Existe una cosa en Alemania que se llama «PROFESIONALIDAD». Por lo visto, en aquel país y similares, uno necesita (por ejemplo) abrir una página web y posicionarla y, por lo visto, hay empresas que escuchan tus necesidades específicas, se adaptan a ellas, elaboran un presupuesto personalizado y, a partir de entonces, no te tienes que preocupar, la página funciona sola.
Tardan poco, te facilitan claves para que modifiques aquello que quieres, adaptado siempre a tus posibilidades económicas y a tirar millas.
Aquí no. Aquí, para este o cualquier otro encargo, las empresas te ofrecen cosas que no quieres, paquetes cerrados donde te venden, sí o sí, prestaciones que no te sirven. Lo que deseas, no lo tienen.
Lo que propones, no puede ser. A tus solicitudes responden con una palabrería técnica indescifrable que viene más o menos a decir que son lentejas y que van a pasar de ti tres pueblos.
Por si acaso, tú vienes con una alternativa en la recámara y te dicen que tampoco, ¡huy, eso, ya lo quisiera yo para mí! y al final, te quedas con una página donde te has gastado más del triple, con un diseño exageradamente brillante que percibes como algo ajeno, que se salía de tus pretensiones, con secciones que no necesitas. Te sientes estafado.
Visitaste cinco o seis empresas y todo ha sido así, «profesionales» que no tiene ni p. idea o que no han entendido nada.
Trabajos guarreros, hechos con desgana, que solo buscan cobrar, que fallan por todos lados, no funcionales pero deslumbrantes.
España sigue siendo el país de la chapuza. Ya sean páginas web, mudanzas o tala de árboles, (coja usted la profesión que quiera), todo es brillante, cutre, insatisfactorio, a medias, insuficiente.
Rasque en la profesionalidad de los «profesionales» y se encontrará con un aficionado sin talento que se ha limitado a abrir la tienda, pero sin imaginación.
Dicen que en otros países hay pundonor, esfuerzo, ansias de mejora, incluso calidad detrás de la palabra profesional. Eso dicen.
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EL NO SÉ ESPAÑOL
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 10 de febrero de 2015)
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