¿Hola, nos podría hacer una foto? Y entonces te entraba la cosa. Te dejaban la cámara, aquellas con carrete y los turistas posaban. No tenías ni p. idea y te preguntabas si la ibas a cagar. Luego, acaso, preguntabas si llevaban mucho tiempo en España, si eran holandeses… se establecía una comunicación. Ahora no. Ahora la gente se dispara fotos a sí misma con un palo, porque todo el mundo tiene prisa, así no incordias ni molestas. Pero abusamos del móvil como de una esclava romana hasta que la catedral acaba turulata. Si la fotografía robase el alma, ahí dentro pulularía todo un poltergeist. Yo creo que por eso se estropean tanto.

Sí, hay un exceso de fotos, de todo. Muchas ambiciones, muchas oportunidades. Darte a conocer

como fotógrafo, malabarista, idiota, montador de motos, decorador de hamburguesas, bromista callejero es tan simple cómo subirlo a ese mundo infinito e inacabable de youtube donde te diluyes, pero al menos estás. Y en la medida en que crecen tus oportunidades, crecen tus ingenuas ambiciones, alimentadas por el espejismo de triunfo que te mienten.

En él, el otro es un rival que puede convertirse en nuestro depredador. Y hay una bomba de relojería bajo nuestro asiento, y cuando estalle nuestra muerte levantaremos la cabeza del móvil y… ¡Hola, amigo! ¿Nos puedes sacar? Hemos eliminado esta frase de nuestro discurso. Estamos solos, ya nadie nos reclama. Son tantas las fotos de nuestra ambición que mil no bastan. No somos capaces de pedirle al otro que nos la tire, el otro también tiene su tarjeta SIM del ego llena y preparada para seguir reventándola con su palo selfie.

Cada cual mira su propio espacio en la memoria de la historia. Y no bastan dos, dieciséis, treinta y dos, cincuenta gigas, queremos 1.000 teras, 10.000 teras, un universo de teras, todo Internet para nosotros, donde estemos solos. Solos. No tiene sentido ya pedirle a nadie. Despreciamos la memoria del otro. Vamos por la vida con un palo selfie para nosotros y contra los demás.

Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 20 de octubre de 2015)