OTRA VEZ EL FESTIVAL DE MÉRIDA. ANTONIO Y Cleopatra.
Bueno, pues hablemos de Antonio y Cleopatra.
Cada día estoy más convencido. Pierdo tiempo y dinero acudiendo al Festival de Mérida. Si quiero obras de mucha mayor calidad, más baratas y menos aburridas, mejor visitar la Sala Trajano en invierno, también de Mérida. Pero uno pica. ¿Cómo no vas a ir al Festival de teatro Clásico de Mérida si lo tienes al lado? Y compras la entrada, con todo el dolor de tu bolsillo, para volver muerto de sueño y con dolor también de riñones por culpa de esos asientos sin respaldo. Pero vas. Primero al Brujo y luego a Antonio y Cleopatra. Del brujo prometo otra crítica. Ahora trataré de Antonio y Cleopatra y prometo solemnemente no volver a ir a ver teatro al Festival. Lo malo es que ya tengo entradas para algunos de los próximos eventos.
ANTONIO Y CLEOPATRA, DE SHAEKESPEARE.
Y el viernes 9 acudí a una obra de “desesperante” (digo “de sekespeare”) con Luis Homar y Ana Belén. ¿Que qué tal era la obra? Pues lo dicho, larga, larguísima, de texto retorcido, que no aporta nada en su evolución narrativa, de escaso movimiento escénico. De insuficientes anacronismos y de insuficiente modernización en la adaptación que lo hagan atractivo. ¿Quieren saber algo más? Pues vamos con ello, pero para los lectores rápidos con eso vale. Ya sé que tienen mucho que hacer en otras páginas de internet. El chino que se empotra con la pared cuando salta desde el trampolín les está esperando y es interesantísimo.
SHAEKESPEARE
Empecemos por Shaekespeare. Shaekespeare ha quedado para la historia. Eso es, para la historia, no para los escenarios. Ni siquiera para los textos de entretenimiento. ¡Huy lo que he dicho! No sigan leyendo, que por decir esto ya saben que soy un inculto. Qué le vamos a hacer, los años aportan sinceridad.
Pues eso, que a Chespir lo estudien los eruditos. Chespir en libros, para que los curiosos observen cómo en el siglo XVI ya existe un autor lo suficientemente brillante como para adelantarse a la psicología moderna. “Los negligentes lo quieren todo rápido y ya”. “Los negligentes…”. Y te quedas pensando, ¿a que sí?
La sorpresa de que alguien tuviera tal capacidad de observación sobre la condición humana es lo que ha quedado de Shaekespeare en el teatro. Pero en cuestiones de dinamismo dramático, ritmo teatral y, sobre todo, fraseología, todo ha sido superado ya ampliamente.
LA NARRATIVA
EL LENGUAJE RETORCIDO
Criticaba el Brujo en su LOS DIOSES Y DIOS, obra anterior a esta, que Plauto en Anfitrión es retorcido en el lenguaje. Es un problema de los textos antiguos. Y es algo que se intenta solventar en la moderna narrativa. Alguien ha confundido calidad literaria con frase difícil, larga e ininteligible. La verdadera frase literaria es inteligente pero sencilla. Se puede ser inteligente y sencillo a un tiempo, y eso es lo complicado para el escribir. Pero, a poder ser, sencilla. Y no se le puede pedir a un autor antiguo que sea sencillo cuando se te echaban encima si no lo hacías “a la moda” y querías vivir de ello. ¿Vivir de ello? Bueno, o no. Al menos tener prestigio. Imagino que sería así. Shaekespeare lo es. Retorcido y prolijo en la frase. En esto se parece a todos.
LA TRADUCCIÓN
Lo he dicho en otras ocasiones. Tres cosas nos alejan de Shaekespeare. El lenguaje retorcido, de otra época. La cultura y modos de entender la vida en aquel tiempo, que ya no entendemos (su moral, ética y costumbres). Y la traducción.
Al pasar una frase del inglés al español pierde ritmo, sonido, sonoridad, juego fonético si lo tiene. Aunque un buen adaptador procure reinventarlo y fabricar otra frase de similar calidad siempre saldrá otra cosa. En España sólo lo consiguió Dámaso Alonso con Retrato de un artista adolescente de James Joyce y Pedro Salinas con En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, a mi entender.
EL CONOCIMIENTO HUMANO
Y añadiría un cuarto elemento que nos aleja de los textos antiguos: la psicología. Los conocimientos que un autor antiguo tiene de la sociedad y su realidad son más parcos a los que ahora tenemos. Si bien entonces los autores llegaban hasta donde llegaban, dado su entorno sociológico y el desarrollo de la observación de la mente humana, cualquier autor mediano de hoy es capaz de proponer matices de comportamiento más sutiles que los de antaño. Otro topicazo más roto, “los antiguos saben menos que los modernos”. ¿Ve usted como yo no entiendo?
Una pregunta: si somos enanos a lomos de gigantes, ¿seremos más altos y mejores que ellos, no? ¿Precisamente por ir subidos?
PASADO PERDIDO
Y, por otro lado, aunque en algunos aspectos los textos antiguos nos siguen enseñando, sobre todo en lo universal, (la envidia, el amor, el odio…) hay cuestiones que ya no son nuestras, que pertenecen a otra época (la predestinación, la relación con los Dioses, la servidumbre al poderoso…) Todo eso ha quedado obsoleto.
LA ADAPTACIÓN
Para eso está la adaptación, en muchos sentidos y formas. Lo primero, en el lenguaje. Debe modernizarse y hacerse accesible. Lo segundo: el diálogo. Recortando largas intervenciones, reconvirtiéndolo a un tuya/mía más dinámico y eliminando lo que no aporta, se gana teatralidad.
Vicente Molina Foix pretende una versión de ANTONIO Y CLEOPATRA más cercano a Shaekespeare y más lejano al espectador y ahí tenemos el resultado: una comedia fría, de un humor aburrido y sin sorpresas. Una tragedia paródica sin mucha gracia. El amor paródico de dos locos que da para lo que da. Una loca y un bandarra inconsecuente. Tiene su gracia, sí, pero para un rato.
Que si no llega a estar ahí Luis Homar para evitar que se derrumbe, acabaría todo en un desastre total donde nada nos compensaría. Mucho hace el buen hombre para salvar la representación. Y Ana Belén también, que conste. Pero sobre todo él.
EL JUEGO TEATRAL
Porque en la moderna narrativa están los héroes, los villanos, la llamada a la acción, las pruebas… en fin, no todo es cuestión de mostrar dos locos y ya está. Es cuestión de llevar a cabo buen desarrollo narrativo con avances en la acción. Y motivaciones.
Yo les pregunto (a quien la hayan visto): en ANTONIO Y CLEOPATRA de Shaekespeare, ¿qué narices mueve a los personajes? La mujer de Antonio la ha armado buena en Roma y Antonio quiere regresar. ¿Debe regresar? ¿Tiene que regresar? ¿Le obliga su moral o el propio César a regresar? No te enteras. La motivación es el poder, sí, pero ¿es suficiente? El tema de los celos, (Cleopatra estuvo con César ante de estar con Antonio. Eso no lo tratan)
EL DISCURSO
Entre tanto discurso espeso no me quedó claro y, no sé, deja a Cleopatra y se va. Ahí te quedas.
Luego pasa que el enemigo, Pompeyo, acaba negociando con los dos gerifaltes y se van de parranda en un barco. Luego Antonio, enamoradísimo de Cleopatra, acepta el matrimonio con Octavia, hermana de César…
Es decir, ocurren cosas, pero ¿por qué ocurren? ¿Por la simple locura y el despropósito de un viejo inconsciente? Tiene su gracia, pero como motivación para que la obra avance es escasa. O es escasa o dura demasiado y si dura tanto la acción es porque se necesitan más motivaciones y resortes que hagan avanzar la acción para que interese. Sobre todo con el sueño que hace.
LA MOTIVACIÓN DE LOS PERSONAJES
Decía John Verdon que cada personaje debe necesitar algo desesperadamente, aunque no lo sepa. ¿Qué necesita Antonio, —aparte de estar loco ¿Quién o qué es lo que mueve la escena? ¿Qué necesita César? Salvo que Antonio sea su amigo no lo sabemos.
ANTONIO
Es un juerguista de vida disoluta e incoherente en su lógica, que se deja llevar por los impulsos. Ahí se acaba todo. Su personalidad de balarrasa y parrandero impide a Shaekespeare trazar un recorrido lógico en su inicio, nudo y desenlace. Alguno lo encontrará. Entre tanto bosque de palabrería obtusa, tal vez se halle. Al público no le llega con claridad.
LA DURACIÓN
Pero la cuestión principal: la duración.
Una de las cuestiones principales que cualquier adaptación, la más importante a mi juicio, es adaptar el ritmo y la duración a la sensibilidad moderna. No hace mucho vi una versión del Licenciado Vidriera, en la sala Trajano, precisamente.
UN TEXTO DIFÍCIL
Un texto difícil. Porque Cervantes acertó con el Quijote, pero en lo demás, no deja de ser un autor mediano de su tiempo, con todas las inconveniencias y dificultades que supone, pasados los siglos.
El Licenciado Vidriera, de KARLIK DANZA TEATRO era una obra bien adaptada, con juego escénico y movimiento, imaginación en la puesta en escena y que, respetando el texto, duraba lo justo, no cansaba. Además, las butacas tenían respaldo, y acabó a una hora cristiana, que eso también hace.
ANTONIO Y CLEOPATRA, ¡santo Dios. Tres horas! ¡Tres horas de no saber qué te están contando, incluido el intermedio. ¡Y sin respaldo!
AUSENCIA DE ANACRONISMOS
Y ni un puñetero anacronismo que nos alivie. Algún juego simpático. ¿El único? La escena en que Ana Belén le pone la armadura a Luis Homar. ¿Anacronismos en el texto que lo dinamicen, lo traigan hasta el siglo XXI y lo hagan más digerible? ¡Ni una! Pero estamos hablando de una comedia, por Dios, un poco de compasión! ¡Y además una comedia shaekespeariana, con la gracia que eso tiene!.
Alguna palabra un poco menos culta nos sacaba del sopor: ¡deja de regañar! le dice él a ella. Y alguna escena divertida como la bronca que Cleopatra le echa al mensajero que trae la noticia de que Antonio ha muerto. Pero nada más. Ay, qué sueño. Ay, ese asiento sin respaldo.
LA PUESTA EN ESCENA
¿Para qué vas al Teatro Romano, para dormirte? Si estás cansado, quédate en casa. Que sí, que cometí el error, lo reconozco. Prefiero la Sala Trajano, que acaba a las diez y media o las once, y no a las dos.
Ah, claro, que no era por eso la pregunta que quería hacer. ¿Para qué vas al Teatro Romano, para taparlo?
Eso es. Para taparlo. Para taparlo con un muro brillante que simula ambos palacios, el egipcio y el romano, con puertas y huecos inesperados que se abren aquí y allá. Una idea, que ya alguno ha tenido en otras ocasiones, no es nueva. Lo hacen porque la obra está pensada para explotarla en otros sitios menos notables, aunque la estrenen aquí.
ACTORES LIMITADOS
Eso limita la puesta en escena, que se reduce a que los actores tracen diagonales de movimiento convencionales y dinámicos, ocupando toda la escena y equilibrando el peso de la obra. También se limita a los gestos y movimientos corporales así como a juego de voces. Pero no hay construcción figurativa del elenco.
EL MOVIMIENTO ESCÉNICO
Acaso en la segunda parte, con la figuración vestida con capa negra y capucha y rodeando a Antonio en su agonía mortal, hay algo de esa construcción figurativa que digo. La invasión de la orquesta en la muerte de Antonio. La aparición de una plataforma gigante donde mueren Antonio y Cleopatra…
Es aquí donde la obra se anima un tanto.
DINÁMICA DE LA OBRA
El vendedor de serpientes es divertido, por su discurso cómico de personaje inoportuno e impertinente, componiendo un clásico del humor, aunque de gracias limitadas…
La subida a la plataforma de Antonio moribundo elevado por los figurantes… todo ello anima una escena sosa en movimientos hasta ese momento, escasa de imaginación en su composición visual en su primera parte.
La opción cómica que de ese zascandil de Antonio elevado de manera cómica en andas humanas por los figurantes mientras lanza un discurso , también anima la obra. Pero como ocurre a menudo, nos pilla ya cansados.
LA DIRECCIÓN
Y, claro está, hay que comentar dirección de José Carlos Plaza, en dos direcciones, la de actores y la escénica. Todo ello tiene mucho que ver con el resultado.
Ante una obra dura, densa, pesada, que ofrecía muchas dificultades, Jóse Carlos no se anima a ser imaginativo y arriesgado. Tira de cubos. ¡Por Dios, esos cubos clásicos de los setenta que todavía existen en los viejos grupos de teatro aficionado y que tan famosos se hicieron en el TEU del franquismo!, ¡Otra vez por aquí!
EL PRESUPUESTO DE ANTONIO Y CLEOPATRA
Oye, que yo como director teatral de un TCE en su día que fui, también los usé, que son muy prácticos para compañías humildes y sin un duro que se tienen que trasladar en una DKW de Telefurgo, pero ¿en el Festival de Mérida? Y si hubiera otros elementos escénicos más jugosos, estaría bien. Pero nada.
Se han gastao el presupuesto en el muro ese y en la plataforma, pero no en imaginación.
¿Y en cuestiones de dirección de actores?
LOS ACTORES
En cuestiones de dirección de actores… son actores profesionales que aportan su visión e ideas al director. ¿Cuánta aportación hay en este sentido del director y cuanta de los intérpretes? Los que en su día tuvimos la ocasión de dirigir e interpretar teatro sabemos que un buen director aporta mucho para un actor inexperto.
LOS ACTORES Y EL DIRECTOR
Pero también sucede que un actor avezado y con recursos muchas veces aporta mucho más que el propio director. Incluso hay obras que están dirigidas por los propios actores, aunque el director ponga el nombre. Sobre todo si es ya muy mayor. Yo ahí lo dejo.
Porque estamos hablando de actores buenos, que tienen que poner en pie una obra pesada, incorrectamente adaptada, de lenguaje difícil, de poco movimiento escénico y con un director mayor. Yo ahí lo dejo, ya digo.
LUIS HOMAR Y ANA BELEN. ANTONIO Y CLEOPATRA
Por este orden. E incluso yo diría Luis Homar, otros actores y por el medio Ana Belén, pese a ser protagonista.
En cuestión de calidad y de saber sacar recursos interpretativos suficientes de sus personajes, Luis Homar, sin duda alguna.
Claro que Luis Homar interpreta al personaje más agradecido en este sentido. Porque su perfil de trueno tarambana y calavera es uno de los factores más interesantes de la propuesta. Tal vez el único que hace esta obra diferente. Que, por cierto, si el original no era así (no recuerdo la obra de or Joseph L. Mankiewicz pero, si no era así, chapeau por don Vicente Molina Foix, aunque ya digo que faltaba mucha tijera y por cómico que fuera el Antoñito, faltaba bracia.
ANA BELÉN. CLEOPATRA Y ANTONIO.
Ana Belén se esfuerza y está a la altura de Homar, qué quieren que les diga.
A mí Ana Belén nunca me ha parecido mala actriz ni cantante. Pero vamos, que ni Ana Belén, ni siquiera Homar ni, por supuesto, la obra vale tanto como para destrozarse el oblicuo mayor del cuadrado lumbar. No al menos a mi edad y con lo que ya tengo a las espaldas, nunca mejor dicho.
EL REBAÑO NO VACUNADO
Pero el teatro se llena. Me culpa poner a la obra verde.
“Ay, sí, vamos a ver a Ana Belén”. “Anda, también está Luis Homar”. ¿Y ese quién es?” “Ay, hija, uno muy bueno. Vaya par de actores. Tiene que estar bien la obra. “Trabajan” muy bien”.
Cuando un ciudadano común dice que un actor “trabaja” , ya sabemos a qué nos enfrentamos.
“Pero la obra es de Shaekespeare”. “Ah, Shaekespeare… vaya Shaekespeare, murmuran contrariados, «no lo sabía”.
Les queda lejos. Incluso les asusta un poco.
“Shaekespeare … ya… ese es un autor muy conocido, ¿no? De antes. Un autor clásico. ¿Y la obra cuál es?” “Antonio y Cleopatra”. «¡Andá, no será la peli aquella del Richard Burton y la Elisabeth Taylor?, ¿no es esa? Es buena, ¿no?”
PSICOLOGÍA DE UN REBAÑO
Ni han visto la peli ni se acuerdan, pero tienen la remota idea de que es buena, de que Ana Belén es buena por ser famosa y de que Luis Homar lo mismo. No saben más, y con estos mimbres se presentan en Mérida, porque el rebaño está deseando salir de casa después de tanta pandemia. Y, de paso, nos damos un garbeo por allí, a ver piedras. O mejor aún, a comer Torta del Casar en un bareto de los alrededores, que dicen que está bien.
Se aburren, no les gusta la obra, pero no lo dicen. Intentan ver lo bueno. Magnifican lo poco que les entretiene y justifican lo que les aburre achacando a que “no entienden”.
ANTONIO Y CLEOPATRA: ACTORES FAMOSOS O NO FAMOSOS
Justo lo contrario de lo que harían si la obra no contuviera “actores buenos” (dícese famosos) Entonces se aburrirían y echarían pestes contra el director y se encogerían de hombros con lo poco de divertido que pudiera tener.
Cimarro lo sabe. Ha dirigido durante muchos años la Latina. Sabe que unos famosillos tiran más que dos carretas, mucho más que una obra “objetivamente” buena.
Por eso Cimarro llena de “prestigio” la oferta para que el patio de butacas (sin respaldo) se llene y la ciudadanía ciega y condicionada se apelotone. Y que zurzan a la pandemia.
CONCLUSIÓN.
En fin, que con esto baste para esta versión de Antonio y Cleopatra. Sé que la web ha estado un tiempo ilocalizable por los entresijos de internet. Ustedes perdonen. Tampoco me he ocupado mucho de ella durante algún tiempo por motivos personales. Prometo enmendarme e intentar darle un nuevo aire a la cosa. A ver si cumplo.
Hale, a ver si la próxima obra está mejor. Porque ya tengo entradas para Mercado de Amores. A ver si tengo más suerte, aunque ya les adelanto que voy con resquemor y con los puños en alto.
Hale, un saludito.
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