“El regalo de Zeus” no me ha dejado buen sabor de boca. Analizando los motivos por lo que esto haya podido producirse, y encuentro un problema principal.
EL PROBLEMA PRINCIPAL. LA AUSENCIA DE NARRACIÓN EN “EL REGALO DE ZEUS”.
“El regalo de Zeus” no tenía historia que contar o bien la historia era escasa. Una humana busca la Esperanza. Un humano pretende viajar a Marte para huir de la destrucción de la Tierra. Una diosa les invita a ambos al Olimpo, por lo visto para convencer a Zeus de que no destruya la raza humana.
El inicio está bien, pero el desarrollo consiste en una enumeración de leyendas mitológicas y nada más.
En vez de resolverse el problema y crear un conflicto entre los personajes, los humanos se limitan a escuchar leyenda tras leyenda mientras los dioses se lían a recordar la mitología, en un caos confuso que va enredándose en sí mismo poco a poco.
Es propio de la mitología griega, claro está, liarla parda con semidioses, hijos y nietos de dioses y sus respectivos enredos. Pero sobraba contarlo.
Todo ello aliñado con una verborrea imparable donde el adjetivo calificativo aparece con profusión, haciendo más difícil aún concentrarse en lo que están diciendo. Este es el problema principal que lastró “el regalo Zeus”: Los dioses se enredan en explicaciones infinitas, sin que la historia avance.
AUSENCIA DE INICIO, NUDO, DESENLACE, CONFLICTO Y PROBLEMA A RESOLVER.
El empeño de la autora parece ser concentrar en dos horas toda la mitología griega, explicándonos cada Dios y cada hijo de Zeus, de su padre y de su madre, en un lío monumental de cuñados, sobrinos, tíos, que no tiene ningún sentido, ni objetivo ni finalidad alguna. Porque la historia (que no hay historia, ya digo) carece de problema a resolver, de dificultades que encuentre algún protagonista que pretenda resolver algún conflicto. Una aventura sin aventura ni resultado final.
Y enumerar mitos de forma pesarosa para “demostrar” que el hombre debe ser aniquilado es un argumento que se estanca como tal. Simplemente la obra acumula ejemplos, sin un trasfondo que nos llegue, que podamos comparar con nuestra realidad.
Además, en “el regalo de Zeus” se nos habla de una comedia que no comienza nunca.
Que Zeus se haya decepcionado de la raza humana se queda ahí.
AUSENCIA DEL PROBLEMA DE FONDO EN EL REGALO DE ZEUS.
No sabemos cuál es esa “búsqueda de la verdad” de que hablan y qué consecuencias trae para los personajes y la vida humana, en general. Y dado que no se nos da un ejemplo concreto, no nos hacemos a la idea de cuál es la fórmula mágica que resolverá el rompecabezas.
Se nos promete que la comedia va a resolver definitivamente la eterna disputa, imposible de resolver, por otro lado. Que cada quien deje de agarrarse a su versión de los hechos y, por tanto, deje de mentir y que, por fin, de una vez por todas, se abra paso la verdad verdadera. Pero no vemos que la verdad aparezca por ningún lado, ni en que ejemplo lo podemos ver, o cuál es esa famosa verdad, ni posverdad, ni post mentira a la que se hace referencia.
TEMÁTICA COMPLEJA.
Que la memoria esté encerrada en una caja (un IPhone) tampoco da ningún resultado. La paradoja de cómo la memoria de la verdad es sustituida por el relato interesado, cosa que sería sustanciosa de ver, no se ofrece. Que dato mate a relato, tal como se promete, no aparece por ningún lado. Y eso que tan de moda está.
Y si la comedia resolverá el conflicto es porque una actitud optimista en la clave, frente a Melpómene, la diosa del drama y de lo negativo, del odio y el enfrentamiento entre humanos. Gana el optimismo, pero nada más. ¿Y cómo? ¿De qué manera?
“Hay que ser optimista y tener buena actitud”. Esa parece ser la respuesta, si es que no me despisté, porque resultaba difícil concentrarse cuando no soltaban un anacronismo gracioso. Porque, en medio de todo eso, nos cuentan leyendas griegas que se desvían de la temática principal o aluden a ella, relacionándolas por los pelos.
EL DESARROLLO DE LA HISTORIA.
Pero, “¿cómo voy a hacer eso?”, podría alegar Concha Rodríguez ante la petición que le hago de que resuelva un conflicto no resuelto desde hace milenios: hallar la verdad frente al bulo. “Y menos en escasas dos horas y en una obra de teatro donde hay que atender a otras cuestiones”. El problema es proponerse tan altas metas. Si no hubiera prometido tanto y hubiera reducido la comedia a algo mucho más sencillo y práctico, estaríamos satisfechos.
Pero es que, además, el conflicto ya se resolvió. Se ha dado una respuesta: hay que ser optimistas y tener buena intención —comedia—. Amables unos con otros y no recurrir al odio y a la mala leche —tragedia—, para ¿evitar la mentira?.
La cuestión es elaborar un desarrollo simple, una anécdota única y vistosa que llevara a esta conclusión y nos entretuviera, y no agarrarse a mitologías griegas de difícil encuadre con el mensaje.
AUSENCIA DE PANFLETO POLÍTICO.
Hay que decir, sin embargo, a favor de “el regalo de Zeus” que, por lo menos, no nos dieron la matraca con propaganda ideológica. La obra no contenía ninguna moralina de aquellas incisivas, acusativas y acusadoras. No nos ideologizaron con cantilenas repetitivas e insufribles sobre el feminismo ni ninguna otra monserga. No nos señalaron como culpables. Es de agradecer. Los ciudadanos normales, que estamos hartos de que nos adoctrinen, respiramos al comprobar que “El regalo de Zeus” no nos torturaba. Menos mal.
ANACRONISMOS EN “EL REGALO DE ZEUS”.
Continuamos analizando “El regalo de Zeus” y me quiero referir ahora a los anacronismos. Si suelen ser eficaces en las adaptaciones de obras clásicas, en esta ocasión debo decir que no me hicieron gracia. No parecían espontáneos, sino puestos ahí adrede, para epatar, y se notaba. El hecho de que se notase le hacía perder efectividad como chiste.
Anacronismos y chistes sin gracia, que no me hicieron gracia, a mí por lo menos, repito, porque sonaban forzados.
Se empieza por hacer un chiste entre Pandora y Dora la Exploradora, —mochila, mochila, el mapa, el mapa— y se acaba por citar a Miércoles, la niña de la familia Addams, por hacer una broma sobre los viernes de fiesta y los “juernes”, y se acaba jugando con un móvil, para el que Zeus pide un cargador. Chistes forzados y sin gracia.
El resultado era que los chistes reducían la obra a un conjunto de sketches que se van acumulando, a falta de una historia amena e interesante, cómo ya he explicado. Historia que, si existiera, tal vez tendrían un sentido como complemento y harían gracia, entonces sí. Pero no eran un complemento, sino que constituían el interés principal de “El regalo de Zeus”, y fue uno de los motivos por los que tampoco me reí.
RESPECTO A LOS CHISTES de EL REGALO DE ZEUS.
Otro defecto es que cada chiste se repite una y otra vez. ¿Cuántas veces se hace referencia a Dora, la exploradora, hasta que finalmente el público deja de reírse? ¿En cuántas ocasiones vemos a Emma Ozores acosando a Pablo Mejías, tocándole las tetillas con salacidad o golpeándole los …plines? Una y otra vez, la rubiales acosa al varón y nos reímos hasta que nos dejamos de reír. Que, por cierto, nadie protestó de que una rubiales acosará a un varón. Distinto sería el caso si “la rubiales” fuera un tío.
Y que, por cierto, además, esto pasó con Zeus, que toqueteó a la humana que había subido al Olimpo a visitarlo.
El público no se ofendió por esto. Ni por lo otro. Mentes sanas, parecen.
ALGUNOS ACTORES BUENOS
Y algunos actores buenos hay, no todo es malo. Asistir a su interpretación alivia un tanto el tedio. Juan Meseguer como Zeus, Emma Ozores, así como Sandro Cordero, el actor que interpreta a Perseo, y el que interpreta a su hermano, Rubén Torres, son solventes. Y Melpómene.
Otro cantar es Raquel Bravo interpretando a la humana que busca la Esperanza, o Pablo Mejías. De diferente altura interpretativa, contrastan con la buena calidad de los citados y, sin que sean malos, hay que decir que se les veía faltos de naturalidad al recitar el texto. Lo decían con cierto engolamiento y sonaba, en cierta medida, forzado.
Y respecto a los malabaristas metidos a actores, hay que decir que esto no es Broadway. En España no hay actores completos y, tanto en su faceta de trapecistas cómo recitando el texto, todavía les queda mucho por aprender, sobre todo en cuestiones interpretativas.
EMMA OZORES.
A destacar el trabajo de Emma Ozores sacando a flote un texto difícil, con sus recursos cómicos habituales, sin la cual “el regalo de Zeus” nos hubiera resultado más pesado aún.
COSAS POSITIVAS EN “EL REGALO DE ZEUS”: EL MAPEADO Y LA COREOGRAFÍA
Como cosa positiva cabe destacar el mapeado que se hace sobre el frons scaenae, representando diversos momentos el espacio sideral y, como joya de la corona de dicho mapeado, la creación de la tierra con música de Peer Gynt, opus 23, en el salón del rey de la montaña.
Del mismo modo, la coreografía llevada a cabo por Albadulake, entretiene y distrae.
Los dos androides sobre la cinta transportadora elaboran una danza ingeniosa. Del mismo modo, entretenida es la coreografía que lleva a cabo Sandra Susana Carrasco, con los aros y Cira Cabases con sus equilibrios sobre la silla de Zeus.
EN RESUMEN.
Una obra que me resulto un tanto pesada. No es de las mejores de esta edición,
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