Análisis de El silencio de la Ciudad Blanca, Eva García Sáez de Urturi.
Al analizar el silencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáez de Urturi, nos damos cuenta de que es. Las fases “introducción, nudo y desenlace” con el desarrollo de cada una de ellas los va añadiendo de manera abundante a lo largo de toda la novela.
Maneja con habilidad presentación de los personajes, primer acto, segundo acto con las pruebas, villanos, ayudantes, oponentes, así como el tercer acto.
Destacan los cliffhanger tras cada capítulo y los puntos de giro y plot twist. Todo ello compone una buena obra para pasar unas cuantas tardes de lectura amena. Pero con fallos.
Analicemos esta obra, modelo de literatura de entretenimiento de calidad con la que se disfruta bastante, pese a todo.
LOS GEMELOS. VARIOS GEMELOS EN LA NOVELA
La base de la novela, la viga central de la fábula, la constituyen Tasio e Ignacio Ortiz de Zárate, dos gemelos, el uno posible asesino y el otro el policía que lo detiene, respectivamente. El recurso “gemelos” se va a multiplicar por tres e incluso por cuatro sin que nos demos cuenta. Porque hay varios gemelos.
No sé si es algo intencionado, una debilidad o un guiño, pero el asunto no solo afecta a la trama principal sino a tramas secundarias e incluso algún detalle.
KRAKEN PADRE DE GEMELOS.
Porque no solamente están estos dos gemelos protagonistas. También hay dos gemelos que no llegan a nacer, que mueren en un accidente, los de Karken.
LAS GEMELAS DEL ENSUEÑO
De igual modo, en el ensueño que tiene Kraken cuando es drogado, aparece viva en una fantasía o espejismo su cuñada, y allí le revela que hay dos gemelas y quién murió fue la otra. Es un falsete porque es un sueño, pero nuevamente vemos el juego gemelar.
LOS GEMELOS COMO EFECTO O COMO DEFECTO
Como vemos, hay cuatro gemelos y dos más de regalo: los hijos de Karken, Tasio e Ignacio y Martina en el ensueño. Ignoro si es un fallo o algo intencionado.
Como fallo podría atribuirse a una inercia en el desarrollo de la estructura. Un fallo inconsciente en el abuso de este recurso del que la autora parece haberse enamorado.
LAS SIMETRÍAS.
SIMETRÍA DE AMANTES E INFIDELIDADES
Además de gemelos, la autora juega con simetrías, que es cosa parecida. Una cuestión que suele agradar al lector es la simetría argumental. Aquí sucede en dos momentos y desarrollos distintos de la trama. Es un efecto inconsciente más que consciente.
Así, vemos que una de las dos tramas principales, la historia de amor entre el doctor Urbina y Blanca, la mujer del industrial, plantea un paralelismo con la infidelidad de la subinspectora y el protagonista, Kraken.
CORNUDOS CULPABLES Y SIMETRÍA DE NOMBRES
En ambas ocasiones, los cornudos lo merecen.
En el caso de Blanca, su marido es un maltratador.
Por lo que se refiere a Alba-observen también la simetría de nombres- por el motivo que finalmente acaba conociendo quien se haya leído la novela. Tampoco es cuestión de hacer spoiler total.
Ambos son malos hombres, digamos sólo eso.
SIMETRÍA DE AMANTES BUENOS.
Y frente a dos hombres malos que se merecen la infidelidad, dos hombres buenos, los amantes, el doctor Urbina como médico y Kraken como policía. Dos tramas similares y paralelas en dos épocas distintas.
SIMETRÍA DE ANGUSTIAS
Del mismo modo, veremos que en las dos historias se desarrolla la misma angustia de ser descubiertos por sus respectivas parejas. Una historia que Eva García Sáez de Urturi matiza bastante bien con elementos típicos de la infidelidad y los sentimientos de culpa que provoca.
No sé si Eva…
LA ESCALETA.
No cabe duda que Eva García de Ururi trabaja con una escaleta. Y no cabe duda de que es consciente de los recursos narrativos habituales de moda, puesto que incluso hace alarde de ellos en el propio texto, en las intervenciones del hacker, en sus mensajes de Twitter.
Respecto a la escaleta cabe destacar
DOS ASPECTOS PRINCIPALES.
PRIMER ASPECTO, QUE CADA CAPÍTULO AVANCE SOBRE LA TRAMA.
Si la novela resulta ágil desde el primer momento es porque Eva procura que cada capítulo sean lo más conciso y breve, aportando la mayor cantidad de información posible.
Por ejemplo, el desarrollo de la segunda trama, la relación del doctor Urbina con Blanca, se subdivide en fragmentos. Cada uno de esos fragmentos supone un nuevo paso, un avance en la relación amorosa.
La autora dedica cada tramo a un momento de la relación, que procura sea interesante, que aporte al lector cada vez más información.
La información se dosifica, se subdivide, se trocea y se distribuye en una serie de episodios.
La autora intenta además que el lector no obtenga más de lo mismo en el siguiente tramo si no que, por el contrario, añada nueva casuística, más cuestiones, sin regodearse en la información anterior.
LA REPETICIÓN DE LA INFORMACIÓN BIEN RESUELTA.
Una de los recursos típicos de las novelas es la necesaria repetición de datos importantes.
Al “trocear” la información, el lector debe recibir dos cosas:
Nuevos datos, que le animen a seguir leyendo.
Datos ya aportados, repetición de datos que le recuerde información anterior, olvidada tal vez y a tener en cuenta para el seguimiento de la trama.
Cuando se aporta nueva información, no hay que descuidar dedicar unas líneas a repetir lo ya dicho para que toda la historia se unifique.
En ocasiones, se usará un personaje de tercera fila para volver a rescatar dicha información. Requiere que la autora nos recuerde en qué momento apareció, en qué circunstancias o qué función tiene en la trama. Datos ya conocidos, incluso básicos.
Sin embargo, no se pueden dejar sobreentendidos por la simple razón de que se hayan contado antes. Es necesario refrescar, repetir, sobre todo si es un dato necesario para entender la psicología personaje, sus reacciones o la acción.
Estas repeticiones deben darse en el momento adecuado, ni muy seguidas ni muy alejadas unas de otras.
MODOS DE REPETIR
Se puede usar la excusa de dar un nuevo punto de vista respecto a ese dato, el punto de vista de un nuevo personaje o de uno que toma el primer plano.
Estás repeticiones necesarias son un peligro, porque si se abusa, la novela se estanca y no avanza y puede resultar pesada. Incluso el lector puede tener la sensación de que le están tratando como a tonto. Eso siempre es contraproducente.
Si la repetición es escasa, el lector puede perder el hilo.
Si la reiteración de una información ya dada resulta insuficiente, el lector puede tener la sensación de que lo que se cuenta está deslavazado, que no hay puntos de anclaje en los que uno se pueda apoyar para trepar la montaña de la historia y llegar a la cumbre.
DATOS NUEVOS Y REPETICIONES. EL ARTE DE DOSIFICAR.
Las repeticiones son como esos huecos que un escalador encuentra en una pared vertical.
Y hay dos tipos de huecos:
Los nuevos datos que impulsan hacia arriba, como un escalador se impulsa con las manos para ascender.
Los datos ya conocidos que se repiten, y que sirven al escalador de apoyo, que aseguran al lector en la historia.
Tanto unos como otros deben darse de una manera compensada, suficiente pero no abusiva, para que la escalada sea cómoda.
El arte de dosificar datos nuevos y repetidos, manos y pies de la escalada es una cuestión de medida. No hay receta. Cada novela te exige un ritmo diferente en la redacción y ahí está la mano del cocinero sensible e inteligente. No todas las historias son iguales y cada novela requiere su puntito de sal y su hervor. Aunque la receta sea la misma.
LA REPETICIÓN EN EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA
En esto, cabe decir que Eva García Sáenz de Urturi acierta en el ritmo y en aportar lo necesario en cada momento, dato nuevo y repetición de recuerdo, sin abrumar ni ser insuficiente. Tiene buena mano.
SEGUNDO ASPECTO, LOS CLIFFHANGER.
Los cliffhangers o, dicho de otro modo, el dato o frase ingeniosa que engancha al lector y le provoca a seguir leyendo.
Puede ser una frase enigmática, una sugerencia interesante o la creación de un enigma nuevo con el que se reta al lector para que lo resuelva.
Eva García Sáez de Urturi lo va aportando de una manera también rítmica y sabia. Prácticamente cada tramo acaba con una frase que nos deja colapsados y crea en el lector la necesidad de seguir.
No todas las novelas están construidas así. Muchas concluyen sus tramos de manera anodina, sin invitar al lector con un enigma o con una frase misteriosa o una sugerencia interesante.
El Silencio de la Ciudad Blanca sí lo hace. Quizá de una manera demasiado mecánica. Al final siempre nos esperamos un cliffhanger. La autora nos acostumbra a la rutina del cliffhanger. Unas veces con mayor eficacia que otra, pero siempre buscando epatar.
LA VIRTUD HECHA DEFECTO

Eva García Saez de Urturi
Por ello, la virtud puede acabar en pecado. La mecánica del recurso crea la sensación de hallarnos ante un texto comercial que carga de glutamato y excipientes artificiales la narración para vendernos la mercancía literaria.
Eva, jugando con el recurso, se convierte en una autora conscientemente comercial que pretende el éxito.
Lo que podría ser apariencia de receta casera lo acabamos viendo como un paquete de bollería industrial bien envasado por una multinacional. Pero, en fin, la bollería también está buena. De lo que se trata es de pasar una buena tarde de lectura, aunque estemos presenciando un espectáculo de pirotecnia artificial. Nos habíamos metido en un Burger y no nos habíamos dado cuenta. Pero se está cómodo y las salsas están de vicio.
DEFECTOS DE LA OBRA. EL HIGH CONCEPT. LA IDEA PRINCIPAL.
Quizá el problema principal de El Silencio de la Ciudad Blanca sea la idea principal, aquello que se puede resumir en quince líneas y que constituye el corazón, la masa madre, el núcleo de la central del bombazo novelistico.
Eva García lo desarrollará con arte, con ritmo, apoyándose en unos personajes vivos y verosímiles que ayudan que la historia se sostenga. Pero la idea en que se basa, la muerte de parejas con una cadencia de cinco años que al final no se explica hubiera sido rechazada por cualquier editorial.
UN RITUAL SIN MOTIVACIÓN NI FUNCIÓN
No parece muy coherente la idea. Ni que esas muertes tengan relación con la historia de Vitoria. Sobre todo, porque, como digo, al final no se explica el por qué. La cadencia no tiene función ni motivación. Ni sabemos por qué motivo el asesino mata parejas.
UN ENIGMA QUE NO DEBE RESOLVERSE
La cadencia en las edades de las víctimas y los lugares históricos donde aparecen se ofrece como enigma al lector. Pero el lector no debe molestarse en resolverlo. El problema es que la autora te engolosina con el ritual y uno se espera que haya una respuesta coherente y suficiente, como pasa con los enigmas. No sucede.
Utruri “molesta” al lector para que lo resuelva, pero la propia autora no le da una explicación. Salvo que es una parafernalia inventada para acusar a Tasio, no hay lógica en la cadencia de cinco años ni relación en la imagen de la pareja recreando el bajorrelieve de una iglesia.
LA RECREACIÓN DEL BAJORELIEVE, PARA MOSTRAR EL LUGAR.
La única función que tiene la recreación de la mano en la mejilla, al modo del bajorrelieve de la iglesia en un pueblo perdido, es justificar al final dónde se hallan las últimas víctimas y, por tanto, el asesino. Pero como ritual, no hay ninguna otra función ni justificación. La montaña, después de muchos aspavientos y terremotos, pare un pequeño ratón.
Ahí está el fallo más grave de El Silencio de la Ciudad Blanca. El fallo de plantear una historia demasiado rocambolesca que luego no satisface. Montar la de Dios con un enigma que no queda respondido.
MOTIVOS PARA MATAR
Uno mata por venganza, para sacar beneficio económico. Siempre hay un motivo.
Si eres un asesino ritual, matas porque estás loco. Pero incluso esa locura contiene dentro una lógica.
Hubiera sido lógico que una persona obsesionada por la mística o la mitología vasca como el hermano de Estíbaliz hubiese sido el asesino.
Pero Tasio no se revela como loco, sino como alguien que reclama su inocencia y se ha endurecido en prisión. Busca al protagonista para que se encuentre al auténtico asesino, de eso va la trama.
Todas estas motivaciones podrían ser un señuelo para el lector y que al final el lector se diera cuenta de que la motivación fuera otra. Como si la autora nos dijera, “creías esto y te ofrezco esto otro”, más consistente, o igual de consistente. Pero los motivos del villano no son muy recios.
LOS MOTIVOS DEL VILLANO EN EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA
¡Atención, párrafo con spoiler!
Venancio es un hombre bruto y vengativo contra sus padres adoptivos, inculto, gañán, ni siquiera con estudios básicos. De repente, se convierte no solo en un empresario, sino en un estudioso de la historia vasca y en un hombre sin escrúpulos. Mata a desconocidos para vengarse de sus hermanos. Al menos de uno de ellos. Por la paliza que le dieron en el cementerio y por negarle la herencia a que tenía derecho.
La venganza es rocambolesca. Podría ser suficiente un motivo de venganza: un hombre se inventa un ritual para acusar a su hermano. Podría ser suficiente sobre la escaleta. Pero no en el desarrollo. Piensen en la síntesis y verán que no funciona. Es rocambolesco. Es una mala idea. Bien desarrollada, pero una mala idea.
EL VILLANO INVEROSÍMIL
La inverosimilitud del perfil del asesino, de un paleto metido a historiador y disfrazado periodista es rocambolesco. No es creíble a los ojos del lector.
Como lectores, nos encontramos de pronto ante un malvado que urde una trama tan compleja que nos resulta, no solo desconcertante, sino irreal. No nos lo creemos. En realidad, no hay nadie así. No existe una consistencia en la creación de las motivaciones y la psicología de Venancio y éste es el principal problema de la obra.
La obra, en esas quince líneas de la gran idea, falla.
La idea principal de la que parte Eva García de Urturi se apoya en la psicología de Venancio como viga maestra. Y no se sostiene.
La novela entera, como estructura, se cae por la inverosimilitud de las reacciones y motivaciones de Venancio. Deja muchos cabos sueltos, no se entreteje con la trama arqueológica. Una trama que, como hemos dicho, no se resuelve.
¿POR QUÉ EL VILLANO MATA DESCONOCIDOS?
Que mate desconocidos según un ritual no lo justifica la psicología de Venancio. O sí, porque odia tanto a su hermano Tasio, que mata a otros para acusarle a él. Pero sigue siendo insuficiente. En novela hay que atar más los mimbres, aunque esta explicación tan sencilla pudiera servir para la vida real. La novela exige más motivaciones.
Sobre todo, porque las muertes se reanudan antes de que Tasio salga de la cárcel, no después. ¿Qué sentido tienen estas nuevas muertes? Si fuera para volver a encerrar a Tasio, se entendería, puesto que es la única motivación. ¿Hay alguna otra?
¿Y por qué el villano quiere matar al final a su mujer, la inspectora?
Lector se queda sin saber por qué todo esto ha sido así. No hay un por qué, no hay nada lo explique, salvo que es una idea loca de un paleto que ha fingido ser un asesino en serie, aplicando una ilación arqueológica arbitraria y caprichosa con este fin.
LO LOCAL Y LO UNIVERSAL EN EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA. UNA ESCRITORA ENAMORADA DE VITORIA.
Como en aquellos certámenes de pueblo, en cuyas bases piden tema obligado sobre tradiciones populares, El Silencio de la Ciudad Blanca suena a novela de encargo para ensalzar la historia de Gasteiz. Tanto dato y tanto rollo vitoriano abruma. Si no eres de Vitoria, tanto dato te resbala. Además, ofende, porque todos tenemos nuestra patria chica. Es como oír a un pesao presumir de Guardamar del Segura cuando tú eres de Villalpando. Piensas: ¿y está tía a qué viene?
Si la novela se ha escrito para los de allí, que la lean allí, leñe.
Cierto que, para ser universal, hay que escribir sobre lo local. Pero cuidado con la frasecita, tiene un sentido y no es lo que Eva García entiende. La frase se refiere más a los sentimientos, ideas morales, problemas personales (amorosos, familiares, religiosos) que esos sí son universales. Es eso, y no sobrecargar la novela con el callejero local.
El callejero y la historia de Vitoria con moderación, que eso no es un universal. Lo local interesa si nos remite a un universal. Escribir sobre lo local se aconseja porque a lo local le pones pasión, y si pones pasión en contar la historia personal de la chica que te dejó, eso le puede llegar con la misma pasión a un lector que le haya ocurrido lo mismo. Por pasión que le pongas a la calle Betoño o la Plaza de Santa Bárbara, se apasionarán los de Vitoria, pero no los de Villalpando.
LO LOCAL COMO ESCENARIO
Crear un escenario aportando datos específicos puede ambientar. Si esos datos son demasiado específicos, puede resultar cansino. Y es el caso. Tanto dato histórico, arqueológico, de callejero, sobra. Es paja innecesaria que el lector debe hacer el esfuerzo de no tener en cuenta para disfrutar del desarrollo de la historia.
EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA Y MILLENNIUM
Otro pequeño detalle es que uno tiene la sensación de que la autora se ha leído Millenniun, la trilogía de Steig Larsson. Al menos, la primera entrega. O alguna más, porque hay detalles pequeños que coinciden con la obra de Larsson. Pese a ello, no puede decirse que el Silencio de la Ciudad Blanca se parezca a Millennium. Pero si hay elementos coincidentes.
Enumeremos, porque las coincidencias parecen casuales, pero según las vayamos sumando nos daremos cuenta de que no.
UNA HACKER EN EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA
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Sin que se desarrolle demasiado, en el Silencio de la Ciudad Blanca aparece un personaje al estilo de Plague o Lisbeth Salander. Una hacker que facilita al protagonista Kraken cierta información.
Tenemos la sensación de que la información que facilita no es demasiado relevante, pero Eva dedica un capítulo entero a informarse y a volcar en dicho episodio elementos técnicos de la informática al estilo de Larsson. Aunque el autor sueco lo desarrolla con más profundidad, ya que es uno de los elementos claves del personaje de Lisbeth Salander.
UN TIRO EN LA CABEZA.
Haciendo un poco de spoiler de Millennium, para quien se haya leído la segunda y tercera entrega de la obra, reconocerán ese famoso tiro en la cabeza que recibe Lisbeth. Y haciendo spoiler también con el Silencio de la Ciudad Blanca, reconocerán el mismo disparo que recibe el protagonista.
Lo que viene a continuación son elementos más frágiles que parecen traídos por los pelos en ocasiones pero que nos hacen pensar que Eva García Sáez de Urturi ha saqueado la novela de Larsson. Ciertamente, no es mucho lo que roba, pero algo de eso hay. Recordemos lo que se dice: la literatura es un botín que el escritor tiene derecho a desvalijar.
LOS GEMELOS.
Tema que ya hemos tratado ampliamente y que tal vez, en cuanto a la idea principal de El Silencio de la Ciudad Blanca, la autora se planteó inspirarse en Millennium. En concreto, en las dos gemelas que aparecen en las fotos que Michael Blomkvist descubre: dos hermanas idénticas, en Australia e Inglaterra. La versión cinematográfica de Los hombres que no amaban a las mujeres escamotea este dato. Aparece solo en la novela. Y El juego de los gemelos es la base argumental del Silencio de la Ciudad Blanca.
(Eso por no recordar que en Millennium 5 «El hombre que perseguía su sombra» vuelve a repetirse en asunto de los gemelos)
DESCUBRIR MIRANDO FOTOS ANTIGUAS.
Descubrir crímenes mirando fotos antiguas es el leitmotiv de una de las tramas de la primera entrega de Millenium. De igual modo, en el Silencio de la Ciudad Blanca, crímenes que se cometieron hace veinte años o huéspedes de hoteles que murieron hace cuatro lustros y su descubrimiento se realiza en parte mirando fotos antiguas de academias u hoteles. También se va a plantear como uno de los puntos de apoyo de la resolución del conflicto.
EL PERFIL DEL ASESINO.
¡Antención, spoiler en el siguente párrafo!
En la primera entrega de Millenium, un hombre educado resulta ser el asesino en la trama de la mujer desaparecida. Tras una fachada de hombre respetable se esconde un psicópata. De igual modo pasa en la obra de Utruri.
EL DISFRAZ EN EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA.
El disfraz, el pelo teñido y cambio de aspecto de hombre gordo cazurro y pelirrojo que pasa a ser delgado, encorbatado y moreno. Recordemos que Lisbeth Salander también se disfraza para acudir al banco para saquear las cuentas del empresario corrupto. El truco del disfraz es muy común en novela. Lo que acerca la obra de Utruri a la del sueco es la enorme diferencia de personalidades entre Lisbeth y la pija rubia, coincidente con el paleto gordo disfrazado de empresario periodista.
ADOPCIÓN DE OTRA PERSONALIDAD.
Al igual que en el Silencio de la Ciudad Blanca, y nuevamente haciendo spoiler, Venancio le roba la identidad al joven estudiante. De igual modo, la víctima Harriet Vanger huye de su país y se instala en Australia con una nueva identidad.
TÓPICOS DE LA NOVELA POLICIACA
Quién rasque, podrá encontrar otras similitudes entre el Silencio de la Ciudad Blanca y Millennium. No es ningún pecado ni tampoco hay que cargar las tintas contra Sáenz de Urturi por el latrocinio. Robar es licito en literatura, como hemos dicho. Sobre todo, si se disimula bien el robo.
Tampoco le está robando el argumento, ni el ritmo ni la técnica, ni el estilo.
Además, disfraz, muertos que no están muertos, cambio de personalidad o investigación de fotos y artículos, conforman los tópicos habituales de la novela policiaca. Aunque menos común, también lo conforman la aparición de gemelos, heridos y cuestiones informáticas
Todo ello en busca de hacerle creer al lector que ocurre algo que, en realidad, tiene otra explicación. Es eso lo que más entretiene en las novelas de misterio. Incluidos nuevos recursos más actualizados como el uso de móviles, mensajes, SMS, hackers y todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Todo ello es un material muy valioso para un escritor que se decide a crear una escaleta y a desarrollar un argumento de intriga.
EN CONCLUSIÓN
En conclusión. Una novela interesante en su desarrollo, pero con fallos en la escaleta.
Una novela entretenida, que te atrapa pero que adolece de una trama lógica, aunque de desarrollo dinámico.
Aconsejable leerla pese a todo.
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