Desde que Pablo vio la peli de Superman, aquella mariquita que levantaba camiones y congelaba las lagunas de Ruidera de un soplo, pensó que sería cojonudo que la humanidad gozara estos poderes, y los consideró un derecho. Incluso fundó un partido e inventó una canción reivindicándolos. Detalle insignificante: que era imposible, pero ¡era tan sublime!
Entonces pensó que si triunfaba, la gente le acusaría de falsario, porque ¡se descubriría que no se podía! y nada hay peor que prometer y no cumplir. Tenía que cubrirse las espaldas y pensó que había unos degenerados hijos de puta que conspiraban contra el pueblo. Pregonó que «aquellos» lo impedían y así, se puso la venda antes de la herida. Si los malos lo impedían, los ciudadanos nunca despertarían a la terrible realidad y se consolarían cantando los himnos del fracaso y así serían felices.
Por fortuna, siempre hay indeseables de guardia vigilando los sueños, para que no dejen de serlo y sigan ilusionando. Sólo gracias a los amos del mundo, los sueños pueden seguir vivos y renovarse. Porque si se cumplen, llega la realidad imperfecta y nos decepciona. Así que benditos corruptos. ¿Y si había cosas que no sabía, detalles que se le escapaban? Porque a ver, si les quitaba el dinero a los ricos, que tienen las empresas, las empresas no contratan y seguimos pobres. Y cambiar todo un sistema es complicado… ¿Sería realmente mejor otro?
Perdón, hablábamos de volar.
Pero es que ocurre mucho: uno teme lo que desea. Por eso era prioritario que los privilegiados ganaran, porque el sueño se alimenta de esperanzas y sólo los sueños no cumplidos pueden esperanzarnos. El experimento de un nuevo sistema obligaría a Pablo a dar muchas explicaciones sobre por qué un auxiliar de bodega de San Sadurní de Noya no podía surcar los cielos levantando un puño como en aquella fantasía con capa roja. Mejor que fuera, eternamente, una teoría truncada porque, de vencer, habría que dar razón de sueños prometidos que se rompen para siempre.
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Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 30 de junio de 2015)
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