Historias del zoo es una obra escrita en 1958. Pertenece al teatro del absurdo, un estilo con rasgos existenciales que cuestiona a la sociedad y al ser humano a través de tramas y diálogos en apariencia carentes de significado. Sin embargo, el teatro del absurdo encierra ideas y mensajes ocultos, altamente intelectuales. Necesitan ser descifrados por el espectador y exigen un alto grado de intuición para disfrutarlas plenamente.
Representada habitualmente en la programación de los grupos de teatro aficionados y profesionales, Historias de Zoo en la actualidad se halla en gira por los distintos certámenes en España, representado por el grupo de teatro El Candil, de Talavera de la Reina. Por ello, me he decido a hacer una reflexión sobre el significado de esta obra y los secretos que encierra.
¿DONDE SE ENCUADRA?
Existe un tipo de literatura, tanto dramatúrgica como novelística, llamado minimalisma, uno de cuyos más notables representantes es Raymond Carver. Raymond Carver es un cuentista estadounidense que pertenece a la corriente del realismo sucio.
El minimalismo es la tendencia a reducir los textos a lo esencial, eliminando lo sobrante. El resultado son obras de alto contenido intelectual, pero bajo contenido estructural, de manufactura. Se trata de reducir al mínimo el trabajo del artista y aumentar al máximo el trabajo del espectador. El espectador debe sacar el jugo que ha dejado indicado, reducido a su esencia, el artista.
Tiene su origen al término de la Segunda Guerra Mundial junto con otras corrientes parecidas, entre ellas, el ya indicado teatro del absurdo. Cuenta con características comunes con el minimalismo.
Ambas requieren un alto grado de intuición del receptor para ser disfrutadas plenamente.
Son corrientes paralelas que se influyen mutuamente, si no es la misma cosa.
¿DE QUÉ VA ESTO?
Siguiendo, por tanto, los parámetros de este modo de escribir sobre la nada y el vacío, Historias del zoo, de Edward Albee, nos presenta a dos personajes que se encuentran en un banco de Central Park. Allí, Jarry, el recién llegado, entabla una conversación con Peter. Una conversación en principio absurda y sinsentido. Simple y vacía. Continuos guiños que pueden pasar desapercibidos y que nos dan la clave y el sentido de la obra.
¿De qué va esto?, se pregunta el espectador que, si carece de la intuición para rascar debajo del texto, puede encontrarla sin sentido.
TE PREGUNTO POR TU VIDA.
En principio, Jarry le pregunta a Peter por su vida. ¿Estás casado? ¿Tienes hijos? ¿Tienes trabajo? ¿Tienes animales? Preguntas vanas que se responden de una manera tonta. ¿Qué encierran?
Lo que Peter nos está dando a conocer con sus respuestas, es que pertenece a un mundo “comunicado”, donde es posible tener compañía, tener apoyo, tener amigos, alguien a quien amar: tiene mujer, dos hijas, un trabajo, una casa… incluso animales: tiene un gato, dos periquitos…
Atentos, porque los animales son importantes en Historias del zoo.
MI VIDA ENCONTRASTE CON LA TUYA.
Después de tanta pregunta en apariencia insignificante que ha revelado el modo de vida de Peter, Jarry expone la suya. Vive en una pensión, sin casa propia, en una habitación pequeña y pobre. Pero sobre todo destaca su “incomunicación”, tanto con la gente que le rodea, como con su pasado, y con los animales.
INCOMUNICACIÓN CON LA GENTE QUE LE RODEA.
Son sus vecinos de la pensión: un anciano, solitario, como él. Una casera mal encarada. Un perro antipático. Una familia desahuciada por un banco, que vive en la pobreza. Una mujer que llora… tal vez sea una mujer maltratada, él no puede saberlo. Él, Jarry, desconoce sus vidas. No sabe porque llora esa mujer. Desconoce la vida de los que viven a su lado, en las habitaciones contiguas… en sus jaulas, (y luego veremos por qué digo lo de jaulas).
Incluso, en ocasiones, “heridos de soledad e incomunicación”, ha oído que alguien se arrojaba por la ventana, pero tampoco sabe ni conoce cómo vivía aquel suicida.
PETER Y JARRY, DOS MUNDOS DISTINTOS.
Ya tenemos establecido el contraste, los dos mundos: el mundo feliz de los que viven en el Este, del burgués con trabajo y con familia, y el mundo solitario y desgraciado de los que viven en el Oeste. Jarry es ese parado, que pasa los días sin hacer nada, en absoluta soledad.
En primer plano, tenemos el tema de la soledad y la incomunicación, y en segundo, no menos importante, un tema secundario pero que tiene que ver con el principal, la diferencia de clases.
¿Cuál es el límite entre la clase media baja y la clase media alta?, pregunta Jarry a Peter en medio de todo esto.
INCOMUNICACIÓN CON SU PASADO.
Si nos preguntamos por el origen de esta incomunicación y de esta soledad, Jarry te lo explica. Tiene dos marcos vacíos, sin retratos. Porque al igual que hoy, en el presente, vive en soledad, sin poderse comunicar con el vecino que tiene al otro lado de la pared de cartón, de igual modo, carece de familia. Carece de pasado. Carece de amigos, de mujer. Y cuando Peter le propone que llene ese marco vacío con la foto de sus padres, nos cuenta su pasado de pobreza, en un padre alcohólico. Una infancia infeliz que ha provocado su pertenencia a la clase social baja desde niño, lo que conlleva incomunicación, soledad como lógica consecuencia.
LA CLASE SOCIAL BAJA.
¿Cuáles son los límites entre la clase media alta y la clase media baja? Esta es una clave importante que nos lanza el autor para que leamos con precisión la obra y lo que quiere decir. Porque el resultado de estar solo, de estar incomunicado, de su falta de fe en Dios, -existencialismo-, tiene su origen en pertenecer… de haber pertenecido desde siempre, desde niño, a esa clase social de los desheredados del sistema.
Dios hace tiempo que se desentendió de este mundo. La justicia de Dios, no existe. No se ocupa de los pobres y los desamparados, de las desgracias de los que “están abajo”. Existencialismo.
La clave de su vida en los bajos fondos, de hallarse en una triste pensión, es que pertenece a la clase social baja.
Y la incomunicación… La gente no te escucha, dice Jarry en algún momento de la obra. Jarry representa a esos personajes que comparten la calle con nosotros, pero cuyas historias nunca son escuchadas.
HARRY ENCUENTRA LA COMUNICACIÓN EN EL PÚBLICO.
Eso plantea la obra. Pero la representación de la obra en sí supone un momento en el que el personaje solitario, que nunca ha sido escuchado, cuyas historias no le interesan a nadie, será escuchado. Porque el público está ahí sentado, al igual que Peter, que intenta irse varias veces sin atreverse a hacerlo. Y tiene que escucharle. Va a ser escuchado. Va a tener la oportunidad de ser escuchado. Peter, en realidad, lo escuchará por cobardía. «No, no me voy», dice una y otra vez, aunque intenta irse. Así define Edward Albee en Historias del zoo a su personaje, Peter. Un ser acomodado que no quiere problemas, ni desea enfrentarse a un ser enigmático y, posiblemente, peligroso.
LA LUCHA ENTRE JARRY Y PETER.
El burgués nunca ha tenido que luchar por cosas básicas, elementales, como puede ser un trozo de pan, un trabajo, una familia feliz… o un banco.
Jarry se apodera del banco del parque y el personaje de Peter se revela. Y Jarry le obliga a rebelarse.
Se revela y se rebela.
Jarry le acusa de falta de hombría, de no saber luchar por sus derechos… lo que todo hombre merece tener.
Y el burgués, que nunca ha tenido que luchar por lo que tiene, que es un personaje privilegiado pero blando, se ve forzado a luchar por una pequeñez, por una miseria, por una cosa sin importancia, por el banco.
Lo hace, aprendiendo el instinto básico, animal, que le enseña Jarry. Que Peter ve en Jarry. Eso está en el mensaje final, donde se enfrentan Jarry y Peter.
A Peter le sobran cosas, puede conformarse con lo que tiene, porque tiene mucho. “Uno no puede tenerlo todo”, dice Peter, haciéndose eco de una filosofía capitalista y burguesa de quien tiene de todo, y está harto.
Pero Jarry es un hombre que no tiene nada y debe luchar por un triste banco del parque, como un animal. De nuevo los animales en Historias del zoo.
JARRY Y EL PERRO.
Y ante tanta incomunicación, donde uno tiene que resignarse a no ser escuchado por los hombres, ¿por quién podrá ser escuchado?, se pregunta Jarry. ¿Por quién puede ser amado, cuando los humanos no se hallan al alcance?
Los animales.
El perro de la pensión.
Y se dirige a él, para hacerse su amigo. Y le compra hamburguesas, para congraciarse con él, aunque el perro le ataca y le odia. Pero ni siquiera con el perro logra librarse de su aislamiento. El perro es un animal instintivo y básico que, como él, lucha por cosas básicas.
MATAR AL PERRO Y AMARLE.
Es un perro salvaje, violento, agresivo, al que, sin embargo, Jarry pretende amar. Y cuando le envenena, se da cuenta de que le amaba. Incluso la dueña del perro, sabiendo la mala leche que tenía la bestia, llora por él. Porque quien vive en los bajos fondos, rodeado de violencia, de tristeza, vidas desarraigadas, al modo de animales básicos y agresivos que luchan por su supervivencia, tienen este modo de amar.
Se tratan así entre ellos. Es su modo de entender el amor y la “comunicación”.
El odio, en los bajos fondos, no es odio en sí. Es un modo de amar para quien no tiene ninguna otra forma de comunicarse. Para quien no encuentra ningún otro signo de amistad y de compañía. Es uno de los mensajes ocultos de Historias del Zoo.
PERIQUITOS Y GATITOS.
Y mientras tanto, Peter lo tiene todo. Viaja, tiene una mujer, tiene dos hijas, tiene un gato, tiene dos periquitos. Hasta los animales les sonríen. Mientras Jarry no logra comunicarse con un triste animal, el perro, Peter cuenta con tres, “que le ponen la mesa y le extienden los manteles”.
¿TE CUENTO LAS HISTORIAS DEL ZOO?
Pero ¿qué ha hecho en el zoo, Jarry? ¿Cuáles son las historias del zoo que tienen que contarle? Lo pregunta continuamente. Parece que no lo ha contado, pero ya lo ha hecho. No nos hemos dado cuenta: ha ido a hacer un experimento. Ha ido a comprobar el modo en que los animales se comunican entre sí y con el hombre. Humanos y animales comunicándose. Animales comunicándose. Pero es una prueba falsa, dice, porque los animales “están enjaulados” y, por tanto, la comunicación entre ellos puede dar resultados erróneos.
Eso nos recuerda que, en la pensión, también los seres humanos estaban enjaulados y aislados, en habitáculos de paredes de cartón, donde no se podía conocer la vida de los demás. Una pared de cartón lo impedía, igual que la jaula en el zoo. Todo un símbolo de la incomunicación humana. Toda una metáfora, que requiere un espectador avispado que descifre el mensaje.
DEJA QUE MI CUCHILLO TE ATRAPE.
Una vida acomodada, obediente, frustrada, que sigue las normas, pero feliz, “comunicada”. Frente a ella, una vida libre, pero enjaulada en una pensión, entre paredes de cartón, “incomunicada”, en continua búsqueda del amor.
Jarry le va a enseñar a Peter a salir de su vida cobarde. Finge querer matarle, pero le está ofreciendo un cuchillo para que Peter lo mate a él. De esta manera, ambos quedan liberados. Jarry, de un mundo injusto, al morir. Peter, luchará por primera vez por lo básico y se hará hombre.
LA LIBERACIÓN DE PETER.
Peter queda atrapado por el cuchillo que le da Jarry. Peter se ha liberado. Ha encontrado lo que le faltaba, la lucha por lo básico, por lo que él nunca tuvo que luchar… la lucha por un banco. Lucha por lo elemental como los animales, de instintos básicos.
Al fin ha conocido ese mundo básico, elemental, instintivo. Jarry se lo ha enseñado y Peter huye despavorido, porque ha sido atrapado por la navaja. Ha matado. Ha sido obligado a matar. Jarry le ha sacado de ese mundo responsable, burgués, de orden y de ley.
LA LIBERACIÓN DE JARRY
A su vez, Jarry le da las gracias, porque ha encontrado, a su vez, un modo de comunicarse con otro ser; un hombre que le ha liberado de un mundo absurdo y sin Dios, un mundo injusto.
Se han comunicado.
Peter lo ha liberado y se ha liberado a sí mismo.
Por fin, se ha establecido comunicación con otro ser humano, cuando éste le ha clavado la navaja. Al igual que el perro que le agredía.
La liberación del hombre desgraciado y solitario se ha producido gracias al triunfo del burgués, que nació con privilegios y lo ha matado, liberándose Peter, a su vez.
Ahora ya puede volver Peter a su vida feliz, donde los gatos ponen la mesa y los periquitos extienden el mantel. Pero como un hombre nuevo.
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