¿Realmente existe un antídoto contra el sufrimiento?
Muchos acuden a filosofías, existencialismos, religiones, mantras, psicología en busca de una vacuna contra el sufrimiento… Muchas son las respuestas, en un mundo donde hay demasiadas. Yo he encontrado… no sé, una explicación.
Parece que quienes ven pelis de terror son más felices. No es que para ser feliz haya que tragarse la saga entera de Halloween, pero hay relación.
En un pase rápido de imágenes, nuestro cerebro detecta inconscientemente sólo las más terribles. Es porque somos animales diseñados para detectar amenazas, para sobrevivir. Por eso somos más eficaces en situaciones de stress. Tenemos una parte del cerebro llamada amígdala donde reside este instinto, preparado para bregar con el peligro, huyendo o defendiéndose. Sin esta predisposición, por ejemplo, no podríamos reaccionar ante un problema de tráfico.
Pero ocurre que, desde que nos hemos civilizado, las amenazas son menores, endorfinas y adrenalinas andan desorientadas, sin ocupación, pero la amígdala sigue ahí y si pasa largos periodos sin peligros, se los inventa y sobreviene la angustia existencial.
Por eso nos ahogamos en un vaso de agua. Todo es natural.
Sabiendo que el problema es sencillo, se trata de no dejarla que vaya a su bola, que no se alimente con carroña. Debemos proponerla retos, en el deporte, el trabajo, una vocación o cosas parecidas. Distraerla. No debemos esperar tampoco a que la vida nos de un varapalo (una enfermedad o una inspección de hacienda) Hay que adelantarse y dar salida al instinto de lucha que toda competición contiene con nuestros desafíos, elegidos por nosotros. Que nuestro cerebro no se invente los sufrimientos.
Por tanto, aquel consejo de los psicólogos no es una actitud moral optimista, sino técnica. Esas sustancias, como en el sexo, necesitan ser liberadas. E igual que la lujuria desaparece tras el sexo, la angustia existencial tontainas desaparece en situaciones de auténtica tensión. Es aquello de darte un golpe en la cabeza para que no te duela el pie. ¡Aunque sea viendo la última de Freddy Kruger al notar cómo tus músculos se contraen defendiéndote de las cuchillas!
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