La Paz de Francisco Nieva

Moises de las Heras

18/07/2024

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Recuperar la Paz de Francisco Nieva me parece un gran acierto. Acierto del todo. En esta época en que cunde la extrema de…voción por una rabiosa actualidad, me lo parece. Un acierto. Una actualidad ramplona, que anula toda clase de originalidad creativa. Sí, me parece incluso una afrenta necesaria.
Los autores clásicos que durante toda una época —el bendito siglo XX— se esforzaron por hacer llegar al público “la cultura” y rompieron esquemas, brillan hoy, cuando son rescatados. Brillaron ya en su tiempo. Un tiempo donde todo se entendía bajo la dictadura de una estética formal. El formalismo formal más formal que no cabía más formalidad. Me parece de una clarividencia prodigiosa ser tan informal, tan grosero, tan—tan. Rescatar a uno de los autores más trasgresores de los años 80 del siglo pasado, me parece de un gran mérito.

LA MEMORIA HISTÉRICA.

La memoria histérica también forma parte de este aspecto profundo de la cultura de toda una época.
Francisco Nieva intentó romper con lo establecido, sacar al respetable de la horma esclavizadora de “lo entendible”, de lo de “lo moralmente dado”, y trasgredir. Trasgredir es la palabra y trasgredir es el intento. Transgredir es lo que consiguió.
Llego a muy pocos, pero su labor continúa en el año 2024 con estas propuestas que lo resucitan. Resucitan el intento. Intento que se hace necesario. Resucitan la propuesta caótica y revolucionaria, resucitan la estética rompedora y se topan con lo inevitable.

EL PÚBLIQUITO MUERTO.

La Paz de Francisco NievaAl salir del teatro, sin embargo, me topé con el público —cierto publiquito muerto— que salía y me quedé escuchando lo que comentaban. Comprobé entonces que Francisco Nieva era un autor del siglo XXI, nacido en el XX, pero con gran vigencia hoy; muy vivo y necesario. Es en verdad justo y necesario. Pero cierto publiquito sigue siendo el mismo: carne muerta, insensible. Sigue estando muerto como entonces. Hoy más que nunca.
Murieron aquellos espectadores de los años 50 y ya no queda vivo ni uno. Estaban muertos por dentro y el tiempo los remató por fuera. Los del siglo XXI viven muertos, pero morirán ya muertos del todo. Morirán sin dejar huella.

FRANCISCO NIEVA VIVO.

La labor de Francisco Nieva no ha servido de nada. Pero él resucitará una y otra vez cada cierto tiempo para insultarnos, para despreciarnos, para tildarnos de gentes que no vale la pena y cubrirnos de mierda, tal como lo hace al principio de su comedia, La Paz. Y nosotros seguiremos sin comprender por qué lo hace, por qué nos insulta, qué tiene contra nosotros, por qué tanta mierda, por qué tanto surrealismo desagradable, por qué tanto.
Lo que ocurre es que Paco nos insulta para resucitarnos. Pero su esfuerzo resulta inútil, ya digo. Él seguirá vivo y nosotros muertos.

NO COMPRENDEN.

La Paz de Francisco NievaPorque el público del siglo XXI, de este año 2024, al igual que el público de los años 70 y 80, salía del teatro abominando de lo que había visto. No comprendían. Pasaba un grupo comentando que no comprendía. Le seguía otro. Lo mismo. Manifestaban que no lo habían entendido. ¡Joder, que hoy tienes Google al alcance de un click de Android! ¡Infórmate un poquito, ya que has pagado una entrada para ver a Paco Nieva! ¡Entérate de lo que vas a ver, del teatro furioso, de Antonine Artaud, de qué cojones es eso del surrealismo y el teatro de la provocación! Y si no te convence lo que pone en Wikipedia, no vayas. No te arriesgues, no sufras innecesariamente. Pero ni por esas: muertos.
Sin embargo, ¡cómo se iban a perder a Joaquín Reyes y su hora chanante! Pero claro, Paco Nieva no sale en televisión porque está muerto… perdón, quiero decir que “ya no está entre nosotros”, aunque vive. ¡Viva el rey de la comedia y del infortunio! Ni falta que le hace que resucitemos. ¡A él que más la da! Si muerto él no está, según dijimos.
El siguiente grupo de espectadores que surgía de las vísceras de las butacas manifestaba su desagrado. Su incomprensión. Estos tampoco entendían. No captaban la esencia. No se daban cuenta de que era un desafío. Que se trataba de surrealismo. De un tipo de humor que se basa en lo absurdo. De eso se trataba, pero no. Noooo comprendían.

¿HAY QUIEN COMPRENDA?

La Paz de Francisco NievaMe pregunto, sin embargo, si alguien que comprendiera lo que había visto. Si hay quien sea capaz de salir de su dos más dos cuatro de los shows de Telecinco, las películas de Netflix y los partidos que ganamos en la Eurocopa; y de Carlos Alcaraz. Y de Carvajal. Del beso de Rubiales. Y comprendan que hay un más allá de lo evidente, de lo inevitable, de la papilla de siempre, del pienso diario que siempre sabe a lo mismo.

EL DESMADRE.

Porque Francisco Nieva se anticipa a la crítica que va a recibir. Nos llama torpes. Nos llama imbéciles. Y se queda tan ancho. Tan fresco. Tan no podrido. Y a continuación, va a lo suyo sin importarle quienes somos y nuestra cortedad de miras. Juguetea con la palabra. Cuida cada frase y la retuerce hasta convertirla en paradigma de un idioma nuevo que sorprende. La cuida, la mimosea hasta tornarla irreconocible para los incultos, que cada vez somos más y en mayor número. Pero a Paco Nieva le da igual. Sigue a lo suyo. Solo unos cuantos le comprenden. La Paz de Francisco Nieva

LA PUESTA EN ESCENA.

La Paz de Francisco NievaRakel Camacho lo entiende y lo entienden todos los actores que se confabulan con ella para seguir a Paco Nieva, para hacerle la rosca, para rendirle pleitesía y llevar su obra a los altares que merece. Altares de la paradoja, del surrealismo, de la cachondez extrema y el espectáculo sin ataduras. Saca mierda al escenario, saca un hinchable, un coleóptero acucarachado, saca personajes con añadidos de goma espuma, saca niñas bailando en una puesta en escena que pretende escandalizar, pero que en 2024 ya no escandaliza como antes, pero sigue inspirando la misma incomprensión.
Aun así, todos los actores hacen el esfuerzo para que comprendamos, y se elevan una estructura metálica, y realizan unos movimientos desmadejados, con una guerra paralítica, una paz no normativa, adiposa, desafiante. Gorda. Desafiante contra la nueva moral que nos hace retroceder siglos, a los tiempos oscuros de las beatas. Las nuevas beatas de la modernidad. Y se exhiben todos sin pudor como diciendo, “¿qué pasa?”, “aquí estamos para desafiaros”. “Para desafiaros eternamente, porque no habéis dejado de ser unos estreñidos que no cagan, pese a vuestra apariencia de “modernes”.
Eso quise ver en escena. Y si no lo se vistieron con el disfraz de lo políticamente incorrecto, es que los propios actores se cagaron las patas abajo, bajo la presión de los nuevos escapularios de la modernidad. Pero no lo creo.
Espero que no se me entienda, por mi bien.
Puesta en escena espectacular y cutra. Con focos, cerdos, gomaespuma y acción.

JOAQUÍN REYES.

Había que llamar a un famoso y qué mejor que Joaquín Reyes, epítome del surrealismo actual, para convertirlo en mascarón de proa de esta obra. Obra que disfruté muchísimo, por la originalidad y por el desafío, y el recuerdo de una vieja literatura del siglo pasado que sigue siendo mucho mejor que la de ahora. Sin tanta estructura, ni tanto Show Runner que impone, ni tanta mandanga especulativa que solo atiende a vender y vender.
Por aquel entonces los creadores eran más sanos y se tenían ideales. Los ideales de Francisco Nieva, entre otros. Un puntal del surrealismo como lo fueron muchos, pero Francisco Nievan también. Era uno de ellos. La Paz de Francisco Nieva

CANTANTES, NIÑAS BAILARINAS, Y DEMÁS.

Rakel Camacho no se para en barras a la hora de seleccionar a los más frikis del lugar. Empezando por la Paz que lucha con libros contra la guerra coja, continuando por las niñas bailarinas, Joaquín Reyes fumando en pipa de la paz como un siux, Sara Escudero (la de Arenas de San Pedro) o Astrid Jones, que grita/canta o canta/grita con muy buen tono y se muestra delirante y gran actriz. Rakel hace bailar a la guerra con la Paz, a la negra La Paz de Francisco Nievajuncal con el tapón del bañador blanco XXL, y le gusta. Es una imagen visual propia de “la parada de los monstruos”, de aquello que Rakel conoce en su genial trayectoria, y en ello se recrea, sin cortapisas.
No, no lo han comprendido. No han comprendido nada de nada. Allá ellos. Son basura, con todos los respetos a la respetable basura. Mierda. No lo digo yo, lo dice Francisco Nieva y le creo. Le doy mi voto.
Se queja Paco de la incapacidad del pueblo y su falta de amor por la sensibilidad, también ante la mierda; se queja de un pueblo adocenado y estúpido. Como Coriolano, los desprecia. Pero con gracia y sin fascismo.

ESTOY CON PACO.

La Paz de Francisco NievaEstoy con Paco Nieva. Disfruté de la paz de Francisco Nieva con Ángeles Martín, Carlos Troya, Laura Galán, Nerea Moreno, Pedro Ángel Roca… Algunos no lo comprendieron. Algunos no lo disfrutaron. Allá ellos. Perdieron su dinero. Mejor habérselo ahorrado. O, por mejor decir, fue La Paz, de Paco Nieva, quien “perdió” el favor de unos espectadores que no comprenden. Que nunca llegarán a comprender a Nieva. No creo que le importe mucho a Paco. Él seguirá vivo y los demás muertos. Lo seguirá intentando. Por mucho tiempo. Cada cierto tiempo.
Los actores y algunos espectadores lo disfrutamos. Poco importa que otros, sin embargo, sigan difuntos. Se encaminen hacia la parca como interfectos en vida sin llegar a entender nunca y a ver más allá de sus narices. La Paz de Francisco Nieva

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