¿Ustedes qué piensan si ven un yankee en la Feria de Sevilla? Pues que no tiene puñetera idea. Es pintoresco, canta saetas con acento, baila raro… Nosotros sí entendemos de feria, él no, ¿verdad? Porque quienes no conocen la cultura distorsionan, se hacen su componenda, que nada tienen que ver con la realidad.
El yankee interpreta a su modo porque no entiende. El tiempo también distorsiona. Los nobles del XVIII se veían distinguidos con esas pelucas. Ahora las vemos ridículas.
Acerquémonos más. Chistes como “a mí ahora quién me pega”, o la canción “Maricón de España” serían hoy irreproducibles. Martes y Trece serían hoy vilipendiados por maltratadores y homófobos. Pero hace veinticinco años, era un chiste más.
Cada cosa hay que situarla en su entorno.
Las mismas palabras, gestos, incluso crímenes “son otros” si entendemos el contexto. Con el contexto, las intenciones y valores cambian. Lo que ayer era insultante hoy parece idiota. Y lo que ayer anodino, hoy vomitivo. Ver un pecho (boys, boys, boys) era un acontecimiento. Hoy, una memez. Una parodia del clero en el XVII te condenaba a la hoguera. Hoy, es habitual en carnavales. ¿Y los trajes de baño? Esa vestimenta ¿qué significaba ayer y qué hoy?, ¿escandalosa?, ¿ridícula?
Autores consagrados de otros siglos, incluso respetados, tienen frases que hoy resultarían sorprendentes. No, no es un problema de valores. En cada tiempo, los valores cambian. Creemos que mejoran, pero también surgen nuevos prejuicios y complejos. “Los días de la semana” de Miliki sonaba bien en los 80. A fines del XX, Miliki cambió la letra porque era machista. ¿Y qué decir del “todos y todas?” ¿Y de la discriminación positiva en temas tabúes? Por no hablar, socialmente, de quién era el malo cuando Franco y quién ahora. ¿Cómo se veían hace veinte años los tatuajes, los pelos rapados, los piercing, las barbas hispter, las rastas y cómo se ven ahora? ¿Qué significados tenían ayer y tienen hoy? Cuando pasen otros veinte años, nos verán con la misma socarronería indulgente con que nosotros ahora vemos el paso de las modas, de las costumbres, de la forma de pensar. Es la forma de pensar la que cambia. Incluso al escuchar a personas de 80 años percibimos esos cambios.
Muchas visiones erróneas circulan hoy por Internet debido a esto. Si despreciamos el contexto, seremos como yankees en un colmao.
También publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina, el 9 de junio de 2017)
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