Dentro de las películas de entretenimiento, Jack Reacher es una producción mediana, ejemplo claro de «americanada». Porque es una americanada más, pero con una particularidad, que tiene una buena intriga. Al principio, vemos a un francotirador que se carga a la gente desde una terraza y pensamos: menudo coñazo. Ahora vendrá el superhéroe, sacará la testosterona, conseguirá a la chica, habrá carreras de coches, accidentes, choques, tiros y ya está. Porque básicamente, eso es una americanada. Tenga el guión que tenga, colocan todo esto en primer plano y los guiones son simples excusas. En la americanada no se cuida la historia. Aquí, sin embargo, la historia se cuida y el superhéroe además es investigador. Por supuesto, militar, que entra dentro de lo americano, pero hay argumentaciones y cierto ingenio. Hay un asesino y una cabeza de turco y, a partir de ahí, una investigación para encontrar una realidad oculta que Reacher va descubriendo. Todo está bien pensado, pese al tufillo que sigue latiendo. Por supuesto, hay un malo malísimo en la sombra, pero las justificaciones no son demasiado estrambóticas y no insulta demasiado nuestra inteligencia. Todo tiene su coherencia, es verosímil y satisface. Incluso hay pistas falsas en las que no habíamos caído y que conseguirán sorprendernos. Con todas las americanadas que llevamos encima, a estas alturas es tarea harto difícil sorprendernos. Tal vez nos sorprende porque no nos esperábamos mucho. Me refiero al razonamiento sobre la moneda…

Finalmente, la película se rinde a los productores y se lían a tiros, persecuciones y carreras, esa parafernalia tan aburrida dirigida a adolescentes, pero no se abandona la investigación, que todavía nos dará alguna sorpresa. Además, Tom Cruise, el enano de los superhéroes, que en otras películas suele quedar algo mierdecilla, aquí no tanto.

Tan sólo por haber logrado despistarnos y tratarnos como adultos, ya merece sacar a esta película del negro pozo del cine basura y elevarle a una categoría más, de cine con pundonor. Por ello y por haberlos respetado como espectadores, se merece un seis, al menos.

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