Hay personas que son víctimas de una desgracia, como una enfermedad crónica e irreparable que les permite, sin embargo, trabajar. Ante esto, hay quienes hacen un tremendo esfuerzo de autocontrol, pero no todos. Cuando los demás están sanos y uno no, uno se siente en inferioridad y eso provoca frustraciones. Chopin es un ejemplo. Le hizo la vida imposible George Sand, amargado por sus dolencias.
La mente es hábil para justificar cualquier cosa cuando necesita reajustar un supuesto desequilibrio y la solución es la autoafirmación.
En su debilidad, necesitan valorarse y lo intentan por comparación.
Necesitan sentirse héroes de un drama épico. Para ellos, la vida es injusta porque existe mucha mala gente. Están a la que salta para descubrirla. El resto les ataca, el resto conspira. Proceden, por tanto, a odiar al que más feliz se muestra, aprovechando que mostrarse alegre parece signo de pereza mientra que ser un amargado es signo indudable de esfuerzo y laboriosidad. La transformación de su dolor en maldad ajena e imaginario ataque es una tarea relativamente sencilla. Los vericuetos de cualquier empleo laboral facilitan estas paranoias, incluso para gente sana. Con los enfermos, estas señales son más nítidas.
Y necesitan al «malo» a su lado, ver cómo se manifiesta, porque esos «malos» son el espejo del afligido espectáculo de su desgracia. Son los enfermizos quienes encuentran más negligentes y enemigos alrededor. Y los hallan en todos los grupos donde se inserten, amigos, novios, agrupación de devotos del crochet, comunidad de vecinos, piscina municipal… Y como no quieren sentirse solos en esta guerra personal, necesitan de un gran amigo que les baile el agua. Deben ser necesariamente pocos los amigos, para seguir sintiéndose minoría agredida. Entonces es cuando ejercen de cizañas en la oficina, buscan corifeos, Igors o Pinochos o tontos útiles con quienes se pasan el día murmurando, de colegueo de sectarios de una supuesta alta calidad humana y profesional, tan diferente a la mierda mayoritaria…
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 25 de febero de 2014)
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