La dificultad de admitir errores.
Tras la valla de la obra, hasta un manco sabe picar piedra. Desde la barrera, hasta un cojo borda una verónica. Pero un día, el cojo se ve obligado a saltar al ruedo o el manco a picar piedra y entonces alega que si el sol le ha deslumbrado, que si el astado era torticero o que si el arenero no había acolchado bien el coso. Cuando toca demostrar lo que predicamos, nos damos cuenta de que no era todo tan fácil y todo son excusas.
Porque todos sabemos dar consejos sobre admitir errores y ser humildes, siempre y cuando quien deba reconocerlo sea otro.
Pero cuando debes reconocerlos tú, entonces… Entonces nos damos cuenta de la humillación que supone recibir consejitos. Sobre todo porque da la puñetera casualidad de que quien rivaliza contigo es quien aconseja. Suele pasar que, a quien te pide humildad y que reconozcas fallos, se le enciende una enorme sonrisa cuando los reconoces. Se frota las manos sintiéndose mejor, paternal y dictatorial, con la sana intención de arrebatarte el capote y demostrarte que eres un principiante y que él «sí sabe» y tú no. Se pone medallas y se dispone a darte un revolcón que te cagas. A eso nadie está dispuesto. Nadie está dispuesto a admitir errores.
Tras en consejo se esconde mucha prepotencia. Y lo único que vas a conseguir reconociendo errores que te den por inútil. Si te equivocas, es que no sabes. Se predica humildad, sencillez, modestia, cien mil zarandajas pero te llaman gilipollas si caes en la trampa. Lo reconoces y ya está, plantada la semilla. A partir de ahí, eres el que no sabe. Te ningunean, te desprecian, te apartan, (con ese no cuentes, que no vale). Eso consigue el humilde, ante el enemigo que aconseja. Porque la sociedad valora la fuerza y el éxito. Lo que quieren es quitarte de en medio, arrebatarte el juguete, ser el primero en subirse al maldito caballo de cartón de la vida. Y cuando se dan la vuelta nos llegan ecos de una frase colgada en el aire: “este no tiene ni puñetera idea”. Esa es la consecuencia de admitir errores.
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 8 de diciembre de 2015)
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