Es típico en muchas comuniones que al final de la comilona se proyecte un video sorpresa con fotos del niño. Más típico en las bodas, desde luego. De repente, el padrino dice: “y ahora una sorpresa” y el pobre camarero pincha el ordenador. Pero no funciona. Toquetea cables y no aparece nada. Bueno, sí, aparece el escritorio de windows.
El camarero va a cocinas y pide ayuda al chef, al pinche, a una cocinera rumana que sale redondeando una albóndiga y nada. Sabrán mucho de albóndigas, pero de informática una patata. Entonces se oye eso de: “pero si en casa se veía perfectamente”. Siempre es así. Porque resulta que el video está grabado en “otro sistema”, “otro formato”, otra mandanga. Y es por eso que, después de tres cuartos de hora, aquello no chifla ni pa Dios.
Una vez más, Bill Gates, con ayuda de Steve Jobs, ha frustrado otra comunión.
Ambos se estarán revocándose de risa en sus tumbas (o en su mansión de Bellevue, Seattle, condado de King). “Lo que ocurre es que el sistema Xvid no es compatible con el sistema h234” Pasa que “no se ha copiado el archivo con las propiedades”, “las subcarpetas vob no contienen los ejecutables de MPC-HC” o cualquier otra cábala por el estilo. Y lo sufren las pobres comuniones y bodas.
La informática es imperfecta, con tintes de estafa y frustración, con la que colaboran los bafles del hotel con su técnica acústica.Eso sí, los invitados, cada uno a su bola y sin interés por el vídeo, agradecen que no funcione.
Ese video lo ha montado una sobrina monótona que estudia monótonamente arquitectura con fotos monótonas borrosas valiéndose de un programa automático monótono en una proyección monótona que dura casi más que la propia comunión. Para cuándo chiscla, la gente ya ha huído a la terraza a echar tabaco.
También publicado en prensa local edición papel La Voz del Tajo de Talavera de la Reina 11 de mayo de 2018
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