No, no somos Quijotes. Entonces, ¿por qué nos identificamos con el Quijote? ¿Lo somos realmente?
Sí, somos Quijotes. Pero no porque seamos idealistas, defensores del débil ni porque luchemos por utopías. Somos quijotes porque vemos la realidad distorsionada a conveniencia. Vemos gigantes donde solo hay molinos, ejércitos donde solo hay rebaños. O molinos y rebaños donde en realidad hay gigantes y ejércitos. En español es especialista en versionar la realidad, en deformarla a placer. El español es ciego, porque no piensa. El español es interesado. Se niega a ver evidencias cuando no cree en ellas y cuando le vaga, ve más de lo que hay. Acude al relativismo cuando le sale de las narices, sobre todo si le pillan en un renuncio. El relativismo le sirve también para afirmar lo que le da la gana cuando le da la gana. La verdad que odian, es mentira. La dudosa realidad que le interesa, completa verdad. El español es así de contradictorio… o de caradura.
El español es visionario adrede. Manipula palabras, realidades, según su ideología.
Su pereza o baja autoestima le espolea para destruir al enemigo. Transforma virtudes ajenas en defectos con argumentos a medias, para menospreciar. Se niega a oír lo que le disgusta. La cosa más sencilla, no la entiende o entiende lo que le quiere. O vuelve complejo lo sencillo para ocultar evidencias incómodas.
Despachamos los argumentos o motivos ajenos con cuatro pinceladas gruesas y despectivas, llamándole perverso, malvado.
Don Quijote veía visiones. La envidia y el orgullo nos provocan esas visiones. No queremos pensar porque nos da miedo la verdad. Preferimos que el partidismo, que todo lo deforma, piense por nosotros.
El español está loco, loco por interés, por incapacidad mental. Grita donde no razona. Ya nos gustaría a nosotros ser idealistas, utopistas, defensores de causas perdidas. Pero sólo nos caemos del guindo cuando las tripas nos suenan. Como Sancho.
contradictorios o caraduras jajajaj genial como casi siempre
Un saludo