El método más práctico para tener razón en cualquier disputa consiste en escuchar la mitad de lo que te dicen. Propóngale a su adversario que le cuente los pies a un gato. Su adversario comenzará: uno, dos, tres… ¡lo ves!, ¡lo has reconocido: ¡tres!
Parece tonto pero lo vemos a diario. El juego consiste en no permitir que el rival acabe, en interrumpirle cuando lo que diga le sea favorable. A partir de ahí, usted deberá explotar en una serie de ironías, petulancias y chulerías para ridiculizarle. Usted sabe que, si hubiera terminado, hubiera contado «cuatro» pero interrumpiéndolo demostró que eran tres (imaginando que a usted le interese que sean tres)
Escuchando a medias, tomando el rábano por las hojas o interpretando de forma aviesa, se ganan batallas.
Otra cosa es quién tenga razón, aquí de lo que se trata es de ganar.
Interrumpa, no deje hablar, y cuando su rival este a medias de argumentar, juegue con las palabras, retuérzalas. Si tiene un cómplice, cambie con él de tema concluyendo la disputa. Evite los razonamientos ajenos completos, porque ahí puede estar la razón y puede que usted no la tenga; puede descubrir que su ideología no es tan férrea o puede que los demás le venzan. Interrumpa, todos lo hacen. Si renuncia a interrupir, no ganará nunca.
Cuando el rival intente matizar, ríase poniendo en solfa su poco vigor argumentativo. Porque, al final, lo que importa es la claridad, «blancos» o «negros», y no esos «grises»
Los grises siempre son blandos, ¡aprovéchese! Ironice, venga. Juegue con los tonos de voz, desprecie y, con suerte, su rival acabará pataleando de rabia y su infantilismo será prueba de su sinrazón. Y una vez vencido y desarmado el ejército ajeno, haga como si no tuviera importancia, muéstrese sereno, paternal, porque lo que importa es la presencia escénica. Así vencen los vencedores. Así ganan los que le encuentran los tres pies del gato.
Publicado en prensa de papel (La Voz del Tajo- Talavera de la Reina) el 3 de febrero de 2015)
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