EDIPO, DE PENTACIÓN Y TEATRO ESPAÑOL
El Festival de Mérida nos trae Edipo de Pentación y Teatro Español. Una propuesta donde se funden las preformances artísticas propias de Museo con el teatro.
El Festival, de este modo, ofrece teatro variado. Desde el sainete de vodevil, pasando por el teatro más clásico al de vanguardia ahora, en un amplio catálogo. (Santo Dios, me expreso como el redactor de un periódico de pago, qué aburrimiento) Vamos con el análisis.
LA MALA FAMA DE LAS ARTES VISUALES.
Cuando hablamos de preformance me echo la mano a la cartuchera. ¡No me ataques con tu vanguardia!
¿Han pasado ustedes delante de un museo donde aparece la palabra “preformance”? ¿No les han dado ganas de huir por algún callejón oscuro? Arte confundido con tonterías a nueve mil euros la broma. Artistas que no son artistas y encubren su impostura con términos como “espacios de indagación”, “propuestas” “cibercultura y otras similares de su jerga absurda. Una jerga aparentemente novedosa pero vacía. Luego viene un periodista de pago y emplea términos como: “reflexiona sobre…” “se origina a partir de…”, “indaga en…” para no quedarse atrás.
TEATRO Y PERFORMANCE
No se asusten. Edipo de Pentación y Teatro Español es una buena obra y las artes visuales aquí tienen sentido. No es una estafa, ni mucho menos.
Este Edipo de Pentación y Teatro Español tiene enjundia y lo analizaremos. Aunque en los apartados siguientes me divierto poniendo a caldo las tonterías de la vanguardia, la obra es buena en escenografía, propuesta y mezcla de artes escénicas y visuales. Sigan leyendo y verán, pero déjenme que me divierta un rato. Mi intención es darle al César lo que es del César y poner las cosas en su sitio.
ARTES VISUALES INDIGNAS.
Artes visuales. Me pongo los guantes de boxeo y me preparo para defenderme. Me atacarán con unas imágenes y yo tendré que aplaudirlas. Tendré que decir que son “interesantes”, más no tendrán sentido. Polvo serán, mas no polvo enamorado. Será estafa, pero serán tan raras que si las rechazo me acusarán de inculto.
Uno se imagina a una conferenciante que rompe una silla en público y acto seguido se desnuda enseñando sus tetas viejas. (Aquí no aparece eso, no se asusten, fue una “cosa” que vi una vez) Y tú, “a cuadros”. ¿Qué es esto, Dios mío?, te preguntas.
Pero los vanguardistas juegan con tus complejos culturales para que no les critiques. Para que no veas que son tontunas con las que nos timan. Se calla quien no entiende. Intuye que le están estafando, pero se calla. Y quien entiende intuye lo mismo, pero como esto le supera, también se calla. Porque a quien se burla, le señalan.
No se atreve a criticar porque la vanguardia se lo traga todo, lo admite todo. Es como la bestia que te sale al paso con el enigma.
ARTES VISUALES DIGNAS
Y de repente te encuentras con algo con sentido. Vanguardista, pero con mucho sentido. Un empaste entre artes visuales y teatro como es el caso de este Edipo de Pentación y Teatro Español. Un teatro onírico. Una “performance” o puesta en escena de calidad. Entendible, explicable, que se puede poner en palabras.
Cuando me hablan de poesía de vanguardia o arte de vanguardia yo siempre digo: explícamelo. Es un verbo tabú, el “verbo bestia” que aterroriza a los vanguardistas timadores. Te replican: “no tiene explicación, es lo que sientes, es lo que te sugiere” Y entonces yo, con mucha mala leche, lanzo un uper-cut, disparo el balazo o me voy por el callejón. O cierro el poemario infame.
Este Edipo de Pentación y Teatro Español se puede explicar. Por eso es vanguardia digna.
EDIPO DE PENTACIÓN Y TEATRO ESPAÑOL, UN EDIPO ONÍRICO. ESCENOGRAFÍA ONÍRICA. EL COLOR.
Expliquémoslo por tanto.
Y comencemos por el color.
EL COLOR
Todo es azul. Hasta el fuego final, antes de pasar a rojo, es azul. El vestuario diseñado por Almudena Rodríguez Huertas es azul. Se combina con el blanco y algún toque de rojo (la venda, el interior del casco del yang “edipeño”…)
Lo difuso se presenta como azul sobre azul, para decirnos que fondo y formas no se distinguen en los sueños. ¿Y por qué todo es azul? Porque los sueños son azules, se dan en la noche azul, en un mundo celeste ajeno a la tierra. Azul.
Edipo de Pentación y Teatro Español nos plantea una propuesta legible, entendible, sin indagaciones ridículas.
EDIPO DE PENTACIÓN Y TEATRO ESPAÑOL. ESPACIO ESCÉNICO ONÍRICO.
En consonancia con ello, los personajes de Edipo aparecen en un espacio vacío, sin atrezzo. Acaso algo de utilería de mano (un casco, un violín, una venda…) Objetos como elementos poéticos. Objetos no reales. La nada matizada con una excepción minimalista, pequeña.
Los personajes parecen abandonados en la escena, sólo ellos y el texto. Todos están en el sueño, en la nada, en lo onírico, no en la realidad.
FORO ONÍRICO.
Seguimos con lo teatral. ¿Y por qué un panel con escaleras ocultas? Porque dentro de un sueño hay varios sueños. Nos despertamos y nos volvemos a dormir. Soñamos una cosa, luego otra, sin transición a veces. Los sueños aparecen y desaparecen.
La escalera es un arquetipo del sueño. Onírica, psicológica. La escalera de Escher es onírica, pura ensoñación imposible. El más allá se representa como una escalera al cielo. Últimamente incluso una escalera mecánica. Espacios en el cielo y en el suelo. El sueño. Ese es el significado.
LOS PATOS DE FERIA.
No me resisto a comentar lo que me sugirieron las figuras que bajan y suben esas escaleras y se ocultan de repente. Remite a la infancia.
La aparición y desaparición de esas figuras representa aquella sensación que dijimos, donde las imágenes en nuestros sueños de pronto se difuminan, se emborronan, desaparecen de un plumazo, aparecen sin llamarlas. Imágenes de sueño.
Y se aprovecha para una analogía con la infancia.
Los sueños tienen mucho de regreso a la infancia. Y el modo de coreografiar el ascenso y bajada de figurantes por las escaleras remite a esa atracción lúdica donde se derribaban patos con escopetillas de feria.
El FORO ROTO
Las proyecciones sobre ese foro, de las que hablaremos, nos muestran una imagen rota. ¿Por qué? Seguimos encontrando explicación en el sueño. El arquetipo de un sueño contiene elementos reconocibles por todos: espacios extraños, situaciones inverosímiles, sombras y figuras difuminadas, recuerdos que no se muestran claros al despertar e historias que se interrumpen.
Una cara gigante, onírica, que aparece proyectada y nos habla, pero que se parte en dos en diagonal, con una boca que parece independiente del resto del rostro. Esa boca rota, esa cara rota es capaz de transmitir ese sueño, esa aventura interrumpida con otra, esa imagen o historia incompleta que se ha producido en el sueño.
Tiene sentido y tiene un por qué.
EL ARTE ESCÉNICO LEGIBLE
Como ven, el arte vanguardista se hace legible. Puede ser legible. Debe ser legible. Puede explicarse, tener sentido. Así se dignifica, no engaña. Hay un por qué detrás. El creador lo pone en escena pero lo esconde. Y el espectador lo descifra. No descifra gratuitamente algo colocado gratuitamente por un creador ignorante que ni él mismo sabe lo que quiere decir si es que quiere decir algo y nos estafa y apela a nuestra “interpretación” y al “todo vale”. Los creadores de este espacio escénico (Luis Luque y Paco Bezerra en colaboración ) basan su “propuesta” en imaginarios colectivos, en moldes reconocibles por todos. (Sí, he dicho “propuesta” yo mismo me espeluzno) Escaleras que ascienden al cielo. Espacios en el cielo representado por proyecciones. Espacios vacíos sobre las tablas.
LAS ESCALERAS Y EL PESO ESCÉNICO.
Además de crear espacios mágicos de ensoñación, la escalera permite jugar con las alturas, diversificando el espacio no sólo de izquierda a derecha, sino de arriba abajo, ampliando el peso escénico teatral.
LA COREOGRAFÍA
Unos personajes que suben y bajan con vestuario azul sobre fondo azul (a veces blanco, a veces con las máscaras de ese onirismo) representan esa imagen difusa con que percibimos los sueños. Figurantes que se colocan de espaldas a nosotros, tal como percibimos a las figuras cuando soñamos. Figuras que se muestran ajenas a quien sueña (a quien las ve). Son figuras que viajan de un mundo a otro, ascienden y descienden, porque cuando soñamos, soñamos varios mundos. Figurantes representados por los propios actores en su doble papel de actor de texto también.
LA EXPRESIÓN CORPORAL EN EDIPO DE PENTACIÓN Y TEATRO ESPAÑOL
Y una expresión corporal creada por Sharon Fridman que representa el retorcimiento de imágenes, su confusión y la vez su pérdida de carácter humano en consonancia con la libertad creativa teatral.
Los personajes caminan con lentitud y crean diversas formas , simulando la misma extrañeza difusa que uno siente cuando se despierta y recuerda . Algo que ha transcurrido de forma rara, lenta, confusa, eso trata de reflejar el movimiento escénico de los figurantes.
LAS PROYECCIONES
Para los que manejamos Motion 5 y Final Cut (o Adobe Premier) y nos hemos descargado (de pago o de YouTube) diversos backgrounds, nos suenan esos títulos difuminados y, sobre todo, esos Ink in water que con un etalonaje discreto pueden jugar con el índigo.
¿Qué? ¿Cómo se les ha quedao el cuerpo? Vale, dejo la chulería. Quiero decir que la proyección elaborada por Bruno Praena representa, en azul, como base, un paisaje que nos recuerda al universo con estrellas en movimiento. Luego nubes y sombras. Nuevamente tiene sentido. El sueño contiene nubes y sombras. Y el sueño es azul.
EL CIELO, LA MUERTE, EL UNIVERSO
El sueño se produce en un lugar cercano al cielo o cercano al otro mundo. A la muerte tal vez. La muerte y también el sueño es lo que nos conecta con el universo. Y la muerte y el sueño tienen mucho que ver. El sueño es la “petite mort”. Y la muerte (en Edipo y en la tragedia griega) tiene mucho que decir.
Las proyecciones, además de complementar el espacio onírico que se presenta, sirven como otro elemento más a incluir en la variedad teatral que se ofrece.
LA MÚSICA
Dos funciones encuentro en la música de Mariano Marín. Complementar el espacio onírico y acercar el teatro al cine, la gran fábrica de sueños.
Muchos diálogos en esta obra se dicen con música de fondo, como en el cine. El colofón es el momento climático final del monólogo de Edipo que cierra la obra.
De igual modo, la música sirve para complementar el espacio onírico. Lo onírico de este modo también afecta también a lo auditivo. Vista y oído se suman en un todo sensitivo.
TEXTO ONÍRICO.
Analizamos ahora el texto. Es limpio, se simplifica como el suelo donde ocurre. Se le quitan los arreos de las subordinadas para hacerlo más claro, más puro. El arte visual se monta sobre unas vigas teatrales textuales sólidas y sencillas, por estar libres de pretenciosidad en la adaptación de Paco Becerra. Por estar libre de fraseología engorrosa. Todo tiende a lo sencillo y lo mágico.
LA FILOSOFÍA DEL TEXTO.
La búsqueda de la verdad y esa respuesta madura pero joven, inquieta pero consumada de que “no sabemos el sentido de nuestra existencia hasta el último minuto de nuestra vida”. Esa es la filosofía de este Edipo. Las reflexiones sobre la verdad, que tiene sentido preguntarse dentro de un sueño. Tiene lógica que personajes de ensueño (medio irreales) se pregunten por su verdad. Preguntarnos quiénes somos, una pregunta muy calderoniana, y también propia de jóvenes que aún se buscan a sí mismos y su puesto en la sociedad. ¿Para qué vivo? ¿Qué pinto yo aquí? ¿Cuál es mi sitio y por qué? Todo ello enriquece el texto clásico, que queda como una excusa para ofrecernos otra cosa, más interesante, más intensa, más actual.
EL YING Y EL YANG
Y es en esa búsqueda del yo y el sentido de la vida (nada menos) donde la moral juega su papel. ¿Soy bueno o malo? ¿soy el problema o la solución? ¿La trampa o el ratón? ¿El depredador o la presa?
Dos personajes se hablan. Uno viste de negro. El otro viste de blanco. La puesta en escena simple añade otro toque más, interpretable. El blanco es bueno, el negro es malo. El blanco es positivo, el negro es la tragedia, la desgracia. El Ying y el Yang. Sabemos por tanto que Edipo, en su dilema de la búsqueda de la verdad, se divide en dos. Ambos actores son las dos caras de un mismo personaje.
LAS IDEAS ESCÉNICAS
EL ARGUMENTO AUSENTE
Edipo, Alejo Sauras, aparece. ¿Dónde estoy? Está en un sueño. No lo sabremos si hemos tenido la precaución de no leernos la sinopsis del programa de mano o de algún que otro artículo de prensa. No sabemos que es un Edipo onírico, nos van a ir dando pistas. La primera es esta: espacio vacío y Edipo, que no sabe dónde está.
Edipo mató al rey Layo. Se dice, pero no se ve la escena. Layo no aparece como personaje. Ocurrió en el pasado, en otro sueño onírico. ¿Existe? La obra carece de escenas e imágenes realistas. Cuando se dice a Edipo que mató al rey Layo, la escena no aparece. Edipo busca ese recuerdo, como nosotros buscamos sueños dentro de un sueño (como en la peli Origen) o al despertar.
LA MUERTE DE LAYO
Luego, esa imagen, que no vemos, se nos cuenta. Edipo la reconoce, sabe que ocurrió, en otro espacio que se nos escamotea. Los espectadores seguimos perdidos en el espacio en blanco que Edipo de Pentación y Teatro Español nos propone mientras se nos habla de la muerte de Layo y una tragedia que no vemos. Tiene sentido porque es un Edipo onírico.
EL PERSONAJE COMPUESTO, LA ESFINGE Y EL MINIMALISMO.
Vayamos ahora a otra idea escénica. La esfinge. Una actriz, Julia Rubio, se presenta ante Edipo, pero no la reconocemos como la Esfinge. Un simple cambio desnudando el torso, dejando su papel de figurante y ayudada por los compañeros, construye un solo cuerpo formado por varios actores. Es un efecto conocido. Este Edipo de Pentación y Teatro Español también juega con el minimalismo: mostrar mucho con poco. Sin grandes complicaciones escenográficas ni teatrales, usando la expresión corporal y este recurso, Luis Luque construye a la esfinge. Las buenas ideas en teatro gustan y emocionan. La emoción intelectual de una idea inteligente es lo más interesante de una obra de teatro y de cualquier arte.
EL CIEGO Y EL IDIOMA
De igual modo, la actriz oriental, Jiaying Li, habla en su idioma. Chino o japonés. Letreros en las proyecciones y no por capricho. El ciego habla un idioma mágico porque lo visionario es mágico, enigmático, se halla en otro plano, en un plano no real. Y esto se representa de esta manera, en otro idioma con subtítulos en el panel, para fingir esa sensación que recibe Edipo en su sueño. No es arbitrario, tiene un por qué. La puesta en escena teatral lo tiene también en esto.
De este modo, con variadas ideas, pese a carecer de atrezzo y ser escasa la utilería, las ideas escénicas y teatrales, de escenografía creada por Mónica Boromello y puesta en escena de Luis Luque, enriquecen la obra.
LOS ACTORES de Edipo de Pentación y Teatro Español
Llevo desde los nueve años sobre las tablas hasta que me bajé de ellas hace tres o cuatro. Ya venía yo descendiendo desde 2010. La edad no perdona, las circunstancias y el tiempo no da para todo lo que uno quiere hacer en una vida tan corta. Las prioridades se imponen. Pero ver a un grupo de jóvenes sobre las tablas iniciando sus carreras me conmueve.
MIS RECUERDOS
Me recuerda mis tiempos. Por desgracia, fue algo que no llegué a vivir con plenitud. Cuando yo tenía sus edades, mis compañeros eran diez o quince años mayores que yo. Y además, no “cuadrábamos”. Caracteres distintos. Y cuando regresé ya madurito dirigí a un grupo de jóvenes veinte años menor, con su ventaja de ilusión y ductilidad y su inconveniente de pretenciosidad y pereza. Bien que me hubiera gustado, con veinte años yo, compartir con un grupo de iguales, como estos chavales de Pentación.
Aun así, es un mundo no vivido y perdido que extrañamente añoro.
PENTACIÓN
Este grupo de jóvenes me lo recuerda. Su calidad actoral suficiente, pero todavía mejorable, cargada de intensidad y voluntariedad me emociona. Su implicación con el proyecto y su trabajo también. Claro que, con la promesa de actuar en Teatro Romano en el Festival de Mérida y como actores profesionales, la pereza se la echa uno a la espalda, juegan con ventaja.
Dignos, resolutivos. Pero, sobre todo, conmueve la energía propia de su edad y sus ganas.
CONCLUSIÓN
La vanguardia tiene mala fama. El atraco de intrusos snobistas ha pervertido una corriente noble. La vanguardia siempre suena al recurso de los incultos que han llegado al límite de sus capacidades. Por desgracia, esa impostura es el cáncer de la vanguardia. Cuando acabemos con el mito de que “la vanguardia no puede explicarse” con la que nos llevan años engañando los impostores, la vanguardia se dignificará y podrá aportarnos aquello que siempre nos prometió.
Claro que, si llega a hacerse honrada, de su seno tendrían que salir todas las serpientes. Muchos de ellos la maneja a la pobre cultura y su vanguardia desde las altas esferas. No veo yo mucho futuro en eso.
Este Edipo de Pentación y Teatro Español es un ejemplo de vanguardia honesta, noble, digna, explicable, con sentido. Un gran, grandísimo trabajo con muchos elementos y mucho que decir.
Por cierto, me doy cuenta que no nombro a Jesús Cimarro cuando las obras son buena. Coño, enhorabuena Cimarro. Esta vez sí. Al menos, de las obras que he visto (que no todas), la 67 edición ha salido jugosa y de calidad. Una gran labor de gestión, caballero.
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