Tebanas es la segunda obra que me decido a ver, en esta 71 edición del festival de Mérida, esta vez representada en el teatro María Luisa por parte de la compañía “Ay teatro”. Actores jóvenes -qué envidia- que ponen en pie un texto limpio y bien construido. Texto resume las dos leyendas de Tebas, desde Edipo hasta Antígona.
Como siempre, un lío familiar de reyes y traiciones que, al cabo del año, puede olvidarse. Por eso el Festival de Teatro de Mérida cada año procura refrescar estas leyendas griegas. Tebanas resume, según esto, de forma sencilla, quién es quién entre tanto personaje.
Pues bien, dentro de los parámetros que hemos descrito para los textos antiguos de teatro clásico, Tebanas es deudora o víctima de las mismas carencias. Resumiré, de todas formas, dichas carencias.
CARENCIAS DE LOS TEXTOS ANTIGUOS.
Las carencias de los textos antiguos, se trate de Sófocles, Esquilo o de quien sea, se producen porque estas obras funcionan con otros parámetros. Apelan a otro tipo de espectador, distinto al espectador de hoy día. Un público ávido de dramas trágicos y sangrientos y de líos familiares.
Ignoro si los que acudían al teatro hace 2000 años estaban interesados en los dilemas personales que se presentan en los argumentos de hoy día. Los textos antiguos no plantean conflictos interesantes. Se limitan a tocar estas dos teclas, líos familiares y sangre.
Líos familiares donde el espectador se entretenía distinguiendo al cuñado del hermano, del padre, del primo, del sobrino… y sangre, conmoviéndose ante un rey que se saca los ojos, una madre que se acuesta con su hijo y se suicida o una muchacha condenada por una ley injusta. Pero sin condenar la ley, considerándola un destino ineludible al ser voluntad de los dioses, de un rey o de la comunidad. Se limitaban a horrorizarse. Aquellos espectadores se estremecían ante la diferencia tan abismal que había entre la levedad del pecado cometido y la crueldad del castigo, y eso les bastaba. Esos eran los intereses.
EL ESPECTADOR DE HOY.
Hoy día nos conmueven planteamientos distintos, distintos problemas morales y éticos, injusticias cuya o condena o solución o respuesta no es redonda y encierra cierto tipo de contradicción; situaciones donde, se elija una u otra entre distintas posibilidades, todas son imperfectas y eso nos atrae en una narración moderna.
>Trasladar los intereses de las narrativas clásicas a los intereses de las buenas narrativas modernas resulta complejo y el adaptador o dramaturgo que se inspire en la mitología griega antigua se encuentra con unas trabas difíciles de ajustar a las necesidades de hoy.
EL TEXTO.
Aun así, el texto de Álvaro Tato se ejercita a fondo, pero por lógica atiende a cuestiones más sencillas de resolver. Considera que el espectador sabe a lo que viene y no ambiciona encontrarse con un argumento de intriga, como si lo haría ante una película moderna o una novela de actualidad. Sabe que el espectador de obras cásicas acude al teatro resignado a ver dramas escabrosos con un lío familiar de cojones, cuyo atractivo no está en los puntos de giro y en las sorpresas argumentales, sino acaso en la imaginativa puesta en escena que se ofrezca. Atento a cómo, de forma ingeniosa, se resuelve el ahorcamiento de Yocasta o la invasión del ejército enemigo a las puertas de la ciudad.
LA PUESTA EN ESCENA.
Tebanas, por tanto, es una obra representada por seis actores, dos hombres y dos mujeres, utilizando como único elemento unos mástiles, que unas veces se emplean como entrada a una cueva, otras como cayados de ancianos adivinos, armas, rejas de prisión o similares. El grupo “Ay teatro” maneja todos estos elementos y otros con la predecible imaginación que se le presupone a una compañía profesional.
EL VESTUARIO
El vestuario, colocándose aditamentos de colores diversos, el rojo representando la realeza y el amarillo representando la figura del príncipe, por ejemplo, distingue con este minimalismo el papel que se interpreta en cada momento. Es típico encontrarse con estos recursos imaginativos, todos similares, en las distintas obras de teatro clásicas. Constituyen un modelo predeterminado para cualquier puesta en escena de hoy día, que todo grupo profesional ha de adoptar. Elementos minimalistas, cambios rápidos de escena y de vestuario, con pocos elementos, todos ellos imaginativos, uso ingenioso de la utilería de mano y atrezzo, juego de alturas, etc.
SÁBANAS ENSANGRENTADAS.
También se usa la utilería de forma ingeniosa, como digo, como puede ser los muertos representados con sábanas que se arrojan al escenario. Fue la idea más vistosa de los recursos empleados.
EL MAYOR ACIERTO. Tebanas
El mayor acierto en la selección de textos fue elegir también a Aristófanes, una obra cómica entre tanto drama. Oxigenó, refrescó el conjunto y la propuesta lo agradeció. De repente, vimos a actores dramáticos transformarse en comediantes y, aparte del homenaje a Aristófanes, de tono diferente y divertido, nos sorprendió el cambio de registro de los intervinientes.
El vestuario también incrementó su presencia en este momento, con añadidos que simulaban gorros de campesinos, del propietario de finca o de Plutón. El servilismo cómico y estereotipado de los sepultureros produjo una sensación divertida. La obra se diversificó y provocó un impacto en el espectador. La forma de interpretarlo, los gestos y la aparición de Caronte complementaron la escena.
Gestos farsescos, exagerados, movimientos dinámicos, haciendo un alarde más espectacular aún de la utilería. Un cajón simulando un ataúd, transformado en barca, globos negros, y un texto que, de forma simpática, contrastaba con el mensaje dramático de que “todos vamos a morir y todos desapareceremos de la faz de la tierra”. Todo ello conmocionó. Fue el momento más brillante a destacar.
LA ACTUACIÓN. Tebanas
La actuación responde igualmente a parámetros establecidos para cualquier obra de teatro clásico y para cualquier grupo profesional de ahora. Son los parámetros obligados, de algún modo, por puro hábito de hacerlo así y que son identificados por el espectador de hoy como un estilo propio de un género. Se incluye, como digo, en estos parámetros también el modo de actuar vistoso, con cambios de registro dinámicos. Dinamismo también en el movimiento y en la expresión corporal, así como el empleo de la cadencia moderna a la hora de la dicción. Tebanas
Ver como un personaje se coloca un aditamento, interpreta a Yocasta indistintamente de que interprete más adelante a Ifigenia o que cante y luego actúe como secundario, o forme parte del coro griego para, acto seguido y sin transición, tocar un instrumento son cuestiones no solo admitidas, sino admiradas por el espectador, acostumbrado a estos espectáculos. Convierte dicho espectáculo en más agradable a la vista, al ver que no se sale de las líneas acostumbradas.
LOS PUNTOS FUERTES.
Que los actores sean versátiles y lo mismo toquen un instrumento como muestren sus habilidades para el canto y la ópera es un añadido de agradecer en el currículum profesional de los intervinientes. La dirección escénica, es decir, el movimiento de los actores creando cuadros y la dirección artística, llevada a cabo por Yayo Cáceres y que consiste el adiestramiento individual en gestos y registros, en matices y silencios, es destacable. Hay un gran trabajo y una gran coordinación de todos, a la hora de llevar ese ritmo acelerado, como corresponde a la cadencia moderna el desarrollo de la obra. Tebanas
LIMPIEZA DEL TEXTO.
El texto ha de desarrollarse con rapidez y agilidad o bien diríamos con agilidad y soltura, y eso implica imprimir cierta velocidad a la dicción, cosa necesaria a la hora de imprimir soltura. El texto tiene que incluir las reiteraciones necesarias, aclaratorias, sin llegar a ser pesado. A la vez, tiene que exponer el desarrollo del drama, con réplicas y contra réplicas veloces, pero que lleguen al espectador de manera legible. De algún modo, esto se consigue y es muy loable, porque un texto se pone a prueba en tales circunstancias, y más ante un texto antiguo o de imitación antigua o de adaptación de lo antiguo, difícil de comprender en sus múltiples matices, sobre todo para aquellos espectadores no tan aficionados a indagar en relaciones familiares. Tebanas
RESPECTO A LOS DRAMAS FAMILIARES.
Cabe recordar que incluso para obras modernas, por ejemplo, telenovelas, hay un público ávido de relaciones familiares complejas. Un público muy determinado que, sin embargo, no es un público habitual de teatro, menos aún de teatro clásico grecolatino. Por tanto, el texto tiene que hacer una labor de desbroce e identificación rápida de los personajes principales a modo aclaratorio y en esa tarea, texto y puesta en escena tienen que jugar a la par para clarificar estos puntos. El texto de Álvaro Tato es consciente de esta tarea y la lleva a cabo con eficacia.
LA MÚSICA Y EL TEXTO. Tebanas
De cualquier modo, punto fuerte a favor de las Tebanas, de “Ay, teatro” es la mescolanza de texto y música en proporciones adecuadas. La obra no deja de ser teatro acompañado de música y las proporciones, llevadas a cabo por los mismos artistas, son adecuadas. Parece una nimiedad, pero a la hora de conseguir un efecto final en el producto supone un quebradero de cabeza ajustarlo bien, en su justa medida.
Música y canto no deben comerse la dramaturgia. Conseguir que el teatro no resulte insuficiente en sus dosis musicales, que estas complementen, pero que no anulen la parte textual e interpretativa es un reto. Lograr que todo quede en un conjunto armónico es complejo.
Los que nos hemos dedicado a adaptar textos y, de igual modo, a subirlos a escena, lo sabemos. Porque depende en gran medida del espectador del siglo XXI. En fin, un punto positivo que nadie le dará por este logro a Álvaro Tato.
Y en definitiva, ya veremos si en otras obras haré el mismo trabajo de análisis que en las Tebanas o en la Numancia de Cervantes. Como no me pagan, ni me lo agradecen, ni siquiera en comentarios en el cajetín de abajo, trabajo a mi bola y porque me apetece. Así que no me exijan cosas por las que no cobro y que solo me mueven a hacerlas mi buena voluntad y porque quiero. Hasta otro artículo. Si es que lo hay.
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