MARTIANS (traedle a casa)

Moises de las Heras

10/07/2016

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Martian (traedle a casa, en inglés) es una película rodada con muy buen pulso que tiene la astucia de llevar la aventura a un plano personal. Siempre que una acción se centra en los protagonistas y no en lo catastrófico y lo genérico, se acierta. Al menos se cuenta con los mimbres iniciales para acertar. Luego la película puede estar mejor o peor llevada.
Aquí Matt Damon es el HÉROE y, a imitación de Zemeckis, repite la idea de «Náufrago», pero esta vez en el espacio exterior. La película va de que a Damon le dan por muerto en Marte pero no lo está y a partir de ahí comienza una odisea por sobrevivir. A la vez, en la tierra, en secuencias paralelas, la NASA juega sus cartas políticas, técnicas y populistas para rescatarle. La película es buenista porque no se mete en zarandajas de corruptelas o politiqueos, al menos no en profundidad. Se prioriza una historia de rescate donde no hay malos ni políticas interesadas, al menos no mucha, donde se pretende dejar bien a la NASA pese a que Jeff Daniel tiene su puntito de malo, aunque no demasiado. Aquí todos tienen, más o menos, buena intención porque no se pretende la falsa denuncia o la trama de intriga política, sino el mero entretenimiento espacial.
La principal virtud de esta película es el variado menú de pequeños personajes que se entrecruzan y participan en la operación. Desde la mosquita muerta, tímida y buenorra, en la sala de control, al chino gordo, los compañeros astronautas, los japoneses de la empresa aeronáutica que pretenden colaborar, el negro intermediario, el jovenzuelo, científico loco y despistado, que da con la solución, Jeff Daniels, como digo, como jefe de la NASA, muy solvente en su papel, que hace olvidar a aquel tonto tan tonto… la película nos muestra un ajedrez muy completo continuamente en movimiento. Por supuesto, hay un eje central, pero estas mini subtramas, todas alrededor de la búsqueda, construyen una película muy llevadera. Ridley Scott juega con piececitas y ese es el secreto de su diversión. Es diverso. No carga las tintas, no hay crueldad, lleva a cabo un producto para todos los públicos, una película de esas que la televisión repetirá cincuenta mil veces dentro de unos años.
En lo que respeta a las técnicas narrativas, hay EJE Y SUBTRAMAS, como decimos… el antagonista no siempre tiene que ser una persona, aquí no hay. EL ANTAGONISTA, en todo caso, es la falta de oxígeno, el hambre, la explosión, el tiempo que le queda, las dificultades para contactar… son LAS PRUEBAS que tiene que afrontar HÉROE. ¿Los PERSONAJES CAMBIAN a lo largo de la obra? Mínimamente. Matt Damon pasa de un primer momento de angustia, pero nunca sufre demasiado porque de inmediato activa sus resortes psicológicos de fuerza. Si observamos, nadie SUFRE demasiado, ni el chino gordo encargado de preparar la expedición ni los amigos del astronauta ni Damon. Un poquito sí, pero no demasiado. Porque la película sólo quiere contar la aventurilla y Matt Damon muestra pocas fisuras. Se acerca al cartón piedra de los héroes de acción. Los guionistas no le hacen sufrir… quiero decir que no percibimos su CONFLICTO INTERIOR. Lo hay pero mínimo, y no lo percibimos con intensidad dramática y humana. La hay pero se coloca detrás de lo divertido, de lo aventuresco.
Esta película, Martian, es un producto de multicine, para las teles. En el discurso final, Damon justifica este carácter heroico cuando afirma que ante las dificultades hay que ponerse las pilas y buscar soluciones. Una TEORÍA DE FONDO, una moral clásica americana que justifica la ausencia de conflictos interiores, porque su personaje sólo está destinado a hacernos pasar un rato divertido. No es malo esto. Otras producciones de este tipo son grandes obras y están hechas con estos mimbres, también en novela, al modo de «Los tres mosqueteros» y similares. Y esa es la baza de Ridley Scott y tal vez de la novela en que se basa. Y la juega bien, con un protagonista que tiende a lo plano, para que sea capaz de las más VEROSÍMILES E INVEROSÍMILES ACTIVIDADES, como el despegue en un cohete con punta de loneta transparente o hacer de Iron Man en el espacio. Desde luego, el protagonista USA SUS CUALIDADES de botánico para dar respuesta y solución a su problema, y este es otro carácter coherente con las técnicas narrativas clásicas, aprovechar el training anterior del personaje y sus habilidades.
La película, en su final, ya roza el cine infantil o juvenil, lo cual no es nada despreciable, como he dicho antes. Estamos viendo, al fin y al cabo, una película estilo los Goonies o En busca del Arca Perdida o similares, hecha con decencia e ilusión. A ver, que no quiero yo decir que se parezca a estas películas en argumento, sino en afan de divertur, estilo y aire de la aventura. Ridley Scott y sus actores se han divertido haciéndola y transmiten esa diversión. Y pese a que copia el film de Zemekis y lo mezcla con Salvar al soldado Ryan, y que no aporta nada nuevo, se le puede dar perfectamente un 7 en su género.

 

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