Una de las películas que deberían proyectarse en clase de historia es «El origen del planeta de los simios». Allí se hace un esfuerzo inteligente por explicar el pensamiento de cualquier guerra. La tesis podría aplicarse tanto al enfrentamiento entre Estado Islámico y Occidente, Tercer y Primer mundo o a disputas entre familiares.
En el filme, además de los intereses comunes clásicos en una guerra existe un proceso de desconfianza entre los dos dirigentes, simio y humano. Estos, a su vez, deben enfrentarse a los incrédulos de su propio ejército. Los dos ejércitos se enfrentan por un bien de primera necesidad y un territorio. El bien es el agua, una presa. (una vez oí que, en el fondo del conflicto entre Palestinos e Israelíes, subyace una pendencia por el agua) Y el territorio es el de los simios, que temen ser invadidos, y viceversa los humanos. Pero hay
más.
Hablé ayer de cómo el mutuo desconocimiento nos aboca a interpretar actos ajenos como malvados. Si además desconocemos idioma, cultura, especie, forma de pensar, de ver la realidad o vivir, es más fácil imaginar agresiones, porque también desconocemos motivos e intenciones. En la película vemos cómo ambos bandos “se defienden” porque desconocen. Esto ocurre también en una disputa familiar sencilla. Nuestra fe en el mal puro nace de dicha interpretación monstruosa. Pero también es un problema de orgullo, que nos impide ofrecer la mano tendida. Resulta humillante intentar la paz, porque parece que admitimos errores ante el enemigo y nos rendimos. Koba tiene miedo de que el humano se aproveche de la debilidad de César. Además, sabemos que a la vez que intentar la paz, deberíamos cambiar de actitud, reconocer esos errores y ¿hasta qué punto esto no es arrodillarse?
Por último, queda el farragoso asunto de las palabras. Las palabras siempre pueden ser malinterpretadas. Debemos evitar herir al contario con ellas y manejar bien los recursos dialécticos en territorio hostil. Y es compleja la paz, cuando resulta que la opción de ir a la guerra es siempre más simple, rápida y eficaz que el largo tanteo que implica pactar.
Publicado en prensa papel (La Voz del Tajo-Talavera) el 16 de septiembre de 2014
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