Resulta curioso cómo, sin embargo, tanto la marcha de Aslan por un bosque oscuro hacia el altar de los sacrificios resulta mucho más «religioso» que en el libro. Es una escena que nos recuerda al monte de los Olivos, que curiosamente aparece mejor subrayada en el filme. De igual modo, la ruptura de la mesa que podría sugerir el rasgarse del velo del templo judío, el terremoto ocurrido de la resurrección o la apertura del sepulcro, adquiere mayor visualidad en la película. Lewis, con su prosa sencilla y sin alardes, no imprime a estos pasajes la fuerza necesaria mientras que la película, con sus potencias visuales, sí lo logra. En contraposición, la «resurrección» de Aslan es más brillante y poderosa en el libro.
Si no comparamos la película con el libro, al carecer de una simbología bien elaborada el filme se queda en uno más, cuya narrativa puede resultar insuficiente para aquellos que apetecemos siempre de subtexto, del valor añadido y las segundas lecturas que emitan guiños a, incluso si no compartimos la dogmática católica. Para quien no esté de acuerdo con esta relación que establezco entre dogma católico y personajes de Narina (primer libro), la película aun así satisface: deslumbra con su perfección digital y su espectáculo de monstruos y animales hablantes. Además, como narrativa, como cuento en sí, es suficiente como entretenimiento de categoría media alta, sin llegar a alcanzar cotas demasiado extraordinarias. Ya es bastante que una película sea entretenida, (tampoco es exigible esperar obras maestras en cada producción) y Crónicas… es un producto muy digno y aconsejable (dicho sea desde un punto de vista comprensible y no complaciente)
Valoración sobre 10: 6,30
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