Asesinatos en texas. LA CAGASTE, BURT LANCASTER.
De nuevo, la Sociedad Nacional del Rifle americana la ha cagado vistos los recientes asesinatos en Texas. 19 niños muertos y dos profesores. Nuevamente, surgen las condenas, las lamentaciones, los llantos con la boca pequeña, diminuta, diminutísima de los políticos. “Hay que encontrar soluciones”. Pero dejarán de buscarlas en cuanto encuentren la forma de dar el biberón a los niños estadounidenses. Dejarán de buscarlas cuando se marquen el farol, en la esperanza de que el pueblo se haya olvidado de la nueva matanza de Columbine. Porque los políticos son así, ya se llamen Biden, Donald Trump u Obama. (sí, Donald Trump, precisamente…)
Cuando no hay solución, o las soluciones son demasiado drásticas como para hacer peligrar su carrera, los políticos lloran. Lloran oficialmente, con lágrimas de políticos-cocodrilos devoradores de ciudadanos. Se lamentan por decreto y a otra cosa mariposa.
Pero es cierto, hay que encontrar soluciones al hecho de que cualquier loco pueda hacerse con una escopeta y liarse a tiros en un colegio.
UN PROBLEMA HISTÓRICO
Tal vez la solución se halle en esa “decisión radical”, (que suena “a solución final”), que todo político “quiere tomar”, pero que no toma por conveniencia de sillón. Una solución que marcaría un antes y un después en la forma de entender la sociedad en aquel país: Prohibir las armas.
Una solución drástica, ¿se imaginan? Prohibir el uso de armas en estados unidos. ¡A los civiles! ¡En todo el territorio americano!, ¡un continente entero!
Porque en la costumbre de usar armas es un resto cultural del pasado que ha quedado obsoleto. Del tiempo en que los vaqueros del oeste se defendían contra los hermanos Dalton.
Entonces era necesario llevar armas al cinto porque Estados Unidos era un país en construcción, y toda construcción resulta traumática, hasta que se estabiliza.
LA SOCIEDAD DEL CRIMEN
Pero que la ley permita hoy la tenencia de armas indiscriminadamente para los civiles, es el origen de esta barbarie. De esta y de otras, que no llegan a las noticias de las ocho, como son reyertas callejeras. Crímenes de los bajos fondos provocados por la droga y que colman de argumentos las películas americanas. El único beneficio que conlleva la legalidad del uso de las armas en América es que hace creíbles y verosímiles los telefilmes. Ninguna otra. Bueno, quizás no el único.
UN PROBLEMA ECONÓMICO
Tal vez el negocio de las armas también se vería afectado si, de repente, se prohibiera el uso de forme drástica por parte de la población. Muchas tiendas de armas cerrarían, por no hablar de la producción y venta ilegal, que también la hay.
Cuando un sector ha crecido y se ha multiplicado, ha llenado la tierra y la ha sometido, en una sociedad que ha autorizado un derecho tan discutible cómo llevar armas, es muy difícil erradicarlo y las consecuencias económicas son funestas.
En Europa no tenemos ese problema. Nunca habido negocio legal, por tanto, no hay crisis económica que afrontar en el sector. Por qué no hay sector. Los europeos no tienen derecho a llevar armas. Excepto las de caza, no.
Tampoco hay una cultura de llevarlas en la guantera del coche ni la manía de sacarlas a relucir a la primera discusión que tenemos. Por eso el negocio no se ha multiplicado y crecido como sucede allí.
UN PROBLEMA PSICOLÓGICO
También influye que el estadounidense tenga la conciencia de que es necesario tener un arma en casa. La libertad de llevar armas, la libertad de defenderse, aumenta el miedo al vecino. El miedo aumenta la agresividad. Pegar unos cuantos tiros se hace necesario cuando creemos será nuestro único salvaguarda, el único modo de afrontar el miedo. Se cambia así el concepto de convivencia por el de supervivencia. O se concibe la convivencia como supervivencia.
UN PROBLEMA CULTURAL. Asesinatos en Texas.
Por falta de tradición y “derechos”, en Europa, sin que deje de haber crímenes, que en toda sociedad los hay, no tenemos el enorme problema el miedo. Por qué no todo derecho es un derecho. No es un derecho el derecho a agredir.
Hoy por hoy, los locales que venden armas en América son tan abundantes como los McDonalds. Tal vez, acabando con las armas, gracias a una ley contundente que abra en canal a los americanos, incluyendo la ilegalización de la Sociedad en defensa del Rifle, se inicie un proceso de desculturalización.
CONSECUENCIAS DE ILEGALIZAR LAS ARMAS.
Ilegalizar una ley es más traumático que no tenerla que ilegalizar. Es difícil, pero es el único modo en qué se llegue a un estado de paz social como tenemos en Europa. Nosotros no hemos tenido nunca una ley así, por tanto, nunca hemos sufrido la diferencia de cuando las armas eran legales y cuando no lo son. Una sociedad que nunca ha conocido la legalidad de las armas, no sufre ningún trauma porque siga siendo ilegal. Nadie plantea que las armas sean legales en Europa. Asesinatos en Texas.
Hay que intentarlo. Allí provocaría el caos, pero hay que intentarlo. Asesinatos en Texas.
Es cuestión de tiempo. Hay que dar tiempo a que esa gente se acostumbre.
Es difícil, la costumbre de llevar armas en la guantera está muy arraigada. Se creen los americanos que pertenece a uno de los derechos fundamentales de la Constitución.
Pero las constituciones se pueden cambiar, no sé si lo saben. El paso del tiempo las hace obsoletas y que hay que reformarlas.
UNA UTOPÍA
Sin embargo, no veo yo a ningún político dispuesto a dar el paso y jugarse la presidencia por un tema menor. ¿Abrir melones nuevos? ¡Qué va! Prefieren no arriesgarse y cada presidente que pasa por la Casa Blanca, sueña con retirarse en el anonimato de los presidentes que no han hecho nada y marcharse tranquilos en su rancho de Arizona. Héroes hay pocos entre los políticos. Lloran un poquito por decreto cuando matan a 19 niños en una escuela y se dedican a no sé qué leches.
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