÓ.

Elektra de AtalayaNo es que la obra fuera mala. Pero fue mejorando. Escena tras escena, cuadro tras cuadro se llegó a un clímax proporcionado por un decorado fastuoso, por una iluminación espectacular, por unas canciones que subyugaban, todo muy bien ensayado, todo calculado al milímetro como suele ser habitual.

LOS ESPECTÁCULOS EN LA ACTUALIDAD.

Los espectáculos teatrales en la actualidad han alcanzado una categoría y un nivel sorprendente. Para muestra, esta Elektra de Atalaya. Una obra que, desde el primer minuto, me cautivó, me hizo suyo. Y me hubiera hecho mucho más suyo y mucho antes si yo hubiera llegado con los deberes hechos. Si hubiera sabido qué estaba viendo desde un primer momento. O si el texto, simplificado, me hubiera facilitado la historia.

UN APUNTE MÁS.

Un apunte más, esta vez referido al Festival de Teatro Clásico de Mérida en sí. Un pequeño detalle que no sé si a ustedes les ha pasado desapercibido. A mí no, desde luego. Pero como estamos con el humor “subidito” y no se nos quita ese tonito de “chunga”, aunque lo pretendamos, me atrevo a decirlo. Me atrevo a decir que no comprendo por qué hay una locución en inglés en todas las obras que se representan. Porque la locución con que comienzan todos los espectáculos incluye, tras las recomendaciones en español, la correspondiente traducción en idioma extranjero.

No sé si dicen algo así como: “Ladies and gentlemen, welcome to the 70th edition of the Mérida Classical Theater Festival”… y sigue más. Pero… a ver: si lo que vamos a presenciar es una función en español.. en español rabioso, ¿por qué se empeñan en traducir el saludo al inglés? ¿Algún “anglo” en la sala? ¿De qué sirve? ¿Acaso hay algún hijo de la gran bretaña que, sin saber español, se haya metido a una representación en español? ¿Entonces porque saludan en inglés? Pregunto. Sin chunga de ningún tipo.
Claro, que yo se por qué: porque es un Festival “Internacional”. Si no de qué. Aunque no vayan ingleses, queda chulo, claro.

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