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“Los hermanos”, de Terencio.
Hablaré ahora de la puesta en escena y de la obra en sí. Y lo vamos a hacer de una manera lo más breve posible. A ver si lo consigo.
LA PUESTA EN ESCENA.
“Los hermanos”, de Terencio, se acoge a una fórmula que está dando resultado en el Festival de Mérida desde hace tiempo cuando se trata de adaptar comedias: llevarlo al terreno del Circo. La forma de extraer humor de chistes y situaciones, que tal vez hicieran gracia en aquel tiempo, pero que hoy la han perdido por completo, obligan a darle un lavado circense. Se trata de presentar unas características nuevas que no tenía, en principio.
Es un ambiente identificable por el espectador. El circo es un recurso muy usado y en este estilo, identificable por el público, se basa el recurso principal de “Los hermanos”, de Terencio. Un circo de tres pistas, como siempre se ha dicho.
HABIA UNA VEZ UN CIRCO. LA PUESTA EN ESCENA
Comencemos por la puesta en escena. En la puesta en escena se ha optado por construir un añadido circulas al escenario rectangular. Un añadido redondo al modo de pista de circo, con sus correspondientes candilejas, dando la sensación de que nos hallamos en el siglo XVIII, cuando el circo nació como arte escénica. No son simples referencias sino una nítida, clara y evidente opción que se da al espectador, una propuesta que se ofrece sin ambages. “Van ustedes a ver un espectáculo circense”.
ACTORES DE CIRCO. EL RESTO DEL DECORADO.
El resto del decorado alude a la precariedad de aquellas obras que se montaban en el siglo XIX o principios del XX. Un trapo al fondo que se empleaba como ocultación de los actores y una decoración de luces baratas colgadas en hilo en el foro. Todo es ambiente de circo pobre y ambulante.
EL AMBIENTE.
El ambiente lo crean los actores, simulando ser comediantes de baja estofa, pedigüeños que iban de pueblo en pueblo poniendo el sombrero para que el ciudadano echara sus monedas.
Turutas, instrumentos de mala calidad, principalmente tambores y violines chirriantes Ayudan a crear el referido ambiente.
EL VESTUARIO.
El vestuario, de igual modo, alude a la mala calidad y el mal gusto de los actores circenses pobres y miserables que se vestían con lo que tenían. El feísmo queda justificado por la alusión genérica a este planteamiento. “Están ustedes viendo un circo de hace cien años. Un circo pobre y miserable con decorados baratos, una puesta en escena de mal gusto, un vestuario ridículo por impericia de quienes no saben hacérselo, con trapos y ropas improvisadas”. Muñecos de trapo cuando falta un actor y un maestro de ceremonias que se quita y se pone una chaqueta roja al modo de los directores de pista que presentaban los espectáculos bajo carpas montadas al aire libre.
LA DISTRIBUCIÓN EN ESCENA.
La distribución en escena consta de dos carpas diferentes y simétricas, Simulando ser las casas de uno y de otro hermano, construidas igualmente con telas que contribuyen a ese aspecto de pobreza e improvisación. Es una sensación intencionada como un decorado en apariencia miserable, pero que está hecho con conciencia de hacerlo así y, por tanto, se ve, detrás de esa apariencia de improvisación y miseria, una mano inteligente que pretende recrear el aroma de circo ambulante.
LA FARSA COMO RECURSO.
La farsa es un recurso interpretativo que se adapta muy bien a esta versión de “Los hermanos”, de Terencio. Adaptación de una obra de hace dos mil años. Y se adapta también al aire circense que rodea toda la obra
Los cambios de registro y las inflexiones estén muy marcadas, puesto que son licencias que se permiten y exigen en la comedia, a diferencia del drama, Que han de ser más serios. En la tragedia, las inflexiones y los cambios de registro deben ser más moderados y adaptados al mundo real.
Los personajes son claramente inverosímiles, exagerados. Por tanto se acude a la farsa que distorsiona la realidad de la manera más chocante posible. Un estilo que le acerca al vodevil, sin caer en él, sin abandonar en ningún momento ese aire de payasos de circo que tienen todos los personajes.
PAYASOS DE CIRCO
La obra cuenta con las características propias de los payasos de circo. El contraste entre el payaso rojo y el payaso blanco. En cualquier momento, un personaje se convierte en el payaso rojo frente a otro que adopta la postura de payaso blanco. El payaso blanco se indigna de la torpeza del payaso rojo. El payaso rojo exhibe su torpeza delante del público, miente torpemente, oculta su travesura que puede ver el espectador, pero no el payaso blanco. En una relación a tres: payaso rojo, payaso blanco y público, muy habitual en el circo. Los niños conocen la realidad y la señalan. El payaso blanco no se da cuenta de la realidad, que el payaso rojo la esconde y disimula con torpeza. El payaso rojo es delatado por el público y manda callar al público para continuar con su engaño. Pero el payaso blanco no se da cuenta de la conspiración que tiene ante sus narices. Todo esto es lo que hace gracia al niño que asiste al espectáculo de los payasos. El niño se solidariza con el payaso rojo y su mentira a la vez que participa indicando donde está lo que oculta y gritándoselo al payaso blanco y el niño ríe de la torpeza del blanco. Ríe de que el payaso blanco “no ve” pese a que el payaso rojo tartamudea, disimula con impericia. El niño se solidariza con el mentiroso, pero también con el torpe, con el ingenuo, con el inocente bondadoso… La inocencia es un halo que siempre ha envuelto al payaso rojo como arquetipo universal. Y este fenómeno de payasos y su relación se verá de continuo en “Los hermanos”, de Terencio.
ANACRONISMOS.
Aunque no hay anacronismos que remitan a una actualidad rabiosa y perecedera, si los hay en cuanto a los insultos y las expresiones. Expresiones como “tonto polla”, “estoy hasta la polla”. Referencias sutiles a la emancipación femenina y al papel de las madres en la sociedad moderna. Son anacronismos que disfrutamos como elementos que actualizan “Los hermanos”, de Terencio. Otros anacronismos también podemos apreciar en el uso de la música, como la careta de entrada de la Twenty Century Fox o Psicosis de Hitchcock.
El anacronismo es un recurso muy común en las adaptaciones de obras antiguas.
APARTES.
Los apartes de los actores, principalmente del maestro de ceremonias, interpretado por Pepón Nieto, en “Los hermanos”, de Terencio, rompen la cuarta pared y nos invitan a integrarnos en el juego escénico.
EL DIRECTOR DE PISTA.
Tanto la obra como la interpretación es un simple juego divertido con el que pasamos un buen rato, y eso nos habla de otro distanciamiento: romper la cuarta pared y dirigirse al respetable. Es habitual en el circo por parte de director de pista.
Popularmente lleva siempre una chaqueta roja y una chistera como vestuario que lo identifica, aunque en el caso de los hermanos de terencio la chistera se lo ahorran. No así bombines, típicos del vestuario de algunos payasos por parte de otros actores.
MÚSICOS Y ACTORES
Forman parte de la puesta en escena los propios actores, que pocas veces desaparecen tras el telar rojo colocado en el foro. En su lugar, cuando acaban su intervención, se sitúan al fondo del escenario, a la vista de todos y, por lo común, forman parte de un conjunto de músicos ramplones que manejan instrumentos típicos de los artistas ambulantes, como un violín, unas turutas, bombos y tambores con redobles y platillos, como hemos dicho. Este ambiente de presencia continua de músicos arropando las actuaciones farsescas nos da una impresión de intimidad, convirtiendo al público en cómplice de la diversión. Público y actores se funden en una comunión con el humor mucho más intensa, precisamente por la ruptura y el distanciamiento con el personaje que puede apreciar el espectador en los distintos papeles como músicos, parte del decorado, figurantes y de vez en cuando actores que interpretan y abandonan la escena a la vista del respetable para no desaparecer. Todo eso nos da la sensación de ensayo general, de familiaridad, de que son unos amigos que nos entretienen y han venido a esta localidad como el camión del tapicero, que arregla muebles, sillas y descalzadoras y nos despierta a las ocho de la mañana con su runrún, paseando por nuestra calle y nuestro barrio.
LOS RECURSOS.
Varios son los trucos en que se apoya “Los hermanos” de Terencio, para garantizar dicho éxito. No solo acudir a un recurso conocido como explotar el aire de circo y al payaso como eje. Además, otro recurso contar con actores de comedia conocidos de series de televisión como “Aquí no hay quien viva”, como es el caso de Eva Isanta, Cristina Medina o Beatriz Ponce de León y, de igual modo, Pepón Nieto, el de “Los hombres de Paco”, Esto siempre atrae público.
El aire de farsa exagerada que siempre gusta y que lleva incorporada, de una u otra manera, la referida serie de “Aquí no hay quien viva” son elementos que se suman para garantizarse el éxito del espectáculo.
CULTURA DE ENTRETENIMIENTO.
Pero hay que subrayar una característica que no puede pasar desapercibida, aunque puede ser valorada de modo diverso. En un tiempo en que el entretenimiento popular es importante para garantizar el éxito comercial de un producto, se acude al género circense. Un género en principio pensado para niños, donde, como hemos dicho anteriormente, el niño disfruta ante el contraste del payaso listo y el payaso tonto de una manera simple y con unos chistes de forma elementales. El circo, de algún modo, infantiliza al espectador y acudir al circo una y otra vez, con ser un género noble y de gran efectividad, no podemos olvidar que Últimamente se ha hecho un recurso para el entretenimiento sencillo y comercial. Es un recurso muy popular, muy alejados de la intelectualidad. Se pretende simplemente entretener.
EJEMPLOS DEL CIRCO EN EL MARKETING
Ejemplos de ellos es el modo de presentar productos con gran eficacia como es el caso de Karlos Arguiñano. Arguiñano aparece a menudo ante el público como se presentaban los payasos en escena, cantando ya entre bastidores o disfrazado con una un aditamento ridículo que sorprende y engancha. Pero que también seduce, porque nos hace reír desde el minuto cero y por eso tenemos conciencia de que Karlos Arguiñano es una persona muy agradable. Interpretaciones cuyo receptor apela a ese niño que todos llevamos dentro. Cosa que es lícita, noble, loable, apetece de vez en cuando y es admirable conocer los resortes que nos entretienen. E incluso en estas versiones de comedias clásicas griegas en el Festival de Teatro Clásico Internacional de Mérida. Pero hay que ser conscientes de que nos están entreteniendo, sin más.
Lo digo porque ser conscientes es dominar y controlar y ser libres, porque lo hemos elegido así. Otra cosa seria si lo eligiéramos sin conciencia de la pretensión ultima de este tipo de espectáculos. Un espectáculo cercano a lo infantil como se concibió en su origen el circo. Un espectáculo de evasión colectiva y ritualizada que ayudaba a mantener el orden social.
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